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    Teódulo López Meléndez: Renacionalizar el petróleo: Lo propongo

    Debemos ir hacia el análisis socioeconómico de región por región, de zona por zona, de barrio por barrio...

    “El ciclo del petróleo terminará…”

     

    El mundo requiere energía, pero las exigencias medioambientales, de costos y de geoestrategia llevan a la búsqueda de alternativas. No sabemos cuántos años le quedan al petróleo en su preeminencia, pero sí que Venezuela es un petroestado y que deberíamos prepararnos para cuando este oro negro ya no valga el interés ni los dólares.

    Vivimos en la dependencia de los precios petroleros. Gastamos más de la cuenta cuando suben, tratamos de ahorrar en fondos especiales cuyo destino es diluido no se sabe cómo, importamos a manos llenas en una desaforada economía de puertos, nos endeudamos en lo externo y en lo interno.

    La historia de como el período democrático –y lo cito simplemente para contrastar con este- enfrentó el tema petrolero es conocido, creación de la OPEP, creación de CVP, término de las concesiones, internacionalización y nacionalización, sólo por mencionar algunos picos de este gráfico. Se tomaron, igualmente, medidas sobre el gas natural y se legisló abundantemente sobre bienes afectos a reversión, sobre reserva al Estado del mercado interno. PDVSA era admirada en el mundo, la política estaba fuera de sus puertas, se reinvertía en ella para mantener la producción. CITGO fue adquirida en 100 por ciento, así como la mitad de VEBA OEL, vendida la segunda y con el propósito de salir rápidamente de la primera, en un proceso que he llamado de venta de activos para evitar posibles sanciones económicas ante un zarpazo definitivo a la institucionalidad democrática.

    Con el llamado paro petrolero fueron echados a la calles casi 20 mil funcionarios de nuestra empresa, se rompió lo que ellos habían denominado “meritocracia” y se sumió en serios problemas a la industria. Hoy podemos decir que PDVSA ha perdido capacidad de producción y de refinación, se ha entrado en un proceso extraño de canje petrolero por vaquillas y otros elementos, se usa el petróleo como arma política de penetración revolucionaria y se subsidia a numerosos países que, atraidos por el olor a dólares, aceptan incluirse en el proyecto “socialista” del actual gobierno.

    Las estadísticas de producción señaladas por el gobierno no coinciden con las mencionadas por la OPEP ni por ningún organismo o publicación independiente que siga el negocio petrolero en el mundo. El personal empleado por PDVSA ha subido escandalosamente, convirtíendose en fuente de empleo burocrático. En efecto, ahora se senala en unos 97.591 empleados contra unos 69 mil existentes para el momento de la intervención grotesca despidiendo personal altamente calificado en cadena de TV y con un pito. Es decir, antes se producían 48 barriles por persona empleada, ahora 23 barriles por persona empleada.

    Numerosas demandas cursan contra PDVSA con la amenaza de que los arbitrajes puedan costarnos ingentes sumas. PDVSA es inauditable y costará un largo esfuerzo volverla a su condición de productora de petróleo, a su eficiencia administrativa. Está pendiente hacerle justicia a los miles de compatriotas despedidos que hoy sirven en el exterior o que se quedaron dedicados a actividades muy distintas de aquellas para las cuales se formaron.

    En el terreno de las decisiones políticas hay que separar de inmediato las funciones de Ministro de Minas y de Presidente de PDVSA. En este terreno es obvio, también, que no se pueden formular programas para un período de gobierno sino un plan que abarque un largo espacio de tiempo, sujeto a las correcciones necesarias sí, pero de largo aliento, por lo que deberá contar con un consenso básico. PDVSA necesitará una reorientación urgente para que se dedique a ser operador del negocio petrolero y energético, despojándola de inmediato de otras atribuciones y misiones con las que nada tiene que ver. Esas otras actividades, no abandonables, deben ir a los organismos específicos del Estado, por ejemplo los destinados al combate a la pobreza. Su reorganización debe ir hacia la creación de subdivisiones específicas. Hay que hacer una revisión muy cuidadosa de los convenios de suministro y de exploración de la Faja del Orinoco. PDVSA debe cotizar en la bolsa un bajo porcentaje de sus acciones. Y un planteamiento clave: es ahora cuando debemos alzar nuestra producción todo lo que podamos, por las condiciones del mercado y el proceso indetenible de sustitución de fuentes de energía. Deberemos fomentar la preparación de ingenieros, geólogos y químicos, además del rescate de nuestra gran riqueza humana en el área. En el plano ético debemos rescatar al Rómulo Betancourt de “Venezuela, política y petróleo” porque allí había un sueño, uno adaptable a este tiempo, pero bajo su ímpetu y visión transformadora.

    Es menester una revisión cuidadosa de la estatización a que fueron sometidas, especialmente en el Zulia, numerosas empresas privadas prestadoras de servicio a la industria petrolera, porque con ello se cortó la iniciativa particular y se sometió a sus trabajadores a una situación irregular. Es necesario revitalizar la industria del gas y la petroquímica. La seguridad jurídica es esencial no sólo en el negocio petrolero sino en cualquier posibilidad de recepción de inversión extranjera que en otro texto señalé como condicionada a la transferencia tecnológica.

    Responsablemente estimo que, si bien no se necesitan dotes adivinatorias para saber el estado en que el nuevo gobierno democrático encontrará a PDVSA, es temprano para emitir una opinión tajante de liquidarla y proceder a la construcción de un nueve ente petrolero. Seguramente PDVSA, o la nueva empresa, deberá ser de menor tamaño y con mayores alianzas con las universidades, centros de investigación y de enseñanza y a la infraestructura industrial nacional, tal como lo ha propuesto sabiamente “Gente del petróleo”. Hay que pensar también en la posibilidad de abrir sus acciones a la gente común, al venezolano que es realmente el dueño de la riqueza petrolera, con limitaciones por supuesto, para evitar una privatización que rechazamos de plano y tal como sucede con Ecopetrol y Petrobras.

    He hablado de que enfrentamos la transición más difícil de nuestra historia y ello incluye, obviamente, a la industria petrolera. Habrá que garantizar de entrada la despolitización, el nombramiento de una nueva directiva de la Casa Matriz sujeta a calidad y competencia y dejarle a ella, sin interferencias, la designación directiva en sus diferentes categorías. Tal como también lo propone “Gente del petróleo” se hará esencial un acuerdo con los sindicatos petroleros, una garantía a socios, contratistas y proveedores de continuidad, aunque ello no obvie la detección de eventuales compromisos dañinos a los intereses nacionales. Hay que extender una invitación abierta a todos nuestros técnicos, geólogos e ingenieros, hoy desperdigados por 21 países, a un regreso que seguramente será imposible de atender por buena parte de ellos, ya que habrán adquirido compromisos irrenunciables, pero puedan regresar o no hay que otorgarle los beneficios de ley que le fueron negados arbitrariamente por este régimen. Igualmente debe garantizarse a los trabajadores incorporados después del 2002 que no habrá represalias políticas de ningún tipo y que sólo basta la competencia y calificación para mantenerse trabajando por el país desde el negocio petrolero.

    Ciertamente la nueva directiva de PDVSA deberá tomar medidas técnicas y previsiones para garantizar la continuidad de las operaciones. Eso estará garantizado por la idoneidad y la presteza ejecutiva de los designados. La tarea será difícil y compleja, una que equivaldrá en la práctica a una renacionalización del petróleo. Lo propongo.

    Proyecto Nacional para una Democracia del siglo XXI

    El proyecto del presente régimen está contenido en el llamado “PROYECTO NACIONAL SIMÓN BOLÍVAR PRIMER PLAN SOCIALISTA -PPS-DESARROLLO ECONOMICO Y SOCIAL DE LA NACION 2007-2013”. Precisamente en el 2013 deberá tomar posesión el nuevo gobierno democrático y deberá establecer lo que comúnmente se ha denominado “Plan de la Nación”. Allí deberán estar los conceptos claves de un proyecto de país. Por la complejidad del tema lo abordaré en un largo texto que publicaré como un folleto separado. Hasta ahora he desarrollado un plan de gobierno, pero hay que enmarcarlo en el concepto general del país que se quiere y para eso hay que fijar los grandes lineamientos. Lo haré y lo propondré


    Teódulo López Meléndez
    teodulolopezm@yahoo.com
    @TeoduloLopezM

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