Papas rellenas, loterías, quesillos, afiches de los equipos de beisbol… Las ventas informales (acompañadas muchas veces de mendicidad) se han apoderado del aeropuerto, Tanto en la terminal nacional como en la internacional.

“El aeropuerto de Maiquetía va
a terminar como el Nuevo Circo”

Quienes usan las instalaciones señalan que además de este fenómeno, que afea la imagen del país para quienes llegan, la inseguridad campea en estacionamientos y áreas externas.

Maiquetía.- El deterioro social y de infraestructura parece apoderarse de cada espacio del Aeropuerto de Maiquetía. El primer terminal aéreo del país, el que registra mayor movimiento de pasajeros e inversión continua para prestar mejor servicio a sus usuarios luce descuidado, con vendedores itinerantes en sus áreas externas, mendigos que deambulan en los establecimientos de comida rápida, un estacionamiento anarquizado y la ausencia de alcabalas de seguridad.

“Si seguimos a este paso, el Aeropuerto de Maiquetía va a terminar como el Nuevo Circo de Caracas. Y no es exageración. Porque en su momento el Nuevo Circo fue un terminal decente para quien iba a viajar en autobús, pero nadie le puso control y hoy es un antro. El aeropuerto luce como sin dolientes. Yo soy viajero frecuente, quizás uno o dos veces por semana vuelo, y cada vez que vengo hay nuevos vendedores ambulantes, menos vigilantes, más impunidad. Esto hay que detenerlo, porque si no también vamos a perder el aeropuerto. Esta no puede ser la imagen para quien llegue al país”, dice Leopoldo Rojas mientras ve con cara de resignación a un hombre en bicicleta, vendiendo a gritos “exquisitas papas rellenas” en la puerta de salida.

Lo que expone Rojas no parece exagerado cuando se recorren instalaciones. Un hombre ofrece almanaques y afiches alusivos a equipos de beisbol venezolano al lado de la cola de chequeo para vuelos internacionales. Otro con una cava vende quesillo a viajeros y maleteros del terminal nacional. Intercambio de euros y dólares es público y notorio. Y en las entradas y salidas peatonales del aparcadero y del terminal internacional se alquilan teléfonos, se vende café, cigarros, arepas, chucherías, forros de celulares y almuerzos ejecutivos.

“Decir que el aeropuerto presta malos servicios es mentir. Se ve una disposición a mejorar en estructuras internas, pero hay detalles recurrentes que se deben corregir de inmediato antes que se magnifiquen. El estacionamiento es inseguro y debe ampliarse, las caminerías tienen el asfalto deteriorado y la presencia de economía informal minimiza otros esfuerzos”, advierte otra usuaria del aeródromo, Regina Mora.

Para algunos usuarios, desde que dos de los edificios del urbanismo Maiquetía, ubicado en los espacios aeroportuarios, fueron ocupados por familias de Marapa-El Piache, los vendedores ambulantes aumentaron, pero la mayoría dicen vivir en el barrio Aeropuerto o Santa Eduvigis. “Yo sé que uno no puede estar aquí, los guardias nos lo dicen, pero tenemos derecho al trabajo y no estamos en nada malo. Nuestros clientes son en mayoría los empleados”, comenta una de las chicas que alquila teléfono que se identifica como Yamileth.

La mayoría de los informales está en el Internacional. Sin embargo, es en la parte superior del terminal nacional donde hay más indigentes. “Como hay menos movimiento de pasajeros, los indigentes se vienen para estos bancos externos y duermen allí. A quienes trabajamos en guardias de madrugada nos preocupa, pues uno nunca sabe cuando ellos podrían reaccionar de manera violenta. La seguridad en las zonas externas es pésima, y en el estacionamiento el concesionario lo que se ocupa es de hacer sus reales, no de invertir en seguridad”, opina Michelle Díaz, empleada de una de las tiendas.

Voceros no autorizados del Aeropuerto de Maiquetía recalcan que el ente encargado de la seguridad y de operativos de profilaxia es el Destacamento 53 de la GN. El Universal intentó obtener la versión oficial del Teniente Coronel Frank Coello, quien comanda el destacamento, sin obtener respuesta.

NADESKA NORIEGA ÁVILA | EL UNIVERSAL
sábado 6 de noviembre de 2010