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    MARTA COLOMINA: En Libia está tranquila la cosa… y aquí también

    Juran que no han visto evidencia de que se haya
    disparado desde helicópteros contra la población

     

    De las más de 30 mil personas que hasta el jueves habían logrado salir de Trípoli huyendo del genocidio ordenado por Gadafi, muchas cuentan horrorizadas la visión de cientos de muertos en las calles o enterrados en fosas comunes, asesinados por las milicias y los mercenarios del sanguinario dictador . “Crueldad de Gadafi estremece a la humanidad” es el título que define la masacre ejecutada con aviones de guerra y helicópteros que disparaban desde el aire contra los inermes manifestantes de Trípoli. Un juez libio de la Corte Penal Internacional calcula 10 mil los muertos y unos 50 mil heridos. Médicos que atienden los hospitales hablan también de miles. Como en Libia solo hay medios controlados férreamente durante 42 años por Gadafi (sueño que acaricia Chávez en Venezuela) la masacre ha sido oficialmente ocultada. Pero bastó ver al desquiciado tirano ordenando a sus mercenarios “matar a esas ratas” y “drogados”, al referirse a los miles de manifestantes que pedían su salida del poder, para saber que es un monstruo fuera de control capaz de los crímenes que reseñan los medios mundiales.

    Agencias como AFP, Efe, Reuters y AP informaban que Gadafi estaba perdiendo el control del país y pocas horas después difundían que Gadafi luchaba desesperadamente por mantener el control del oeste de Libia (donde se encuentra la capital), dado que la zona este del país, con las más importantes instalaciones petroleras, la perdió casi al iniciarse la revuelta. Muchos militares han desertado y unido a los sublevados, así como varios de los ministros de Gadafi y casi todos sus embajadores han renunciado en protesta por esos crímenes de lesa humanidad de los cuales no quieren hacerse responsables. El Mundo de Madrid reportó el viernes que “las milicias antigubernamentales se arman con lo que queda del ejército libio (… ) y poco a poco se acercan a la capital. Las fuerzas de Gadafi van perdiendo terreno”. El mismo día Al Jazira reporta que se sublevó la mayor base aérea de Trípoli.

    No hay gobernante, ni medios ni embajador, que no validen las versiones de quienes han podido salir de Libia y de los periodistas que están arriesgando sus vidas. Todos, menos Fidel Castro, el vergonzante Daniel Ortega, el embajador de Venezuela en Libia, Afif Tajeldine y Telesur, único canal extranjero que pudo acceder a Trípoli para desmentir lo que han narrado los testigos presenciales del genocidio. Telesur jura que no ha visto evidencia de que se haya disparado desde aviones y helicópteros contra la población. Es decir, que los informes que poseen Merkel, Sarkozy, Cameron, Obama y otros mandatarios que obligan a suspender el envío de armas a Libia y a congelar las cuentas suizas del “socialista” Gadafi, son visiones de la fantasía.

    De Ripley es lo afirmado por el embajador … ¿venezolano?, en Libia, quien con su castellano ininteligible es otra prueba de la degradación de nuestro servicio exterior. Tajeldine (que no se conmovió de los venezolanos que clamaban por ser sacados de Trípoli como denunciaban sus familiares) declaró el jueves “que hay calma total en Trípoli (… ) alrededor de la ciudad el ambiente es de tranquilidad (… ) Llamo a la calma en Venezuela. En Libia está tranquila la cosa, no existe lo que estamos escuchando por los medios de comunicación”. Acusó de “falsas” las noticias internacionales y concluyó con esta perla: “tenemos preocupación por nuestra gente, porque nuestra gente es muy nerviosa, pero verdaderamente en la vida real no hay nada” (sic).

    Según los ministros del show parlamentario, Venezuela está llena de paz y prosperidad, o sea, que aquí también está tranquila la cosa, aunque el estallido de Giordani y Eckhout ante la brillante intervención de María Corina (MC) demuestre lo contrario. Mientras las huestes de la esquina caliente enarbolaban la foto de MC con Bush, el Monje puso cara de tal para criticar que “opositores se reúnan con los genocidas del universo” y Eckhout gritó a MC ¡Hipócrita!” por haberse sentado “con el asesino más grande de este planeta”.

    ¿Padecerán de Alzheimer, Dios no quiera, estos chavistas desmemoriados? Porque MC no le regaló a Bush la espada de Bolívar, ni le dijo lo que Chávez al asesino Gadafi: “Lo que es Bolívar para nosotros, es Muamar Gadafi para el pueblo libio” herejía ratificada esta semana por el canciller Maduro: “La espada de Bolívar está dignificada en manos de Gadafi”. Bush no bautizó un estadio con el nombre de MC, ni le dio el título de honoris causa del Imperio, como Gadafi a Chávez (en economía, ¡vade retro!), el mismo Chávez que después de su ominoso silencio ante la masacre del pueblo libio, escucha complacido la defensa pública que su ujieres hacen del genocida Gadafi.


    MARTA COLOMINA | EL UNIVERSAL
    macolomina@gmail.com
    domingo 27 de febrero de 2011

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