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    FANB entre golpes y votos

    Los dos altos oficiales de mayor confianza del Presidente están incluidos en la lista negra del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

    Entre la fidelidad al voto
    y lealtad a Chávez

     

    15 Oficiales y 3 ministros están señalados por Walid Makled como sus colaboradores. Al expresar que un triunfo opositor no sería aceptado por la FANB, el general Henry Rangel Silva, colocó al componente armado en el dilema usar la fuerza para sostener a Chávez.

    El caso de que la oposición tenga los suficientes votos para ganar una contienda electoral directa contra Hugo Chávez, ha sido un escenario estudiado por el Gobierno desde hace varios años. ¿Llegaremos a 2012 sin contratiempos, y en un escenario como el descrito, el actual Presidente entregaría el poder a un sucesor de la oposición, en una transición democrática clásica?

    En muchos venezolanos existe ese deseo y en líderes opositores se percibe como un objetivo viable a la luz de los resultados del 26 de septiembre. Sin embargo, dos eventos recientes nublan ese horizonte. Uno cuando el presidente Chávez alertó que de darse un triunfo opositor el país entraría en un escenario de violencia y otro cuando su Comandante Estratégico de Operaciones dejó entrever que la FANB desconocería un Gobierno de la oposición.

    Henry Rangel Silva, ascendido a general en jefe luego de tales declaraciones, además de resaltar que “la FANB está casada con el proyecto bolivariano”, vale decir, con una parcialidad política, expresó que: “La hipótesis (de un Gobierno de la oposición) es difícil, sería vender al país, eso no lo va a aceptar la gente, la FANB no, y el pueblo menos”.

    Sobre este escenario se han tejido varias hipótesis, pero todas desembocan en dos planteamientos: ¿Tiene el Presidente el control total de la FANB como para desconocer una elección presidencial? Y la otra es ¿estaría la FANB dispuesta a irrumpir con las armas para retener en el poder al presidente Chávez?

    Cohesión ideológica o personal:

    Los dos altos oficiales, de la mayor confianza de Hugo Chávez, están incluidos en la llamada lista negra de Clinton. Lista que oficialmente lleva el nombre de Specially Designated Narcotics Treffickers (SDNT lists) que significa Traficantes de Narcóticos Especialmente Designados. Ellos son el recién ascendido a general en jefe (Ej) Henry Rangel Silva, comandante de Operaciones Estratégicas y el general de división (Ej) Hugo Carvajal, jefe de Inteligencia Militar, además del ex ministro Ramón Rodríguez Chacín. Dicha lista es un registro que hace el Departamento del Tesoro para ubicar, investigar y establecer la identidad de todas aquellas personas vinculadas con el narcotráfico o con negocios o dineros provenientes del narcotráfico.

    Estar en esa lista es el primer paso para que una persona, en cualquier parte del mundo, pueda ser objeto de congelación de sus cuentas bancarias, orden de captura por Interpol o extradición a territorio de Estados Unidos. La medida abarca, no solo Estados Unidos, sino el resto del planeta, incluyendo a Europa y Asia, donde muchos trasgresores intentan encontrar refugios.

    Cabe destacar que en el caso de estos dos oficiales, los señalamientos son por vinculaciones con las FARC, por lo que para el Gobierno venezolano, estos mecanismos tienen un fin político.

    A los efectos de este análisis, no es relevante establecer si son ciertos o no, los señalamientos de las autoridades estadounidenses, sino los efectos que tiene en la política local, en la conducta del Presidente y en la cúpula militar.

    El panorama se complica cuando a esa lista se agrega ahora los señalamientos que ha hecho el acusado por narcotráfico, el empresario Walid Makled, quien vincula con sus operaciones financieras a otros 14 oficiales de alto rango y a tres ministros, sobre los que dice tener pruebas y las está ofreciendo a la justicia de EEUU. Es de destacar que al empresario Makled se le viene investigando desde el año 2003 por sospecha de actividades de narcotráfico. Así lo ha explicado la ex directora de la Oficina Nacional Antidrogas, Mildred Camero, quien ha detallado que en esas investigaciones participó además la DEA.

    Tal situación crea un escenario, que más allá de lo que establece la Constitución, en el sentido del rol institucional y apolítico que debe guardar el componente armado, se estaría en presencia de una cúpula militar cohesionada con el Presidente, no solo marcada por la fidelidad ideológica y personal, sino además por sus actuaciones en apoyo a las FARC, en la provisión de armas y estableciendo zonas de alivio para la guerrilla, tal como lo refieren los investigadores del Departamento de Estado. Ese elemento crea una necesidad mayor, debido a que estos altos oficiales se la han jugado por Chávez apoyándolo en su estrategia geopolítica, pero la consecuencia de ello es que sus nombres ahora están requeridos internacionalmente y estos oficiales no encontrarían otra salida en un Gobierno de la oposición.

    Cambios en la FANB:

    Hugo Chávez estructuró a la Fuerza Armada en tres direcciones: una administrativa (Ministerio de Defensa), otra operativa, (Comando Estratégico Operacional) y la Inteligencia Militar. Lo administrativo depende del Ministro, pero la Fuerza Operacional y la Inteligencia, dependen directamente del Presidente. Esto le ha permito al Presidente el manejo directo de las operaciones militares.

    Hoy el Jefe del Comando Estratégico y el Jefe de la Inteligencia Militar están en la lista Clinton. El Jefe de la Cuarta División (muy poderosa) esta señalado por Makled y 14 generales más con supuestas pruebas. Según el informe (último trimestre 2010) de la Agencia Nacional de Seguridad, ONG especializada en materia de seguridad y cuyos análisis son destinados a grupos privados, esto hace que el grueso del pensamiento de la Fuerza Armada Nacional esté cohesionado contra un cambio político en el país y por ello, tales señalamientos lo muestran como un ataque imperialista.

    Sostiene el informe de la ANS, que el segundo grupo de oficiales, que esta al mando hoy de divisiones y brigadas, en su mayoría están vinculados al Gobierno y sus políticas. Aun cuando el jefe de la 4° División, Cliver Alcalá Cordones, saliera ileso internacionalmente por el caso Makled, es abierto su apego al proceso Revolucionario. Desde sus inicios ha sido un hombre de muchísima confianza del Presidente y ha trabajado con los comandantes de batallones llevando el pensamiento socialista. La Cuarta División con sus jefes de las brigadas 41, 42 y 44 son generales alineados a las diferentes tendencias revolucionarias, aún cuando puedan ser oficiales institucionalistas. Igual ocurre con la Terecra División y las brigadas 11,12,13 y 14. De allí que el Ministro de Defensa y el Presidente aseguren que hay cohesión absoluta.

    En resumen, señala la ANS, las depuraciones desde 2001 han dado como resultado un modelo propenso al pensamiento socialista en el seno de la FA, aún cuando la institucionalidad sigue teniendo el mayor peso en la fuerza.

    Pérdida del poder operacional:

    Consultado el coronel José Machillanda, profesor de post grado de la Universidad Simón Bolívar, explica que a la luz de los resultados electorales del 26S, el Presidente comienza a entender que ha perdido la posibilidad de ejercer poder real sobre la sociedad venezolana. Pierde el ejercicio efectivo del poder, y el ejercicio operativo del poder, el cual ha ejercido, con el componente armado. Sostiene el analista que “el Presidente cae en un cuadro con una realidad que nunca se imaginó y eso crea una serie de reacciones absolutamente graves y riesgosas, distantes al Estado de derecho”.

    Para Machillanda, a partir de ahora vamos a comenzar a ver en la política venezolana, a un Presidente que está anunciando que se convertirá en un nuevo Tirofijo. Es decir, el empleo de un grupo de militares, que forman parte de la cúpula militar insolvente, porque está ausente de la ejecutoria de la seguridad militar (Klausevich), y con los cuales no tiene relaciones profesionales, sino de dominio y sumisión.

    Precisa Machillanda, que por ello acude a la fuerza, para que le sirva como elemento de poder y se olvida que el poder viene de abajo hacia arriba, que la legitimidad de origen se logra en elecciones, por cuanto es a través ella que los electores deciden quién debe ser su próximo gobernante. “El Presidente acude entonces al elemento fuerza creyendo que con él puede actuar como poder y en consecuencia podría permitirle, en contra de la decisión soberana, de mantenerse en el poder”.

    FAB dividida:

    Para el coronel Machillanda, el Presidente solo tiene influencia en la cúpula militar. Señala que en el entorno interno hay respuestas que no son nuevas. Hay un claro rechazo hacia la cubanización de las FANB, hacia la compra de un instrumental de guerra inoperativo y de tecnología antigua, la falta de planes de crecimiento del componente militar y hacia unos mandos que resultan, no del escalafón sino del amiguismo o de la cercanía ideológica con el Presidente.

    No obstante -sañala- la institución ha tenido capacidad para crear respuestas alrededor de los principios que los formaron hace 20 o 30 años atrás, de tal manera que no ha podido Chávez avasallar a la institución. Por eso es que, desde el punto de vista de la sociología militar, el Presidente solo puede ejercer control subjetivo fragmentario sobre la organización y no control sobre la organización. Porque él ejerce control sobre un grupo de hombres que le deben favores. Entonces los ubica, los coloca, acompañados además del delator y el comisario político.

    FABN y golpe de Estado:

    A diferencia, el informe de la ANS asegura que “el Gobierno tiene pensado y ha trabajado en ese escenario (pérdida de elecciones) desde hace 5 años. La Revolución se sostendrá y avanzará por la vía de los votos hasta que tenga que romper lanzas y continuar por la vía de la Revolución armada”. De manera que, alertan que los sectores opositores deberán trabajar sobre un escenario en el cual, de ganar la oposición, podría haber una acción de “uso de la fuerza” para desconocer un nuevo Gobierno, entender a la FANB en el contexto de un país dividido.

    Señala el informe, no se trata de civiles polarizados, se trata de gente armada y polarizada. Frente a las expresiones del Presidente y su Comandante Estratégico, “no parece ser seguro que la oposición llegará a las elecciones, que ganaría y que habrá un Gobierno de transición democrática, sin que del lado revolucionario exista una reacción”.

    Así lo han expresados el Presidente y los más importantes líderes. Por ello el Presidente en 10 años apoyó su gestión en la FAN (Plan A). Creó la Milicia Armada (Plan B). Y unos grupos armados de irregulares o grupos de choque (Plan C). En este último elemento coincide Machillanda al describirlo como el nuevo Tirofijo.

    Aliados no solo ideológicos:

    El acusado por narcotráfico, Walid Makled, ha señalado vinculaciones con 15 militares, la mayoría pertenecientes al Alto Mando Militar, con una característica común: están alineados con el proyecto de Hugo Chávez y son de su círculo de confianza.

    Encabezan la lista el general en jefe Henry Rafael Silva, Comandante Estratégico de Operaciones, autor de las polémicas declaraciones según la cual la FANB no reconocería un Gobierno Opositor. Pertenece al grupo que participó en el golpe del 4 de febrero de 1992. Le sigue el General Hugo Carvajal, jefe de Inteligencia Militar. Ambos además se encuentran en la lista negra del Departamento del Tesoro por haber colaborado con las FARC. La revista Semana, publicó en febrero de 2008 una denuncia en la que señalaba a Carvajal de haber facilitado armamentos a miembros de las FARC. Viene del grupo que participó en el golpe del 4F.

    El general Luis Mota Domínguez quien fue designado Comandante de la GNB, estuvo 9 años en inteligencia militar. Es señalado por Makled como uno de sus colaboradores, ideológicamente está muy comprometido con la revolución y en su Twitter tiene colgado el lema “patria, socialismo o muerte”.

    El general Cliver Alcalá Cordones, comandante de la 4° División de Infantería es un militar de la más alta confianza de Hugo Chávez y promotor de las ideas socialistas dentro de la FANB.

    El vicealmirante Carlos Aniasi Turchio, actual comandante de la Armada, es señalado por Makled como “amigo, socio y colaborador” desde que era jefe de Puerto Cabello.

    Sigue en la lista el general Wilson Martín Leal, quien fue oficial del Grupo de Transporte N° 4, que se encarga del transporte aéreo del Presidente. Sobre el oficial asegura que estaba en su nómina de colaboradores.

    El acceso a la justicia militar, Makled dijo que la obtuvo gracias al mayor Nelson Morales. En su lista están también los generales Néstor Reverol Torres, director de la ONA, Orlando Medina Miranda, Franklin Márquez, Antonio Velásquez, Gabriel Armas González. El coronel Fabio Zavarce Pabón y el capitán (r) Ramón Rodríguez Chacín.

    Por: Francisco Olivares
    folivares@eluniversal.com
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