Sesión especial de la AN con
motivo del Bicentenario
■ Oposición fue excluida del protocolo.
■ Hernández Montoya: Estamos acostumbrados a derrotar imperios.
■ Militantes, milicianos y funcionarios ocuparon los puestos de invitados.
■ El discurso del orador de orden de la AN por la conmemoración del bicentenario de la indepencencia nacional estuvo lleno de halagos a la Revolución Bolivariana a la que comparó con la gesta de 1811.
La sesión solemne de la Asamblea Nacional para celebrar el bicentenario de la firma del Acta de la Independencia, una conmemoración que pertenece a todos los venezolanos, se caracterizó por su marcado sectarismo. La bancada de la oposición fue invisibilizada y se extremó la participación de la militancia del PSUV, los únicos que tuvieron acceso.
El sectarismo dejó ayer otra marca en la historia contemporánea. A la sesión solemne de la Asamblea Nacional para celebrar los 200 años de la firma del acta de la Independencia se entraba con una invitación que sólo fue distribuida entre los equipos políticos del PSUV y funcionarios públicos.
Contra la Iglesia:
El orador no dejó de mencionar de qué manera la Iglesia Católica Venezolana ha defendido un sistema económico y político que la revolución, dijo, adversa.
Rememoró que en 1812, cuando Venezuela fue víctima de un gran terremoto y que esa fue una oportunidad que “el alto clero” aprovechó para predicar que las causas de ese terremoto se encontraban en haber logrado la independencia.
Es el “pecado de la Independencia”, añadió Hernández Montoya al mismo tiempo que recordó, en una propia versión de la historia, “que 1999 herederos ideológicos de aquel mismo clero predicaron que las inundaciones y deslaves que cubrieron gran parte del territorio nacional se debieron a que los venezolanos votamos el día anterior por la Constitución vigente”.
Aunque el espíritu del 5 de Julio de 1811 fue de unidad, ayer sólo pudieron entrar los militantes del partido de gobierno.
Los diputados de las demás toldas políticas representadas en el Parlamento no pudieron llevar invitados, y cuando caminaban por los pasillos del Palacio Federal eran pitados y abucheados.
La sesión, que fue convocada oficialmente para las 10:00 am, comenzó a las 11:30 am. El presidente de la AN, Fernando Soto Rojas, Luis Acuña, Zulay Martínez, Cristian Zerpa y Rosa León todos del PSUV leyeron un recuento de los hechos ocurridos en julio de 1811, para luego darle la palabra a su compañera de partido Gladys Requena, quien leyó el acta de la Independencia.
ANTV ayudó en la estrategia sectaria: los diputados de la oposición no sólo fueron excluidos del protocolo, sino que no fueron enfocados ni una sola vez durante la sesión que se extendió por hora y media.
Asustado:
En el patio del Palacio Legislativo se instaló una gradería y una pantalla gigante.
En los pasillos se dispusieron sillas y una decena de monitores pantalla plana para que milicianos y militantes del PSUV pudieran ver la sesión, pero el audio fue deficiente.
A las 12:15 pm, cuando tomó la palabra el orador de orden, Roberto Hernández Montoya, el grado de atención del público afuera del Hemiciclo era nulo: conversaban entre sí, estaban pendientes de ir a buscar el almuerzo y se tomaban fotos con actores vestidos de época.
El tono y la actitud de Hernández Montoya no ayudaron a que los invitados externos se interesaran en su discurso. Una activista procedente de Petare lo describió en los siguientes términos: “Pareciera asustao, no es pa´menos. Hay gente que parece que se las sabe todas y al momento de la verdad se quedan así, como él. Ni levantan la mirada”.
Mientras adentro aplaudían las alusiones del orador a la lucha antiimperialista y a la revolución bolivariana, las reflexiones sobre la crisis política desatada en varios países del mundo y su lectura sobre las posiciones políticas de la Iglesia, afuera la gente estaba en lo suyo.
Al finalizar la cita, el tren ejecutivo encabezado por el vicepresidente Elías Jaua, algunos gobernadores y los jefes de los poderes Electoral, Judicial y Ciudadano abandonaron la Asamblea por la puerta sur.
Por: MARU MORALES
ASAMBLEA BICENTENARIO
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