En Venezuela se realizan ventas de
vehículos cero km de segunda mano
Desde hace tiempo, en Venezuela se viene perdiendo el derecho de elegir bienes y servicios de calidad, que más que un concepto abstracto es un principio constitucional plasmado expresamente en el artículo 117 de la Constitución.
Una muestra es el mercado automotor. La escasa producción de automóviles y las dificultades para su importación generan un marcado desbalance entre la oferta y la demanda, es decir, la demanda supera la oferta y ello produce distorsiones en el mercado que afectan el derecho de elegir de los ciudadanos, y se que crea, además, un amplio margen para las injusticias, la especulación, el pago de comisiones, ventas atadas, trato discriminatorio y mucho más.
Los venezolanos de hoy no pueden elegir características especiales en el vehículo que quieren comprar, tales como modelo, color, accesorios, tipo e, incluso, la marca. Deben hacer un recorrido y hablar con mucha gente para conseguir alguno, sea cual sea, y conformarse con pagar los caros accesorios que debe comprar aún sin gustarle: supuestas alfombras, mecanismos de seguridad, papel ahumado, protector de pintura y cuantas cosas más, incluido el seguro que deben contratar quizás con la esposa del dueño del concesionario o con la de alguno de los empleados.
Otra situación que ocurre como efecto de la depresión del mercado es que somos el único país donde se realizan ventas de vehículos cero kilómetros de segunda mano, más caros que los vendidos directamente en el concesionario. Lo que ocurre es que, al no haber producción para cubrir la demanda, se invoca aquel refrán: “En río revuelto, ganancia de pescadores”. Quien tiene cercanía al vendedor consigue comprar el carro e inmediatamente lo revende a precios especulativos o cae en la práctica de cupos para empleados de plantas que genera todo un mercado negro.
Lo que sucede en el sector automotor es sólo un reflejo de la situación del país. Las inadecuadas políticas económicas, el irrespeto al derecho a la propiedad y la falta de seguridad jurídica son caldo de cultivo para la desinversión, cuya onda expansiva trae desempleo y desabastecimiento, con todas sus consecuencias.
Por: ROBERTO LEÓN PARILLI
PRESIDENTE DE ANAUCO
La voz del consumidor
Mercado automotor
