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    ALERTA: En la Gran Caracas hay cuatro casos a la semana de leishmaniasis

    En la consulta gratuita de Medicina Tropical de la UCV se evalúan las úlceras y se determina si se trata o no de leishmaniasis.

    El jején amenaza a
    la periferia capital

     

    ■ Alerta en Guatire, Guarenas, Nueva Casarapa, Parque Caiza.

    ■ Hasta 15 personas van semanalmente a la sede deMedicinaTropical de la UCVpara saber si tienen el parásito.

    El jején, como se conoce al mosquito lutzomyia, responsable de transmitir la enfermedad, ha infectado a habitantes de Guarenas, Guatire, Nueva Casarapa, Parque Caiza, Barlovento, Higuerote, Caucagua, Ocumare del Tuy y otras zonas de la Gran Caracas. Incluso hay casos en la urbanización Miranda, sectores de El Hatillo y Ruiz Pineda.

    María Alejandra Arao, 19 años, nunca había escuchado hablar de leishmaniasis, mucho menos que podría ser picada por el mosquito que transmite esta enfermedad en el balcón de su casa en Nueva Casarapa.

    El que contempló esta posibilidad fue el médico del dispensario al que acudió, quien la remitió a la sede de Medicina Tropical de la Universidad Central de Venezuela (UCV) para descartar que la joven estuviese contaminada con el parásito Leishmania, que transmite el mosquito lutzomyia, conocido popularmente como jején o puripuri, y que se mueve por todas las zonas montañosas y boscosas de la Gran Caracas. “Todo lo que rodea a Caracas tiene leishmaniasis”, recuerda Silvia Silva, encargada de realizar los exámenes de laboratorio para diagnosticar la afección en la UCV. “Hay semanas que realizamos la prueba a 15 pacientes”.

    De estos 15, los que llegan a la consulta gratuita de Medicina Tropical cada semana son 3 o 4. (Quienes vienen por control pueden sumar 8). Pero a este laboratorio también se acercan personas remitidas por clínicas privadas, por el Instituto de Biomedicina de la UCV, la consulta de Endemias Rurales y la de Dermatología Tropical.

    Al menos 80% de los afectados con leishmaniasis que reciben provienen de las zonas endémicas de Miranda: Guatire, Guarenas, Nueva Casarapa, Parque Caiza, Barlovento, Higuerote, Caucagua, Río Chico, Ocumare del Tuy, Charallave, Santa Lucía, Curiepe, Birongo y Chuspa”, explica Alfonso Colmenares, profesor de la cátedra de Medicina Tropical de la UCV.

    Silva añade la urbanización Miranda y zonas de El Hatillo como Turgua. “En Caracas no hay leishmaniasis. Por la altura, el vector no puede vivir en la ciudad. Sin embargo, han surgido brotes aislados en Ruiz Pineda (Caricuao), en zonas boscosas con quebraditas”, refiere Silva.

    El infectólogo y director de Salud del municipio Sucre, Julio Castro, recuerda que, como el Chagas, la leishmaniasis también está asociada a la intervención de espacios que constituyen el hábitat natural de los vectores. “Caracas va creciendo hacia la periferia, se está deforestando y el humano se está metiendo en el hábitat de los chipos y de los mosquitos”.

    En Venezuela se registran un promedio de 2.500 a 3.000 casos de leishmaniasis por año. Los más afectados en la Gran Caracas son personas del medio rural: campesinos, agricultores, madereros o viajeros que han estado en Higuerote o Barlovento, explica Pedro Navarro, profesor de la cátedra de Medicina Tropical. A su juicio, con el surgimiento de nuevas urbanizaciones en la periferia, cada vez hay más casos de personas afectadas por el jején que llega hasta los balcones de zonas urbanizadas como Nueva Casarapa.

    “Después de las lluvias tenemos más pacientes con leishmaniasis. Si bien no es una afección mortal, incapacita a las personas para desarrollar sus actividades económicas. Es una úlcera que dura meses y la gente se desespera. Si llega a infectarse produce dolor y el paciente se siente rechazado pues por desconocimiento algunos piensan que puede ser contagioso”, explica Navarro.

    Desde hace tres años que el Ministerio de Salud dejó de suministrar a Medicina Tropical el medicamento para tratar la leishmaniasis. “Los pacientes tienen dificultades para encontrar el Antimoniato de Glucantime. A los de escasos recursos les cuesta comprarlo. Se deben aplicar dos ampollas diarias por diez días, pero según la gravedad se requiere hasta cuatro al día”, explica Navarro. Silva, por su parte, critica que la industria farmacéutica no se haya interesado en sintetizar nuevos medicamentos para combatir esta afección que solo se cura con Glucantime, una sustancia bastante tóxica pero que es la única opción hasta la fecha.


    Por: DELIA MENESES
    SALUD | EL UNIVERSAL
    jueves 7 de julio de 2011

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