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    HomeElecciónesJUAN CARLOS ZAPATA: “El general, el capo y el Presidente” (III)

    JUAN CARLOS ZAPATA: “El general, el capo y el Presidente” (III)

    La pelea era sin cuartel. Pero en esa lucha de generales, entre
    Acosta Carles y Alcalá Cordones, con Hugo Chávez en el medio.

    Se degradaban ellos entre sí,
    al Gobierno y al chavismo

     

    VII

    Empresarios y dinero con Acosta Carles Una vez instalado en la Gobernación, Acosta Carles conquistaba a los empresarios que lo visitaban, y sin pérdida de tiempo establecía convenios de cooperación. El enamoramiento entre los empresarios y el gobernador era automático.

    Por el estilo. El derroche de simpatía. Y lo fundamental: creía en el capital. Creía en la iniciativa privada.Ymásbien le fastidiaban aquellas peroratas de Chávez instando a que las cooperativas no podían cobrar lo producido, puesto que allí siempre estaría el Papá Estado para reponer el capital
    de trabajo. En política de vivienda es donde se va a notar la mayor diferencia con el gobierno central de Chávez y Diosdado Cabello. Es
    que mientras reclamaba al ministro de la Vivienda, Luis Figueroa, ficha de Diosdado Cabello, que no enviaba recursos para construir casas en Carabobo, el gobernador firmaba acuerdos con la banca privada, garantizando el financiamiento de desarrollos habitacionales. Aquí es donde opera de
    la mano, entre otros empresarios, de Carlos Batistini.

    Los reclamos agudizan los problemas con Cabello. Y con su relativo éxito en materia de vivienda, Acosta Carles ya anticipaba la crisis que en perspectiva es lección para “su padre político”, quien ha encontrado la solución interviniendo la industria de la construcción, expropiando conjuntos
    residenciales y metiendo presos a promotores y constructores.

    Pero la mayor molestia de ladirigencia regional del Psuv –Ameliach y su combo- era que entonces él se negaba a trabajar con empresas de maletín recomendadas por la dirigencia del partido. No sólo se negaba, sino que también lo decía, y lodenunciaba. No era un riesgo dispuesto a correr.
    Optaba por lo seguro. Con empresas que respondían por los contratos asignados. En el programa de Carlos Croes, en Televen, no se va a ir
    por las ramas.Ya la ruptura estaba desatada y, por tanto, de nada servía seguir guardando secretos. Así que apuntó que 50 empresas recomendadas
    por el partido de gobierno no ejecutaron las obras, y en cambio 330 no recomendadas sí cumplieron con los contratos. Y en verdad, de los gobernadores chavistas, al cabo de 10 años de revolución, era el único en mostrar una obra en materia de construcción de viviendas. Donde fracasaban gobernadores y ministros, él al menos podía exhibir como vitrina urbanizaciones, casualmente algunas de ellas levantadas en terrenos de
    los Maldonado.

    El agua debajo del puente no dejaba de correr. En este punto de la distancia y el conflicto, Acosta Carles podía sacar cuentas:

    ¿valió la pena la lágrima vertida en el Parlamento? ¿Yel discurso? ¿Y la sensiblería? Entrado en el terreno del poder y las decisiones, se percataba de que el ánimo del Gobierno no era algo que compartiera en demasía. La admiración por Chávez no justificaba en modo alguno la traición de losprincipios.

    ¿Cuáles? Que no negaba sus relaciones empresariales, y señalaba, contrario a Hugo Chávez contrario a HugoChávez, queser rico no es malo, que los pobres tienen que dejar de ser pobres y que los empresarios pueden hacer con su dinero lo que quieran, como comprar lanchas, carros de lujo, aviones. De hecho, en el discurso ante la Asamblea Nacional ya anticipaba que los empresarios debían dedicarse a producir y no meterse en política.
    Aquellos principios lo ponen en el ojo del huracán. La verdad es que se habían equivocado con él. Evidente que la toma de las empresas, en diciembre de 2002,no significaba ser militante de un discurso antiempresarial ni antiimperialista ni anticapital. Cuando eructó frente a las cámaras lo hizo en defensa de un gobierno en peligro, y consecuente con una antigua relación; tal vez en memoria de la amistad de su hermano el catire con el ahora presidente Chávez.

    Hoy todo resulta más claro para la opinión pública. Pero el poder chavista ya lo sabía. Por ello, apenas alcanza la Gobernación comienzan las diferencias y los ataques. Ya se le decía que era millonario. ¿Y él que dice? Al periodista Rafael Rodríguez Olmos, en Últimas Noticias del 28 de marzo de 2004, respondía que “soy multimillonario en capacidad humana”. Explicaba que en 1992, siendo observador de la ONU en El Salvador, devengó un sueldo por año y medio de 5.000 dólares mensuales y en vez de gastar ahorró casi $100.000, que invirtió en ganadería a su regreso aVenezuela.

    -Soy cebador. Ese es el origen de mis bienes –declaraba. Cebador como Baduel, que tenía su ganado en Barinas.

    Qué manía la de los militares con la carne, el ganado y la tierra. Su respuesta a Rodríguez Olmos era muy a propósito de que los rumores, cuyo epicentro estaban en el Psuv, lo vinculaban a negocios controlados desde la Gobernación, acumulando fortuna a través de testaferros.

    En cuanto a la acusación denepotismo, hay que decir que no era práctica exclusiva de Acosta Carles: desde Chávez, pasando por Diosdado Cabello en los tantos cargos que ha ocupado, siguiendo por Reyes Reyes en Lara, continuando por Barinas con el padre, la madre y los hermanos de Chávez, entrando a Pdvsa con los Ramírez, ¿qué se puede decir? La administración chavista hizo del nepotismo política oficial.

    VIII

    La política sucia y la hora de los Makled

    Sin embargo, era hueso duro de roer, el gobernador Acosta Carles. El general Clíver Alcalá Cordones, siempre respondiendo a las órdenes de Chávez, comienza a presionarlo, a denunciarlo, a sabotearle el trabajo. El 26 de setiembre de 2008, el gobernador denuncia que los médicos cubanos
    acreditados a la Misión Barrio Adentro en Valencia han saboteado la construcción de un centro de educación inicial que dependía de la Fundación del Niño presidida por su esposa, Claret del Corral de Acosta. En la operación de sabotaje, los médicos cubanos habrían contado con el apoyo del general Clíver Alcalá Cordones. En consecuencia, el gobernador alza la voz:

    -Yo le pido al señor Clíver Alcalá que no siga saboteando la gestión de gobierno. Yo no quiero problemas. Quédese tranquilo con su casino ilegal en el cuartel. Siga jugando bingo y rematando caballos. No se meta en la política del gobierno bolivariano de Carabobo. Señor Presidente, usted que es mi padre político pródigo, ordene al señor Clíver Alcalá que no le sabotee la gestión a la primera dama.

    No hay que hacer mucho esfuerzo para leer entrelíneas hasta dónde se había alterado la relación, y hasta dónde el chavismo, con esta pelea de militares, Chávez, Acosta, Alcalá (activos y retirados), se había degradado. Las acusaciones mutuas, empinándose más allá de lo político, alcanzando
    el pantano, el estiércol.

    En un libro que escribí (excúseme el lector la autocita) comenzando los 90, Los venenos del poder, ya daba cuenta del recurso de las acusaciones mutuas de la dirigencia de AD y Copei para obtener rédito político. El resultado fue que se degradaban entre sí, degradaban los partidos y, porende, al sistema. No había cuartel en aquellos insultos. Hay que recordar que se llegó al extremo de hablarse de narcocampaña, narcocandidatos,
    narcodiputados, etc.

    Pero AD y Copei llevaban 40 años en el poder. El chavismo cumplía una década. Y el tremedal lo alcanzaba. ¿Casino en un cuartel? Eso decía Acosta Carles de Alcalá Cordones. Y reclamaba a Chávez, el “padre pródigo”, el que lo había abandonado, a que interviniera. Pero por el contrario. A Chávez parecía interesarlela pelea de los generales.

    Y lo que se reclamaba no era que el general gobernara mal o bien a Carabobo, sino con quién gobernaba y a qué empresarios entregaba los contratos, los negocios, las pólizas de seguros, los servicios médicos, los depósitos bancarios, los patios y la aduana del puerto de Puerto Cabello,
    mientras el puerto estuvo bajo su responsabilidad.

    Aunque lo que menos podía sorprender, enel reclamo mutuo, era el estilo, pues todos seguían la pauta usual del Presidente, cual es el insulto, el ataque directo, frontal. Por eso, cuando Clíver ataca, Acosta contraataca y dice que toda la pelea del general en su contra es porque su hermano, el catire José Francisco Acosta Carles, le negó una recomendación para un curso de Estado Mayor. Y por ello insiste en el tema de las
    empresas recomendadas por el partido. Y por eso reclama que no le envían dinero para construir casas, apuntando hacia el círculo de Diosdado Cabello.

    Entonces el gobernador va más allá y establece que la componenda en su contra tiene como protagonistas a Francisco Ameliach, Diosdado Cabello y Alcalá Cordones, supuestos autores del montaje de la relación “especial” con Makled. Acosta Carles no negaba que la empresa de Makled aparecía entre los contratistas de la Gobernación pero descartaba que debido a los contratos la Fundación Makled hubiera levantado todos sus recursos
    para hacer proselitismo y rechazaba ser el responsable de convencer al empresario Abdala Makled de lanzarse a la Alcaldía de Valencia y
    crearle un problema electoral y político a Chávez y al chavismo en la región. Por aquí se desenredaba parte de la madeja. Los Makled eran esencialmente un problema político. Así pued einterpretarse de lo dicho por el gobernador, de cuyas palabras asu vez surge esta otra pista:
    de los contratos no salió toda la plata. ¿De dónde entonces?

    No era secreto que los Makled habían ayudado al Gobierno a romper el paro de 2002-2003, y en retribución recibieron de Pequiven toneladas de fertilizantes para ser comercializadas, y la concesión de los patios del Puerto; además de contratos, y nexos y vínculos, influencia y cierta cuota
    de poder. (Con las rerevelaciones últimas de Walid se pueden ir haciendo enlaces).

    Es un hecho cierto que estuvieron entre los empresarios contactados por Sarkis Arslanian, el socio de Ricardo Fernández Barrueco, el boliburgués caído en desgracia en 2009, con el fin de ayudar al Gobierno a quebrar el paro empresarial y la huelga petrolera. Los Makled no eran los únicos. A los de Agroisleña también se les solicita cooperación. Y a Sindoni en Aragua. En cada estado se buscan aliados.

    Y no faltaron.

    En el paro hubo quienes vieron la oportunidad de entrar o consolidar negocios con el Gobierno y el Estado, ilusionados en desplazar al viejo empresariado y comenzar una nueva etapa de convivencia con la administración Chávez. Entonces, todos se creían boliburgueses.

    En este caso particular del paro, e lproblema no era la importación de alimentos, que de eso se encargaban Fernández y el Gobierno, sino la distribución interna. Y Sarkis sabía quiénes contaban con logística y transporte en el país. Allí, en Valencia, estaban los Makled. De modo que se incorporan distribuyendo alimentos en las zonas populares y también transportando combustible. Se calcula que los Makled aportaron al menos una centena de unidades de transporte.

    -Yo presté todas mis gandolas para que ellos pudieran resolver la situación del transporte del combustible. Y me pagaron quitándome mis empresas

    –confirma en Bogotá WalidMakled a CastoOcando. Claro, hoy si se pregunta en círculos empresariales y políticos, ¿conocesaMakled?, hay una respuesta inequívoca: nunca he visto a esa gente. Ahora nadie quiere dar señas ciertas de cómo resultaron conectados, enchufados.

    La historia sigue: “Mi Puerto Cabello, pedacito de cielo y negocio”.

    La conexión de los Makled entra en su punto crucial. ¿Quiénes lo ayudan?

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