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    HomeMARTA COLOMINAMARIANELLA SALAZAR: Spanish revolution

    MARIANELLA SALAZAR: Spanish revolution

    Artillería de Oficio

     

    La magnitud de las protestas ocurridas en decenas de plazas por toda España, donde miles de personas permanecen acampando: jóvenes “indignados”, acompañados por jubilados, desempleados y amas de casa igualmente “indignados”, hartos de los gobiernos de izquierda y derecha que se alternan el poder, es un fenómeno cuya naturaleza ­aún­ no puede verse con claridad.

    Los manifestantes exigen una nueva forma de hacer política, más transparente. Reclaman “una democracia real, de verdad, participativa”. No han sido concentraciones para conspirar contra el Gobierno de España ni contra un partido en particular, sino contra el mal uso que los políticos han hecho de la democracia. Es decir, contra un sistema que no funciona: “Tenemos que cambiarlo por otro mejor que nos represente a todos”.

    Tanto en el gobierno de Rodríguez Zapatero como en la oposición se han quedado estupefactos, sin saber qué responder. Desconocen si se trata de una explosión de malestar social o de un movimiento organizado contra las elecciones celebradas el pasado domingo, en las cuales los socialistas recibieron más palo que una gata ladrona. Los “indignados” tampoco se sienten representados con el ganador Partido Popular, ni siquiera comentan los resultados de las elecciones municipales y autonómicas.

    Una de sus iniciativas, “No les votes”, ha sido claramente abstencionista, y es posible que no tenga repercusión alguna en el nuevo escenario de poder. Según los principios del denominado Movimiento 15 M, ni el Partido Socialista Obrero Español ni el Partido Popular los representan. Esos ciudadanos han hecho una serie de propuestas contra el desempleo, la corrupción, la independencia del Poder Judicial, la eliminación de privilegios en la clase política, empezando por el pago de los impuestos, y que se publique el patrimonio de los cargos públicos. Todos sus planteamientos se resumen en los eslóganes de los jóvenes que sufren 45 % del desempleo y aspiran a tener un futuro digno: “¡Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir!”, “¡Si somos el futuro, por qué nos dais por culo!”. Igualmente se han hecho sentir con sus lemas los desahuciados y las familias trabajadoras, “indignadas con causa y sin casa”, que no pueden pagar las hipotecas y se encuentran al borde de la miseria; demandan una solución ante las “hipotecas basura” y piden, incluso, la cabeza de los “banqueros ladrones, culpables de la crisis”.

    Las protestas han sido apoyadas dentro y fuera de España con carteles en los que se acusa al capitalismo de todos los males habidos y por haber ­ “Capitalismo = Enfermedad”­, y hasta pretenden que se expropien los pisos que tienen los bancos.

    El germen de la revolución está en el aire. Se respira en el ambiente. Uno de los graffiti que se registran en la Puerta del Sol de Madrid revela la presencia destructora de la antipolítica: “Todos sois el enemigo”. La antipolítica es el caldo de cultivo para una regresión autoritaria como la que vivimos aquí en Venezuela, donde la “indignación” puede ser la mecha que haga estallar el polvorín.

    Cuando la democracia no va acompañada de un aumento en el bienestar social, la antipolítica, apoyada con los recursos de las nuevas tecnologías, puede llevar a los españoles y a cualquier otro pueblo a un proceso de destrucción del sistema democrático y conducirlos hasta los brazos horribles del fascismo o hacia la peste del totalitarismo. Hay que evitar su indeseable regreso, aunque se tenga que montar guardia en la Puerta del Sol en Madrid, en la plaza de Tahrir de Egipto o en la no menos emblemática plaza Altamira de Caracas.


    Por: MARIANELLA SALAZAR
    msalazar@cantv.net
    @AliasMalula
    Política | Opinión
    EL NACIONAL

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