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    HomeElecciónesCARLOS BLANCO: Chillidos y susurros

    CARLOS BLANCO: Chillidos y susurros


    TIEMPO DE PALABRA

     

    “Febrero no existe en el calendario del proceso y octubre puede ser un mes que se suprima”

    Los encuentros furtivos con el aquelarre bolivariano son tentadores.

    Nuevamente el incierto amanecer fue rasgado por la voz inconfundible de Dolores, la preciosa camarada, quien con su voz ronca de tanta madrugada insomne conminaba al nuevo encuentro. Enviaría por mí.

    “Tengo un nudo en la garganta y quiero desatarlo con un enemigo suave como tú”. Era el tono de la melindrosa moza, mientras me imaginé, por su angustia, que podía sufrir de mal de amores.

    –¿Te sientes mal del alma o del cuerpo?, me atreví a indagar.

    -¡Por favor! ¿Te vas a meter a psiquiatra? Estoy mal por lo que veo y lo que viene, dijo terminante.

    A las 6:00 a.m ya rondaba el emisario cerca de la vereda donde pernocto y un par de motocicletas, de esas que en vez de hacer ruido ronronean, iban y venían alrededor de la camioneta blindada que ya es marca de la revolución. No cabía duda que algún personaje del proceso venía a buscarme; los motorizados, con su inconfundible chaqueta gris, su poderosa pistola escondida con insinuación grotesca, y lentes negros, cuando la noche aún se resistía a la luminosidad que asomaba por Petare.

    Pensé en el gozo que invade a los camaradas de base, esos que se han ido pegando al “proceso” por la chamba, con pistola, chapa y moto, ingredientes capaces de otorgar un poder básico pero que en la calle no tiene normas ni límites. Cuando estos custodios del hombre nuevo salen al descampado tienen entre las piernas el poder de los machos sólo que con la alargada forma postiza de una moto de alto cilindraje.

    La puerta trasera se entreabre y distingo al rojo diputado de escasa figuración, antiguo asiduo del comedor ucevista cuando cada golpe costaba Bs.2. Me nombra con el latiguillo que usaban mis compañeros de aula: “general, ven acá”, y supe que era Luis Ramón, el desconsiderado guasón de aquellos tiempos. “Vamos”, indica. Dolores tiene urgencias…

    LAS 3 P. Dolores no se anda por las ramas. Me asegura que una de las facciones hasta se ha planteado la “loca idea” de una pequeña reforma constitucional para que el presidente y el vicepresidente sean elegidos en un mismo ticket por votación popular. Así se garantizaría, en la eventualidad que no quiero ni pensar, una legitimidad de origen para el vicepresidente que permitiría torear vientos de catástrofe que ya se otean.

    No es probable que ocurra este tipo de frenesíes pero da la idea de cómo la angustia está corroyendo a personajes de antiguo sensatos. Nadie cree los partes médicos dados por Hugo, por este motivo es que hay un aprovisionamiento para invernar en caso de que ocurra lo peor.

    –¿Qué es lo peor?.

    -Lo peor no es la muerte, sino que Hugo, disminuido, se convierta en testigo y administrador precario de una herencia que se disputan a dentelladas. Unos raspan la olla y otros se atrincheran en su poder. Plata, poder y plomo es lo que organiza la preocupación de los chiflados. Esas son las 3 P.

    GRITOS. Dolores está enfurecida con el médico parlanchín. Habíamos construido el mejor diagnóstico de Hugo, asegura; compatible con sus apariciones y desapariciones, así como con las necesidades del proceso. Ni muy bien, ni muy mal; pero en la batalla. El facultativo nos acabó la historia que con tanta filigrana se había montado… Fidel está furioso y yo también, concluye Dolores mientras la estupenda cocinera nos trae su última manía para el breakfast: Eggs Benedict in my bad English, murmura Dolores.

    Luis Ramón se ríe de las finuras de la camarada, mientras confirma que en la AN no hay nadie que crea en las pamplinas del “vivir y viviendo” y otras zonceras que inventó aquella profesora, experta en el abuso del gerundio. En la AN todo el mundo está de cama, menos Diosdado, quien ratifica su lealtad a Hugo aunque este no lo quiera ahora. Él jamás se someterá a las instrucciones de Elías o de Nicolás. “No me calo correlones”, dice Luis Ramón, que dice su teniente amigo.

    Dolores se preocupa sobremanera al pensar que el único cabello que no está caído es Diosdado. Tiene fuerza y ganas, asegura; y cuando las miradas voltean hacia Hugo y no lo encuentran, allí está Diosdado. Dicen que dice que si hay que negociar, él negocia; pero que a él no lo van a negociar. Ni a él ni a Carvajal les gustan los cubanos, murmura, y volteo sorprendido: ustedes creen que a todos nos dominan los cubanos y que los generales les obedecen sin chistar; no se dan cuenta de que el nuevo juego en Fuerte Tiuna es eludirlos, engañarlos, distanciarse de ellos y, si cabe, odiarlos.

    Los que de verdad somos revolucionarios dirigimos el proceso, explica Dolores; mientras Luis Ramón se fija en su gargantilla de oro y los pendientes de brillantes que podrían ser verdaderos pero que a ella, cada vez que habla de la revolución, se le ven adulterinos. Nosotros somos la continuidad una vez que esto cambie y tenemos la suficiente flexibilidad para cambiar aunque esto continúe. La preocupación que ahora nos invade es que hay varios en la AN, en el CNE, en el TSJ que ya comenzaron a negociar por su cuenta; Hugo lo sabe, toma nota, pero no tiene fuerza para impedirlo; no puede manejar el país por teléfono y el peregrinaje de funcionarios a Cuba no ayuda mucho, más bien es una disrupción de lo que cada cual hace aquí.

    -Para que lo sepas, los chinos de acá se fueron a Cuba, allá hay una cumbre tripartita, ellos, nosotros y los cubanos… Negocios grandes, inmensos, mucha plata, y con los rusos muchas armas. Esto es un desuello, se queja amargamente la camarada y concluye: “Ni Hugo querrá ser presidente después que se cojan todo… ni Hugo…

    SUSURROS. Nada de lo anterior era la nuez de la entrevista. Cuando ya el uniformado personal había recogido los trastos del desayuno y nos disponíamos al café, me mira y brutalmente suelta: te quería alertar, nuestras primarias están demasiado lejos, febrero no existe en el calendario del proceso y octubre puede ser un mes que también se suprima, las elecciones son un evento seguro pero aleatorio …

    — “¿’Nuestras primarias?’ Estás loca”. Pregunto y alego con perplejidad.

    -Sí, nuestras. ¿O es que tú crees que no vamos a intervenir con nuestro candidato? Afirma con cinismo la magistrada.

    -¿Candidato?-, farfullo, mientras Dolores, impúdica, sostiene que sólo habrá primarias si los rojos participan (“¿Es que acaso no somos pueblo? ¿Es que las primarias no son abiertas para todo el pueblo?”) Y cuidado si el PPT descontento no postula su candidato o si escogemos alguno…

    Me retiro sin decir esta boca es mía. No parece verosímil lo que masculla la amiga del pueblo, pero la democracia le permitió a Chávez derrumbarla; aterra que la disidencia inadvertida le permita a Chávez una nueva puñalada. Sí; octubre 2012 se ve muy lejos…


    Por: CARLOS BLANCO
    www.tiempodepalabra.com
    Twitter @carlosblancog
    Política | Opinión
    EL UNIVERSAL
    domingo 23 de octubre de 2011

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