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    Siria: oposición se desliza hacia una guerra civil

    El Ejército y la oposición se enfrentan
    a tiros por las calles de Homs

     

    ■ Coronel opositor al régimen de Al Assad huye a Turquía.

    ■ Rusia y China vetan resolución europea contra Siria en la ONU.

    ■ El Ejército y los servicios de seguridad sirios parecen haber perdido el monopolio de la violencia.

    ■ Asaad, el desertor militar que dirige el “Ejército Libre de Siria”, dijo la semana pasada que 10.000 soldados habían desertado.

    Varios grupos de la oposición al presidente Bachar el Assad se han armado y hostigan a las fuerzas gubernamentales, se multiplican los asesinatos selectivos por ambos bandos y en Homs, tercera ciudad del país y uno de los bastiones de la revuelta, se vive una situación definible como guerra civil de baja intensidad. Tras seis meses de protestas contra el régimen y de dura represión militar, ciudades como Homs se fragmentan en grupos religiosos enfrentados.

    Soldados adoctrinados del régimen rinden culto al "lider" sobre un tanque militar en Homs.

    En Rastan, una localidad cercana a Homs en la que el Ejército ha recuperado el control después de varios días de combates, unas 3.000 personas permanecen detenidas, según fuentes de la oposición. Resulta imposible verificar esos datos, porque el Gobierno sirio no permite el acceso de periodistas a las zonas de conflicto. En Homs y su provincia se percibe el efecto de las deserciones de soldados: entre 500 y 700 miembros del Ejército, entre ellos un coronel, se han pasado a la oposición y ayudan a organizarse a los grupos que consideran que sólo la rebelión armada puede acabar con el régimen. La ONU contabiliza unas 2.700 víctimas mortales desde el inicio de la revuelta, de las que unas 700 corresponden a soldados y policías.

    Los grupos que reclaman la dimisión de Bachar el Assad y la caída del régimen baasista formaron el domingo en Estambul (Turquía) un Consejo Nacional Sirio cuyos 190 miembros, dirigidos por un secretariado general de 29 personas, deberían ser elegidos en unas semanas. El objetivo es unir o al menos coordinar las fuerzas que resisten en el interior del país con las organizaciones opositoras sirias en el extranjero.

    La diversidad ideológica del Consejo Nacional, que combina a miembros de la Declaración de Damasco (asociación prodemocrática y laica formada poco después de que Assad heredara el poder de su padre, Hafez el Assad, en 2000) con el partido islamista ilegal de los Hermanos Musulmanes, los Comités de Coordinación Local (grupos heterogéneos de activistas que organizan las protestas en cada ciudad) y varios partidos kurdos, hace muy difícil que se establezca un liderazgo unificado.

    Nir Rosen, un periodista estadounidense de origen iraní y afincado en Líbano, ha logrado visitar varias ciudades sirias como enviado clandestino de Al Yazira y afirma que la violencia aumenta por ambos bandos. También señala que los distintos grupos religiosos tienen cada vez más relevancia en la revuelta: la oposición está formada de forma abrumadoramente mayoritaria por musulmanes suníes, mientras los alauíes (que componen el núcleo del régimen, incluyendo al presidente y su familia) y los cristianos respaldan de forma casi unánime al Gobierno.

    Un síntoma de descomposición social son los asesinatos selectivos. El 25 de septiembre fue asesinado en Al-Zhura un médico alauí llamado Hassan Eid, al que la oposición acusaba de trabajar como delator para las fuerzas gubernamentales. Al día siguiente fue asesinado en Homs un presunto confidente policial llamado Abu Alí. Ese mismo día fue asesinado Mohamed Ali Akil, un profesor universitario de Homs muy activo en las protestas contra el Gobierno.

    El 2 de octubre se produjo el asesinato más significativo hasta la fecha: Saria Hassoun, hijo del Gran Muftí Ahmad Baddredine Hassoun (una de las máximas autoridades religiosas suníes) fue acribillado a tiros mientras viajaba en coche. El Gran Muftí es un estrecho aliado de Bachar el Assad y en el entierro de su hijo elogió al presidente como “un gran líder”. También acusó a los asesinos de desear “una Siria arrodillada ante los americanos y los sionistas”. Muchos suníes sirios, sin embargo, celebraron el crimen porque según ellos el Gran Muftí y su familia disfrutan de una vida lujosa gracias a la corrupción y a las recompensas del régimen.

    Un informador clandestino del diario “The New York Times” en Homs asegura que la ciudad se ha dividido en grupos religiosos, con especial hostilidad entre suníes y alauíes, y es frecuente ver a ciudadanos armados. Según esta fuente, los suníes evitan las zonas habitadas por alauíes y viceversa, por miedo a ataques sectarios, y el Ejército ha establecido puestos de control para separar a las comunidades. Gobierno y oposición se acusan mutuamente de instigar la violencia sectaria.

    Por ahora, en cualquier caso, la revuelta contra El Assad y su régimen no ha afectado de forma significativa a Alepo y Damasco, las dos principales ciudades del país. Alepo y Damasco son centros comerciales. Homs, Deraa y otras localidades significadas en la revuelta viven de la industria y la agricultura, actividades muy perjudicadas por las políticas de liberalización emprendidas por el régimen.

    Pero la crisis ya afecta al conjunto del país y la economía siria se aproxima al colapso. Las sanciones de la Unión Europea, en especial las que prohíben el comercio petrolífero, han hecho caer de forma drástica los ingresos estatales. El Gobierno, que 13 días atrás impuso restricciones severas sobre las importaciones y ayer las anuló porque la actividad económica se paralizaba, ha aprobado un presupuesto de 26.000 millones de dólares para 2012, lo que equivale a la mitad del Producto Interior Bruto, con el fin de hacer frente a los gastos en seguridad y a las subvenciones y aumentos de salarios públicos con los que trata de ganarse la fidelidad de la población.

    El coronel Riad al-Asaad dijo que había sido blanco de una ofensiva militar siria en la región de Rastan, cerca de la ciudad de Homs, pero que había escapado.

    Coronel opositor:

    Amán.- Un coronel sirio que se ha unido a la revuelta contra el presidente Bashar al-Assad se refugió el martes en Turquía, en una medida que puede aumentar las tensiones entre Damasco y Ankara.

    El coronel Riad al-Asaad dijo a la agencia estatal de noticias de Turquía Anatolia que había sido blanco de una ofensiva militar siria en la región de Rastan, cerca de la ciudad de Homs, pero que había escapado, informó Reuters.

    “Vivimos en un lugar seguro en Turquía”, dijo, agradeciendo al Gobierno turco por haberle dado refugio. El informe de Anatolia estuvo fechado en Hatay, en el sur de Turquía, donde 7.000 sirios han huido para escapar de la represión de Assad contra los manifestantes. 

    El primer ministro turco, Tayyip Erdogan, quien ha predicho que el pueblo sirio “tarde o temprano” derrocará a Assad, su ex amigo, dijo que iba a revelar los planes de sanciones contra Siria después de que visite a refugiados sirios en Hatay, en los próximos días.

    Turquía también anunció que realizará un ejercicio militar de nueve días en Hatay, un territorio largamente reclamado por Siria, a partir del miércoles.

    Grupos opositores sirios reunidos el domingo en Estambul hicieron un llamado para que una acción internacional detenga lo que llamaron asesinatos indiscriminados de civiles por parte de las autoridades sirias, pero rechazaron cualquier intervención militar del estilo de la realizada en Libia.

    Estados Unidos dijo sentirse alentado por las declaraciones de la oposición de apoyo a la no-violencia y responsabilizó a las autoridades sirias por la creciente cifra de muertos.

    Al menos 2.700 civiles han muerto en Siria, según cifras de Naciones Unidas. Damasco acusa a bandas armadas respaldadas por extranjeros por la violencia y dice que 700 miembros de las fuerzas de seguridad han sido asesinados.

    Asaad es el funcionario sirio de mayor rango en desertar a la oposición desde que estalló la revuelta popular en marzo.

    Después de meses de protestas pacíficas, algunos desertores del Ejército y disidentes han tomado las armas, lo que provocó operaciones militares en su contra, en especial en áreas fronterizas con Turquía y Jordania.

    “Se trata de regiones escarpadas o agrícolas. El régimen no puede controlarlas a menos que comprometa más soldados y, en ese caso, arriesga más deserciones”, dijo un activista de la provincia noroeste de Idlib cerca de Turquía.

    Asaad, el desertor militar que dirige el “Ejército Libre de Siria”, dijo la semana pasada que 10.000 soldados habían desertado.

    Las autoridades han negado deserciones del Ejército, diciendo que sus operaciones militares eran una respuesta a pedidos de los residentes.


    Por: Enric González

    Jerusalén 4 OCT 2011



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