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    HomeCriticaMARTA COLOMINA: Nos mienten hasta con lo más sagrado

    MARTA COLOMINA: Nos mienten hasta con lo más sagrado

    “La obsesión por el poder hace que Chávez
    no confíe en quienes le rodean…”

     

    Nos han mentido hasta en lo más sagrado: la vida y la muerte.

    Lamentamos la enfermedad presidencial y rechazamos el uso que de ella hace el propio Chávez.

    A propósito del secretismo de la enfermedad de Chávez y su negativa a que el Vicepresidente se encargue de la Presidencia mientras dure la ausencia ¿temporal? del titular, como ordena la Constitución, un par de amigos nos recordaba el rigor seguido por otros países con la enfermedad presidencial. Cuando en su segundo mandato el presidente Bush se hizo una simple colonoscopia -procedimiento rápido que exige sedación- el vicepresidente Dick Cheney fue juramentado por unas horas como encargado de la presidencia, en cumplimiento de la Constitución, y es que, por leve que sea la cirugía, si hay anestesia, debe nombrarse al Vicepresidente como medida de prevención. En Venezuela, por la vil servidumbre de los poderes públicos, el Presidente incumple la Carta Magna (hoy devenida en una pobre “bicha”). Se comporta como si el país fuera su hacienda personal, los poderes sus caporales y los ciudadanos sus reses.

    A un año de confesar su cáncer nos enteramos de otra nueva operación gracias a muy valientes usuarios de las redes sociales -entre ellos el colega Nelson Bocaranda- quienes con pequeñas diferencias del timing (operado en Venezuela el sábado o viajado a Cuba a operarse) todos referían una nueva intervención quirúrgica. El ministro de desinformación el lunes 20 bramó en su Twitter contra “rumores y guerra sucia de la canalla”, al negar recaída presidencial, y el Presidente de la AN, demostrando el mismo desconocimiento que su antecesor (Soto Rojas dijo en 2011 que “si Chávez tuviese cáncer él habría sido el primero en saberlo”) pidió la noche del lunes “disfrutar de los carnavales y no hacer caso a rumores sobre la salud del Comandante, él está muy bien”. Presionado por los fuertes rumores sobre su gravedad, Chávez se vio obligado a confesar que había viajado el sábado 18 a La Habana para un chequeo médico en el que “se ha detectado una lesión en el mismo sitio donde fue extraído el tumor hace casi un año. Se supone que es una lesión pequeña (… ) menos complicada que la anterior (… ) que obliga a una nueva intervención quirúrgica”.

    A la par que lamentamos la enfermedad presidencial rechazamos el uso obsceno que de ella está haciendo el propio Chávez con fines electorales (el vergonzoso espectáculo de los niños este 23F en el Teresa Carreño reedita ese aprovechamiento inmoral). ¿Por qué, a diferencia de lo hecho por los presidentes de Brasil, Paraguay y Argentina, Chávez es el vocero único de su estado de salud y hay ausencia de partes médicos y de una política comunicacional oficial para explicar sus condiciones físicas reales? (EN 24-02-2012). La respuesta es que Chávez y su gobierno nos han mentido siempre, hasta con los más sagrado. Nos mienten sobre los niveles de pobreza, la producción de Pdvsa, el número de viviendas construidas, el estado del sistema eléctrico, la agonía causada a nuestra agricultura e industria, los índices de escasez de alimentos, medicinas y otros, el creciente volumen de las importaciones, las estadísticas de escolaridad, de criminalidad, desnutrición y de muertes infantil y materna. Con la complicidad del BCV nos mienten sobre las cifras de inflación (la más alta del mundo) y del supuesto crecimiento de una economía que, con el crudo por encima de $100, se endeuda hasta para pagar los intereses de la irresponsable deuda interna y externa. Nos han mentido hasta en lo más sagrado: la vida y la muerte. Devino en aquelarre su “curación” ante el Santo Cristo de La Grita y en repugnante sacrilegio del Templo de Nuestra Señora de Coromoto sus ¡Vivas! a Fidel y su mitin político. La lástima generada por su enfermedad hizo subir su popularidad y la “milagrosa curación” posterior fue mostrada como prueba de su poder hasta en el más allá. Ahora, a pocos días del disgusto producido por los más de 3 millones de votos de las primarias, aparece el nuevo brote cancerígeno que, a juzgar por las cadenas del jueves, amenaza con convertirse de nuevo en el centro de la agenda política “nacional”.

    La obsesión por el poder hace que Chávez no confíe en quienes le rodean. Solo confía en Fidel. Si es verdad que le apareció una lesión en el mismo lugar operado el pasado año, no hay oncólogo que dé un pronóstico de larga vida. Y aún así, no ha encargado al Vicepresidente, ni ha escogido “a dedo” a otro posible candidato para las elecciones del 07-O. Tampoco la recaída ha mermado sus insultos y amenazas a la oposición “con cáncer o sin cáncer no volverán” gritó frenético.

    Se equivoca. Los demócratas estamos de nuevo aquí, encarnados en Henrique Capriles, un candidato formidable que no miente, trabaja para todos, sube en las encuestas y disfruta, gracias a Dios, de buena salud.


    Por: MARTA COLOMINA
    mcolomina@gmail.com
    domingo 26 de febrero de 2012

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