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    HomeActualidadÁlvarez Paz: No veo con buenos ojos una cayapa contra Capriles

    Álvarez Paz: No veo con buenos ojos una cayapa contra Capriles

    Oswaldo Alvarez Paz marcha contra la corriente y esgrime un discurso retador que plantea la erradicación de la demagogia en el debate de la dirigencia opositora.

    “No podemos convertirnos en
    prisioneros de la mayoría”

     

    ■ “Jugar a ser una caricatura de Chávez es una infatilada que conduce a una inevitable derrota”

    ■ “El problema cultural que tenemos exige ir a fondo. Erradicar la demagogia y no engañar a nadie”

    ■ Considera el precandidato presidencial Oswaldo Álvarez Paz que invertir tiempo, inteligencia y trabajo en realizar maniobras con la finalidad de cerrarle el paso “a gente dentro de nuestro mundo no es lo más correcto”.

    ■ Asimismo puntualizó el ex gobernador del estado Zulia que “ser caricaturas de Hugo Chávez conduciría –a quienes puedan caer en esa tentación– a una inevitable derrota electoral. Competir con Chávez en su terreno es una ingenuidad y una infantilada”.

    La ventaja de alguien como Oswaldo Alvarez Paz, que en principio pareciera tener muy pocas, es la zona de confort en que se mueve gracias a un discurso que puede tener las trazas de ser políticamente incorrecto. Eso lo exime de medir sus palabras, de ofrecer imposibles o de amarrarse a posturas que podrían permitir a un candidato ganar las elecciones aunque después haga todo lo contrario de lo que dijo.  

    –¿Crees realmente, que tienes chance de ganar?

     -Creo que sí. En todo caso estamos comenzando un proceso para sumar el suficiente respaldo y lograr un objetivo que no es, sólo, la candidatura de nuevo. El objetivo es llegar a la Presidencia. Hay condiciones objetivas para lograrlo, pero trabajando bien, con tino y sabiendo hacer las cosas.

    –Ante un pre-candidato desprendido de los demás existe un movimiento, incluidos los partidos históricos, para elegir un sólo aspirante que le dispute la candidatura. ¿Estás incorporado a esa iniciativa?

     -No estoy de acuerdo con ese tipo de cayapa. Se que hay conversaciones para tratar de lograr acuerdos, pero no estoy participando en eso. Algunos consideran necesario para parar a Henrique Capriles.Yo creo que no será necesario. Además, no lo veo con buenos ojos.  

    –¿Por qué? ¿Porque no lo le ves coherencia ideológica o porque consideras que se trata de una maniobra que no se hubiera dado si no se plantea ese cuadro electoral?

     -Creo que por la última parte de tu planteamiento. Además, la dirección político partidista se está agotando en el tema electoral y en las maniobras que ello conlleva. Y nos estamos olvidado de la política con P (mayúscula), de la política grande, de la fijación de posiciones firmes ante tantos problemas graves. Para la elección presidencial falta año y medio y no es que nos desentendamos del tema electoral, pero invertir tiempo, inteligencia y trabajo en maniobras para ver cómo cerramos el paso a gente dentro de nuestro mundo no me parece lo más correcto.  

    –Más allá de ese tipo de contingencias, ¿no existe en algunos pre-candidatos, la tendencia a repetir la receta chavista populista, como la única manera de avanzar en el terreno electoral ante el temor de que si se dice la verdad (la necesidad de adoptar medidas impopulares), la derrota es segura.

    -No quiero criticar a nadie, ni ser ácido con ninguno de los aspirantes del campo opositor. He tratado, y seguiré tratando, de evitar la confrontación lateral. Pero sí quiero decir que no me metí en esto para ser simpático, ni para que todo el mundo me aplauda, ni para convertirme en un prisionero de lo que digan las encuestas. Estas últimas te dan insumos para saber que debes cambiar, modificar las tendencias negativas y afirmar las positivas. Pero jugar a ser caricaturas de Chávez, u otras de sus ediciones, conduce, a quienes puedan caer, en esa tentación, a una inevitable derrota. Competir con Chávez en su terreno es una ingenuidad y una infantilada.

    –¿Existe esa tendencia en algunos aspirantes?

    -En algunas cuñas televisivas y mensajes se nota esa tendencia. Pero creo que no hacen ningún bien. Venezuela está exigiendo mucha reciedumbre y plantear las cosas por la calle del medio. Nuestras convicciones, ideas y principios, caminan, por lo menos en mi caso, en línea radicalmente contraria a las cosas que Chávez piensa, dice y hace.

    –¿Te atreverías a decirle a la gente que, en caso de llegar a presidente, tomarás medidas que afecten negativamente su nivel de vida?

    -Lo que debemos a hacer no disminuirá, más de lo que ya está, la calidad de vida. Al contrario. Si vamos a una etapa de ajuste macroeconómico como primer paso para impulsar crecimiento económico, desarrollo integral y progreso social, sobre la base de una economía libre, competitiva, orientada a las exportaciones, sobre los hombros del aparato productivo privado, estaremos haciendo lo necesario para mejorar la calidad de vida. No hay mejor política social que una economía autónoma y no dependiente del Estado-Gobierno. El papel de este último es brindarle apoyo, soporte e infraestructura al aparato productivo privado. Si soy presidente caminaré en esa dirección. Lo digo en todas partes y estoy dispuesto a discutirlo con quien quiera.

    –¿No te amarraría, como presidente, las obligación que tienen los pre-candidatos, de suscribir un programa mínimo común que debe cumplir el ganador?

    -Habría que ver. Mi programa mínimo se basa en principios y valores consagrados por la Constitución como la libertad y la propiedad. Ahí están las líneas maestras de un proyecto que se debe implementar en materia política, económica, social, de seguridad y defensa y relaciones exteriores. Pero también consagra la consolidación de una república federal, con autonomía de los estados, así como la municipalización de la vida pública, el desarrollo de la persona humana y el respeto total a su dignidad. Ese es el programa básico sobre el cual pretendemos actuar.

    –Los diagnósticos son fáciles de hacer y las propuestas fáciles de plantear. Lo difícil es su aplicación. Una de las tesis de candidatos con mayor edad es que ellos sí tienen la experiencia para enfrentar una situación muy complicada a la hora de gobernar con un Estado dominado por el chavismo.

    -Más que experiencia (y eso ayuda, siempre que sea buena porque las malas son perjudiciales), se necesitará mucho coraje para enfrentar las realidades que vengan con el cambio de gobierno. Tú lo dijiste, los problemas están diagnosticados y son primarios. Así que las soluciones también lo son. No vamos a reiventar las pólvora para aplicarlas. Pero habrá que romper con vicios, desviaciones, corruptelas y errores garrafales, en los cuales se incurre calculadamente, que tienen el país al borde del colapso.

    –Son vicios nada nuevos.

    -Ni creación exclusiva del actual régimen. También vienen de un poco más atrás.

    –Tú estuviste en posiciones de poder, ¿no eres corresponsable de esos vicios que, vienen de “un poco más atrás?

    -Ah bueno, pero por supuesto. Yo no reniego de mi pasado. Estuve muchos años en el Congreso (cinco períodos) y ocupé todas las posiciones a las que se puede aspirar. Fui gobernador del Zulia, reelecto con el doble de los votos. También me eligieron candidato a la presidencia, producto de las primeras elecciones primarias, universales y abiertas que se han hecho en Venezuela. No tengo una mala experiencia. Todo lo contrario y por eso he podido hacer las cosas que he hecho en la vida. Entonces, si para 1993 consideré que había condiciones objetivas para luchar por la presidencia, ahora las condiciones lo hacen más necesario.

    –¿No crees que esos factores negativos que forman parte de la vida del país, no sólo son responsabilidad de la dirigencia (chavista y no chavista), sino de la idiosincrasia venezolana? Y te lo pregunto porque las encuestas dicen que Chávez podría ganar de nuevo.

    -A estas alturas tenemos un problema cultural de profundidad. Por eso nuestro esfuerzo debe ser más exigente. Ir más a fondo, sin engañar a nadie y dispuesto a erradicar la tentación de la demagogia de nuestras palabras y actitudes. Cueste lo que cueste. A costa de nuestra popularidad y de nuestra simpatía. Aquí no necesitamos una reina de carnaval para la presidencia, sino un verdadero Jefe de Estado que comprenda que puede pasar a la historia con la incomprensión de mucha gente, pero haciendo lo que debe hacer. Al final, la historia reconocerá ese esfuerzo.

    -El problema es que un discurso como ese impide el acceso al poder.

    -No estoy tan seguro de eso, pero es mi deber. El país debe cambiar. Hay que sembrar una nueva cultura de respeto a la dignidad de las personas, del ejercicio de la libertad. Una nueva cultura económica y social, del trabajo, de la ética y moral para los empresarios. De lo contrario estaremos condenados a ser un pobrecito país, no del Tercer Mundo sino del Quinto, que es donde nos estamos quedando. Los dirigentes deben dirigir y no convertirse en prisioneros de lo que la mayoría esté pensando, por comodidad, ignorancia o desviaciones. Se impone una actividad pedagógica que ojalá entendiera la dirigencia política. Pero no menosprecio la inteligencia de la gente para comprender estas cosas y bien planteadas tendrán un efecto tremendo para generar corrientes de opinión favorables al cambio.

    Tendrá que rendir cuentas:

    –¿Qué piensas de quienes plantean la justa electora desde la perspectiva generacional?

    -Me dan ganas de reír. Me parece ridículo. Y no lo digo para menospreciar el planteamiento, pero los relevos generacionales no se decretan, sino que se dan progresivamente a través de los hechos. Venezuela necesita del empuje de los más jóvenes y de los no tan jóvenes por su experiencia, madurez, capacidad de reflexión y la fuerza que puedan tener. Es un problema de combinatoria Pero le hace un grave daño a nuestra potencialidad infinita plantear el debate en esos términos.Yo, que no soy un muchacho, me siento en plenitud de condiciones para cumplir las tareas a las cuales aspiro. Creo tener no sólo experiencia, sino condiciones adicionales que me permiten hacer una excelente presidencia. Ahora, no descalifico a los jóvenes y respeto profundamente sus grandes aspiraciones. Si las alcanzan los felicitaré. Si no, estarán más cerca que cuando se las plantearon. Pero hay una amplia coincidencia en cosas fundamentales entre los jóvenes y quienes somos menos jóvenes.

    –¿Qué sería de Chávez en un gobierno de OAP?

    -Depende de el. Por de pronto tiene muchas cuentas pendientes y le exigiremos que las rinda. Esto no signfica acoso ni persecución. Nada parecido a lo que él ha tratado de hacer con sus adversarios. Y quienes no la deben, en el mundo del chavismo, no deben temerla.Yo tenderé los puentes para lograr la normalización de la vida del país y la creación de áreas de entendimiento básico. Trabajaré para que las ramas del poder público recuperen su autonomía y cumplan los deberes señalados en la Constitución (lo mismo digo de las Fuerzas Armadas), porque todas ellas se han alejado de esos deberes. Ese es el reto mayor.

    –¿Cómo te ves en un debate con Chávez?

    -Lo estoy anhelado

    *OSWALDO ALVAREZ PAZ , PRE-CANDIDATO PRESIDENCIAL


    Por: ROBERTO GIUSTI
    domingo 5 de junio de 2011
    SUFRAGIO2012 | OPINIÓN
    EL UNIVERSAL

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