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    El Gobierno se ha puesto al margen de la Constitución

    JOSÉ VIRTUOSO dice que los venezolanos están pidiendo a gritos diálogo y democracia El rector de la UCAB sostiene que cuando un gobierno se coloca al margen de la Constitución, la opción de la sociedad es resistir.

    La represión no logrará reprimir
    las exigencias de libertad

     

    El rector de la UCAB califica como “una auténtica aberración” la nueva Ley de Universidades y asegura que la manera como fue aprobada por la Asamblea Nacional ­en un madrugonazo­ la invalida.

    “Se quieren imponer elementos que no están presentes en ninguna filosofía educativa, en ninguna filosofía universitaria, y más bien pretenden destruir la institución universitaria”. Le advierte al Gobierno que con la represión no suprimirá las exigencias de libertad, de pluralidad y de democracia de la sociedad: “Un principio elemental de la dignidad humana es actuar en legítima defensa”.

    “Hay que activar la ciudadanía.  Si, como ciudadanos, no somos capaces de defender los ideales de la libertad, la democracia y la paz estamos perdidos”

    Dice que el 26-S se eligió un parlamento plural para abrir los espacios de diálogo y concertación. “Pero el Gobierno no reconoció esa realidad”.

    José Virtuoso es un religioso con una sólida formación política que a lo largo de su vida ha compartido el trabajo social de la mano de la Compañía de Jesús con los estudios, primero, y con la labor de investigación y docencia, después. Aunque ahora está al frente de la UCAB, dirigió por 10 años el Centro Gumilla, dedicado al análisis y formulación de alternativas para el desarrollo social, económico y político del país, posición que le ha permitido ver en primera fila los cambios experimentados por la sociedad venezolana “en este nuevo período histórico que comenzó en 1998”, según sus propias palabras.

    -¿Qué opina de la reforma de la Ley de Universidades aprobada el viernes en la madrugada?

    -Creo que es una auténtica aberración. Prescinde de toda la institucionalidad universitaria existente en el país.

    La institución universitaria venezolana cuenta con casi 290 años, una vieja data establecida con unos principios en sintonía con lo que es la educación superior en el resto del mundo. La nueva ley desconoce hasta el nombre, el calificativo, del personal docente y de toda la organización interna de la universidad. Elimina totalmente la autonomía universitaria, y la universidad pasa a ser una institución totalmente dependiente del Ejecutivo, pero sobre todo prescinde del concepto educativo. Deja de ser una institución para el conocimiento, la investigación y para la profesionalización. La universidad adquiere un perfil totalmente vago, impreciso y es una cosa difusa, que nadie termina de saber qué es lo que es. Es una ley totalmente inaceptable.

    -Lo que no lo señala la ley lo decidirá el “ministro rector”…

    -Eso es lo más grave. Todo queda en manos del Ejecutivo. Al ser tan imprecisa todo será a discreción del ministro.

    Es una ley que no se puede aplicar, y por eso es inacatable, no se puede acatar porque no se sabe qué es lo que se está mandando y qué está exigiendo. Hay que decir con toda claridad que es una ley cuya manera como fue aprobada la invalida. Se ha prescindido de toda discusión, de todo diálogo, de todo debate, y se impuso en un madrugonazo. Se quiere imponer una serie de elementos que no están presentes en ninguna filosofía educativa, en ninguna filosofía universitaria, y más bien pretende destruir la institución universitaria.

    -La marcha universitaria que salió a protestar la reforma el jueves pasado fue reprimida, ¿ese será el futuro de las protestas de ahora en adelante?

     -Con este paquetazo de leyes, el Gobierno, desgraciadamente, ha entrado en una etapa política en la que se ha puesto al margen de la Constitución, en medio de una sociedad cuya gran mayoría quiere ser democrática y quiere expresarse libremente, principios consagrados en nuestra carta magna. Esa sociedad quiere protestar, quiere decir su palabra, quiere expresar su disentir y su descontento, pero la respuesta que recibe es la represión.

    Creo que hay que decirle al Gobierno, en nombre de los principios más elementales de la democracia y de la Constitución, que respete la dignidad de las personas y su integridad física, que se respete la capacidad de disentir y el derecho que tenemos de expresar que estamos en desacuerdo con muchas de las cosas que hace este Gobierno, y que tenemos el derecho de ser respetados y oídos. El Gobierno no debe creer que reprimiendo va a suprimir las exigencias de libertad, de pluralidad y de democracia de la sociedad. Cuando un gobierno se pone al margen de la Constitución, la opción de la sociedad es resistir. Un principio elemental de la dignidad humana es actuar en legítima defensa. Esta sociedad tendrá que defender sus principios como lo hicieron los propietarios del sur del lago de Maracaibo, como lo han tenido que defender muchos empresarios y muchos sindicatos. Ahora nos tocará a las universidades hacerlo con más fuerza.

    -¿Qué han aprendido los venezolanos desde 1998 hasta el presente?

    –El primer aprendizaje de la sociedad venezolana ha sido que la polarización causa un daño terrible a la sociedad y que la única vía de construir el país es mediante la concertación el encuentro y el diálogo. Hemos aprendido que la sociedad podrá ser más democrática, libre y embarcarse en la ruta del desarrollo en la medida en que es mas inclusiva y ofrece más oportunidades.

    –¿Qué significó el 26-S para el país?

    –Los venezolanos, independientemente del signo político, vivimos las legislativas como una gran oportunidad y eso se tradujo en la alta participación. Entendimos que tener un Parlamento plural sería una ganancia tremenda para abrir los espacios de diálogo y concertación, pero el Gobierno no reconoció esa realidad. La vieja Asamblea aprobó a última hora una catarata de leyes y le da al Presidente una Habilitante para que legisle sin debate, buscando quitarle importancia a la Legislatura que se instala en enero. Desde el referendo de 2007 la sociedad venezolana está pidiendo a gritos la apertura del diálogo, la profundización de la democracia, que se respete la libertad, que haya más discusión.

    -¿Qué puede llevar a un gobierno a desoír ese mensaje? Parece una conducta suicida políticamente hablando…

    Es una conducta suicida, sin duda. Se supone que los gobiernos ganan legitimidad en la medida en que responden a las necesidades y clamor de la sociedad. Después del 26S esperábamos que el Gobierno tratara de tender puentes de diálogo, de integrarse, de concertar acciones con otros sectores. Pero no lo hace porque se mueve en un esquema muy limitado de aliados y enemigos y su razonamiento es que si los medios, las ONG, la Iglesia no están de acuerdo conmigo, son enemigos y hay que aplastarlos.

    Ciudadanos activados:

    Para el padre Virtuoso, 2010 fue un año marcado por el “hundimiento económico tras dos años en recesión; en lo político, vivimos la desinstitucionalización de la vida pública y en lo social, por la violencia y la inseguridad personal”. Advierte que el broche de oro fue la aprobación de un conjunto de leyes “dirigidas a cercenar la vida democrática, restringir los espacios de libertad, callar a los medios, limitar la información y acceso a las nuevas tecnologías, restringir la acción de las ONG, confinar la vida universitaria y de los partidos políticos”.

    –¿Cuáles son los retos que esperan a los venezolanos en 2011?

    –Defender la democracia frente al intento de algunos sectores políticos de restringir la libertad. Reconstruir el hábitat de nuestras ciudades, rescatar la vida urbana y la vida ciudadana. Y trabajar para construir la paz..

    –¿Cómo se le pide eso a las personas que perdieron su vivienda, a quienes no tienen trabajo o comida sobre la mesa?

    –Hay que activar la ciudadanía: los universitarios, defender la universidad; los partidos, defender el puesto que se ganaron en la Asamblea; los periodistas, defender los medios y la libertad de expresión. Las personas que están en los refugios tienen que organizarse, reclamar al Gobierno por una vivienda justa, digna y pronta. En las barriadas, las madres tienen que organizarse con la comunidad, con la escuela para promover la paz, para defender su seguridad, la de sus hijos y la de su familia. Si, como ciudadanos, no somos capaces de integrar la defensa de esos ideales a la vida cotidiana estamos perdidos.

    *JOSÉ VIRTUOSO:  Nació en Caracas en 1959 Es politólogo en historia de posgrado y rector de la UCAB. Dirigió el centro GUMILLA y Ojo electoral.
     


    Por: MARU MORALES
    MMORALESP@EL-NACIONAL.COM
    Política | Opinión
    EL NACIONAL

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