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    HomeElecciónesZenair Brito Caballero: "La educación como procedimiento moral"

    Zenair Brito Caballero: “La educación como procedimiento moral”

    Las bondades de la educación
    se replantean con regularidad

     

    Porque no hay comunidad que no tenga entre sus prioridades la buena formación de los individuos por medio de la praxis educativa. Se discute de la educación la forma y el contenido del desarrollo humano con base en presupuestos filosóficos y éticos que han de convertirse en valores fundamentales y con los cuales se rige la vida en comunidad.

    Existen valores inmersos en la actividad educativa y por tal es importante la participación de la comunidad con el fin de tratar los asuntos concernientes para una mayor comprensión del papel de la educación y de qué modo ha de orientarse. En lo concerniente con la educación se pone en tela de juicio el ideal de hombre que se anhela; se discute la conveniencia de contar con alumnos de excelente desempeño académico, cumplidores de su deber y dispuestos a seguir las instrucciones para un mejor rendimiento en las pruebas de evaluación, o, de si permitir el libre desarrollo de su personalidad de acuerdo a necesidades, inquietudes y capacidades, sin tanto énfasis en resultados escolares.

    Puede parecer una disyuntiva, pero, la realidad, es que hasta la fecha no se ha podido integrar vida académica, vida personal, emocional, familiar y social del estudiante. Las preguntas de ¿para qué se aprende? y ¿de qué sirve el conocimiento que se adquiere en la escuela? son recurrentes por la insatisfacción de padres y comunidad por el bajo rendimiento, la falta de sentido de ciudadanía y la poca o nula responsabilidad que muestran los jóvenes de las escuelas, liceos y universidades

    El problema de la educación consiste en decidir qué clase de ser humano ha de formar. Si un ser calificado en una profesión, hábil en un oficio y hasta buen trabajador, pero a su vez, un ser sin escrúpulos, dispuesto a lo que sea con el fin de obtener lo que se propone, sin criterios de ningún orden que hagan flaquear su conciencia respecto al daño que le causa a los demás, por conducta deshonesta y pervertida. O bien, un ser de buen carácter, solidario, incapaz de acto contrario a la rectitud de conciencia, pendiente de no ir a menoscabar el comportamiento moral por cosas que no deben hacerse en el trato con los demás. Respetuoso de todo bien colectivo y ardiente defensor de los derechos que regulan la vida en comunidad por lo que representan para el futuro y el bienestar en general

    Hay que preguntarse si la escuela está en capacidad de formar un hombre competente, integro, dispuesto a disfrutar la vida y a ser feliz. La insatisfacción por la calidad de la educación hace mella, todavía más cuando se es testigo de la clase de funcionarios y políticos egresados del sistema escolar venezolano que no escatiman oportunidad de abusar del poder, o de aprovechar formas de corrupción, componendas y aquello que les permite el relajamiento de valores bajo el principio de que “todo vale” cuando se asumen posturas despreciables. Lo más crítico es que quien así procede por lo general ha recibido educación en universidades venezolanas muy reputadas y con los más altos niveles de escolaridad. Se hace obligado talmente, replantear la función educativa bajo exigentes criterios morales y éticos.


    Por: Zenair Brito Caballero
    britozenair@gmail.com
    @zenairbrito

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