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    HomeCriticaLuis Alfredo Rapozo: Días de Poder

    Luis Alfredo Rapozo: Días de Poder

    Así se llama la última película llevada al
    cine del excelente cineasta venezolano

     

    Román Chalbaud, hombre comprometido –sin duda- con la revolución bolivariana encabezada por el comandante Chávez.

    Me parece que es una de las mejores películas realizadas en este estupendo florecimiento del ciclo de cine que se vive actualmente, donde la producción de obras está marcando un hito creativo y de logro, al verse la variedad y cantidad de trabajos. Negarlo sería injusto y miserable. Pienso que la producción de la obra fue esmerada tratando de conseguir todo lo necesario para ambientarnos en la época de los acontecimientos.

    La obra –“Días de Poder”- está bien lograda. Con un manejo magistral de los tiempos dentro de la película, que “…relata, sobre la base de momentos decisivos, la parábola de vida de Fernando Quintero, desde su lucha clandestina contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez; su ascenso como líder revolucionario; su acceso al poder institucional y la represión que antes había combatido. La muerte de su hijo Efraín, heredero de sus viejas convicciones, y de quien se siente asesino indirecto-pues lo matan en una manifestación contra el gobierno-, es el detonador que hace estallar la falsa realidad en la que ha tratado de esconderse y que irá conduciéndolo a un atormentado final, cargado de una enorme culpa y su voluntad de muerte…” según se puede leer en las reseñas de la misma.

    Cuenta Román Chalbaud que la obra fue escrita con José Ignacio Cabrujas en aquellos años de la década de los sesenta y la había tenido archivada y entonces, decidió rescatarla y sacar adelante el proyecto.

    Me parece muy interesante -por muchas razones- toda esta experiencia de “Días de Poder”: Lo primero, es que fue escrito en plena democracia representativa por un escritor crítico al status quo, pero símbolo respetado intelectual de una sociedad que le admira y lo valora con sus diferencias y creatividad indiscutible. Lo mismo, se puede decir de Román Chalbaud, quien no fue en realidad marginado, ni aislado de la producción nacional cinematográfica, ni de los favores del público. Es en estos tiempos que se pretende dividir a los venezolanos hasta en el financiamiento por parte del Estado de obras escritas, teatrales y cinematográficas. El que no está con el gobierno, difícilmente es financiado para escribir una obra crítica contra el gobierno o sus acciones, ¿O acaso, me equivoco? Es decir, hay que entender que el escrito de Cabrujas tiene sus limitaciones en el manejo de los distintos ingredientes que aliñan la Historia y las distintas fuerzas que actúan en un momento. Fue su visión de una situación con toda su carga ideológica en plena acción.

    Lo segundo que me parece interesante de la película, es que también en estos tiempos, se puede hablar de una traición al pueblo venezolano por los actuales revolucionarios, que no están limpios de culpa en doce años de gobierno sin interrupción. La corrupción sigue mandando como en otros tiempos. Lo cual hace pensar, que la película trasciende en el tiempo, al descubrir que mas adelante se pueden encontrar situaciones muy parecidas.

    Muchos expertos “corruptólogos” han coincidido en el hecho, que en este período de Chávez el pillaje ha sido vulgar, escandaloso y grosero como nunca. Y los ejemplos sobran a manos llenas. Hablemos por ejemplo de Fernández Barrueco y compañía de individuos relacionados hasta familiarmente con los gobernantes

    que han sido protagonistas de la barbarie roja en materia de “metedera de mano” en la cosa pública y que actualmente el silencio es el nombre de una película en agenda.

    Así como “Días de Poder” no rescata la parte positiva de la democracia representativa, debemos decir en contraparte, que en los actuales momentos si bien el presente gobierno tiene puntos favorables en su gestión, también es cierto que tiene críticas indefendibles por su ineficiencia y su corrupción pasmosa y en consecuencia, ambos asuntos deberían ser registrados como las dos partes de la moneda.

    La represión durante la década de los años sesenta fue bestial y eso es un hecho indiscutible. Y durante el gobierno de Chávez también se han visto cosas criticables como un general poniendo una canción de Alí Primera frente a una manifestación opositora, antes de atacarla a bombazos. Algo sencillamente despreciable. Igualmente, podemos hablar del caso Afiuni, entre muchos que descubren la suciedad de un gobierno sucio en el manejo de la justicia y de la voluntad de un autócrata, pero Chalbaud se tapa los ojos como uno de los tres monitos.

    Entonces, todo no es unicolor. Hay muchos matices en cada período y esa es la pata con que cojea esta película que tiende a “jalar mucho testículo” obviando lo complejo de una realidad que todos conocemos. Porque no somos marcianos.

    Vean la película y tengan su propio criterio. Yo no fui al cine, pero la conseguí a buen precio en esos caminos de dios…


    Por: Luis ALFREDO RAPOZO
    luisrapozo@yahoo.es
    @luisrapozo

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