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    SEXO SIN TABÚ: Mitos, traumas y fobias de la penetración

    Hay quienes reconstruyen
    su himen antes de la boda

     

    La desfloración sigue rodeada de temores en mujeres y de prejuicios en hombres, lo que impide la satisfacción de la pareja.

    Ximena lo evoca ahora y no deja de sonreír.

    Pero cuando revive los detalles de su boda con Salim parece narrar el episodio robado de alguna serie de terror. Recuerda que fue tanta la presión que debió someterse a una operación para reconstruir el himen y asegurarle la satisfacción personal, más que sexual, en la luna de miel, indica la bioanalista merideña, ya separada del empresario musulmán que conoció en Londres, y con quien mantuvo durante siete años una relación tormentosa debido en parte a las diferencias culturales y religiosas.

    La experiencia de Ximena, obligada a demostrar su virginidad ante la familia del nuevo marido iraní (a pesar de haberla “perdido” con su primer novio), el proceso de reconstrucción de la telita imperceptible y el débil sangrado que produjo su desfloración forman parte de uno de los mitos que persisten en muchas relaciones de pareja, no importa el país, la cultura o la religión.

    “La penetración posee todavía una pesada carga cultural, que lleva a no pocas mujeres a encarar la primera relación con miedo y dejar de lado la búsqueda y obtención del placer”, puntualiza Sara Santana, psicóloga clínica, cuya labor como consejera matrimonial le ha llevado a prestarle “más atención de la debida” a viejos tabúes que se resisten a desaparecer, como ese del “sangrado de la primera vez”.

    Amor de telita:

    En un mundo como el actual, donde el sexo se reduce prácticamente al coito, la penetración adquiere matices a veces dramáticos, conformándose alrededor del tema un mito sobre las dificultades que comporta la llamada desfloración. Cierto, muchas mujeres pierden la integridad del himen sin el menor dolor. Otras solo experimentan ligeras molestias.

    La sexóloga española Carmen Vijande explica que algunas veces ocurre que la membrana himeneal posee consistencia como para resistir la presión normal del pene, lo que ocasiona molestias en la mujer y cierto grado de angustias o desorientación en la pareja.

    “Cuando esto pasa es lógico que se intente debilitar gradualmente la rigidez del himen mediante presión en su orifico central, con lo que, poco a poco, ira cediendo y dilatándose.

    Si persiste la dificultad y genera en la pareja tensión y temor, no debe aspirarse a completar la introducción en la primera experiencia, sino a repetirla.

    Si se fracasa en el intento de romper o dilatar el himen, habrá que acudir al especialista para orientarse sobre la conducta mas adecuada”.

    Del miedo al dolor:

    Precisamente, una de las causas de matrimonios no consumados es el vaginismo: contracción espasmódica, dolorosa e involuntaria de la musculatura del tercio externo de la vagina, que se produce ante cualquier intento de penetración y que, de hecho, la impide.

    “Por lo general, aparece en las jóvenes que inician sus relaciones sexuales y en cuyos antecedentes figura cierto temor a la penetración debido a algún episodio traumático, como intento de abuso, que genera un pánico que por desgracia no es comprendido por la pareja, ya que muchos dudan de que exista tanto miedo después de años de un suceso traumático”, señala Sara Santana.

    La psicóloga no deja afuera otros factores: una educación familiar severa y restrictiva en materia sexual, “que parte de lo que es malo o prohibido, y casi nunca del placer”. Santana añade que muchos de esos intentos dolorosos son reforzados por la creencia arraigada de que la primera vez duele, un gran mito que desata el miedo y la incertidumbre al momento de realizar la relación sexual.

    “Se trata de un espasmo, surgido de una respuesta condicionada, es decir, sucede de forma automática ante cualquier situación que advierta la posibilidad de penetración, incluido el propio dedo, los tampones vaginales o el espéculo del ginecólogo”, refiere Santana, al subrayar que el hombre debería conocer la estructura femenina antes de realizar el coito, e incluir la penetración en el repertorio de sus juegos sexuales.

    “La penetración es un placer intenso en sí mismo, si quien lo asume sabe aumentar las sensaciones de los primeros contactos íntimos de los sexos”.


    Por: ELIZABETH ARAUJO
    Salud | Sexo
    EL NACIONAL

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