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    HomeElecciónesLenín Valero: El disgusto no es bueno

    Lenín Valero: El disgusto no es bueno

     Hablar o escribir con disgusto
    no es conveniente…

     

    Porque salen a relucir las ofensas, los maltratos, los improperios y el irrespeto. Hay que guardar cordura. Para el reclamo hay tiempo; sin embargo, no hay ser humano que no se haya disgustado en la vida. Debemos entender a los zulianos que con la toalla en la mano secándose el sudor, escucharon de un vocero del gobierno que la falla eléctrica había sido por culpa del exceso de su consumo eléctrico.

    Maracaibo fue la primera ciudad de Venezuela en tener luz eléctrica, y no sólo eso, sino que el Zulia tenía la mejor empresa de energía eléctrica del país. Su mantenimiento era un orgullo nacional para los zulianos. La seguridad de servicio permitió el desarrollo de este gran estado, no sólo en materia petrolera y petroquímica, sino también en la industria manufacturera, metalúrgica, cementera, en la agricultura, la ganadería y la agroindustria. Los zulianos siempre se ocuparon de que su empresa eléctrica funcionara bien, hasta que la centralización del poder hizo que mermara en sus operaciones, lo que a estas alturas de su vida la hace sentirse asfixiada. La falla fue un grito de su debilidad, o a lo mejor fue un grito de auxilio.

    El Zulia es un pueblo optimista, emprendedor, nada de lo que tiene se lo han regalado. Han sido muchos años de lucha, cada logro lo enorgullece, porque es producto de su esfuerzo y cuando alguno de sus logros se afecta, el zuliano no calla y quien lo haga callar no lo olvida nunca, sabe tomarse su tiempo para el reclamo.

    Venezuela venía avanzando en la descentralización de los servicios públicos, producto de la Ley de Descentralización, Delimitación y Transferencia de Competencias, pero lamentablemente el poder central retomó las competencias de la gran mayoría de estos servicios. Se hizo dueño y señor de todo, en momentos cuando los estados comenzaban a pujar por su desarrollo, gracias a la elección popular de los gobernadores y alcaldes del país. En el Zulia precisamente, nació la Ley de Asignaciones Especiales (LAE), por medio de la cual los estados recibían cuantiosos recursos, pero de un plumazo desapareció el texto legal y los recursos más nunca llegaron. Igual sucedió con el FIDES.

    Ahora no sólo falla el servicio eléctrico, sino también los demás servicios domiciliarios como el agua potable, acueductos, alcantarillados, aguas servidas, gas natural, los residuos y desechos sólidos. Sin mencionar los servicios de salud pública, seguridad social, atención médica, viviendas dignas, la educación, el sistema de justicia y la seguridad pública.

    Toda esta comunidad de servicios públicos forman parte de los intereses del Estado como Nación, pero para lograr los altos niveles de gestión y calidad, el gobierno centralizado debe entender primero que requiere el apoyo e intervención de todos los sectores de la sociedad, y en especial de los gobiernos regionales y municipales que son quienes acercan más el poder al pueblo. Y en segundo lugar si la Constitución nos consagra como un país descentralizado y libre de los monopolios y los oligopolios, entonces cuál es el interés de planificar, ordenar y comprar una “llave de paso” en Caracas para darle agua a Carache, a Bachaquero o al Tocuyo. A mí me gusta como actúan los zulianos, pero también como lo hacen los tocuyanos: No se disgustan, pero bailan con el garrote en la mano.


    Por: Lenín Valero
    Periodista leninvalero1@hotmail.com
    @valeromarquez

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