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    HomeMARTA COLOMINALUIS ALFREDO RAPOZO: ¡Por favor, Juanita!

    LUIS ALFREDO RAPOZO: ¡Por favor, Juanita!

    ¡Por favor!¡No seas pendeja!
    Y sigue hirviendo el agua..!

     

    La olla sancochera estaba sobre la hornilla de la cocina llevando bastante candela para que hirviera y limpiara el agua turbia que salía del chorro. Los envases aguardaban para ser llenados y disponer entonces del vital líquido en el uso rutinario de las labores de cocina. Para tomar el agua y tenerla fría en la nevera la doctora suele comprar varios botellones de agua semanalmente, lo cual hace disciplinadamente todos los lunes en la mañana, cuando el camión llega tempranito y el repartidor grita: ¡El Agua, el agua!

    Ella no sabía lo que era tomar un vaso de agua directamente del chorro con su aspecto nada transparente. También en la oficina, disponía de un servicio permanente de agua mineral, que abastece todo el Ministerio. ¿A quién se le va ocurrir servirle un vaso de agua de chorro a la doctora? La respuesta es muy sencilla: a nadie. Salta a la vista un vaso de agua de chorro por su aspecto nada limpio. ¿A quién se le va ocurrir servirle un vaso de agua de chorro a la visita que recibe la doctora en su despacho? A nadie es la respuesta también, mi querido Watson. No hay que usar un comodín, ni llamar a un amigo para que nos ayude a buscar la respuesta como se hace en el famoso programa de televisión ¿Quién quiere ser millonario?

    -Doctora, doctora, el presidente la está nombrando por televisión-gritaba la señora de servicio-.

    -Sube el volumen Juanita – decía la señora Fiscal, toda despeinada, mientras salía chancleteando desde su cuarto corriendo a ver la televisión-.

    -“Bla, bla, bla, bla –hablaba el presidente con el rostro fruncido por la indignación-, bla, bla, bla”

    -¿Qué dijo Juanita? –preguntó la señora fiscal-

    -¡Gua, que usted se debe poner las pilas doctora… para que investigue la campaña de los escuálidos, sobre la calidad del agua y también se lo dijo a la doctora del Tribunal Supremo de Justicia!

    -¡!Perro! –exclamó la doctora mientras clavaba los ojos en la pantalla de televisión.

    -“No podemos estar cruzados de brazos ante tales campañas-decía el presidente-. Eso es terrorismo y eso no se puede permitir”. El presidente seguía hablando “bla,bla,bla…terroristas, buscan sembrar dudas sobre el proceso de potabilización del agua que realiza el Ministerio del Ambiente y bla, bla, bla”.

    Ring, ring sonaba el teléfono con un timbre de desesperación. La doctora atiende el celular inmediatamente.

    -Ya eso está hablado-decía la doctora por teléfono a la ministra que le llamó en plena alocución del presidente-, voy a prohibir que los medios hablen sobre el tema y así los meto en cintura rápido. Si yo sé que eso es inconstitucional manita-decía la doctora, mientras Juanita permanecía con las orejas mas paradas que zorro cazando-, pero primero está el proceso revolucionario, socialista y protagónico, así me digan que me fumé una lumpia…pero ganamos tiempo y bajamos la presión contra el gobierno de mi comandante.

    ¿O sea, que ya no hiervo más el agua señora-preguntó Juanita con una voz cargada de felicidad, por librarse de la olla sancochera cargada de agua-?

    -¡Por favor, Juanita!-le respondió la doctora con una frase de látigo-. ¡No seas pendeja! Y sigue hirviendo el agua y pendiente de la compra de los botellones de agua mineral.

    II

    Como una cebra.

    Ring, ring, suena el teléfono y el Dr. Parachoques le habla para comentar los acontecimientos, como hacen los personajes de oposición grabados por la policía política y que luego transmiten en el programa “La Hojilla”:

    -Colega permítame decirle que en mi opinión usted puso la cómica dictando esa medida cautelar, para evitar que los medios denuncien la mala calidad del agua-le exponía con mucha educación el Dr. Parachoques a la señora Fiscal-.

    -Fue lo primero que se me ocurrió Parachoques -respondió la doctora, llevándose las manos a la cabeza-. El presidente me tenía como “perola de bobo” esa mañana, exigiéndome esa acción y para colmo –como tu sabes- me lo pide ante las cámaras de televisión más tarde, para que me pronunciara. Entonces, uno queda entre la espada y la pared con los radicales del PSUV presionando, para que una sea consecuente con el presidente y ante los compañeros del proceso, que me ayudan a mantenerme en paz en el cargo.

    -Pero, debiste buscar otra alternativa, que no afectara tu condición de abogada y Fiscal, compañera -le respondió el Dr. Parachoques atropellando las palabras como si mascara cebolla-. ¿Qué se yo…? Escurrir un poco el bulto. Fíjate que la Presidenta del TSJ no apareció por ningún lado. Yo creo que te fuiste de boca- En menos de lo que canta un gallo te pronunciaste. ¿Dónde está la dignidad compañera?

    -¿Qué hubieses hecho tu, Parachoques, si estuvieras en mi lugar?

    -Me hago el musiú, chica. El presidente no debió ponerte en evidencia como si tú fueras su secretaria. Es demasiado evidente que el agua sale fea por el chorro-le respondió Parachoques-. La gente se va acordar de tu medida cada vez que vea el agua en malas condiciones. Tu medida no llega ni a paño caliente. Esta medida cautelar te va a marcar de por vida. Estas rayada como una cebra, quedando como un vulgar censor.

    -Pero, cumplí con el presidente y demostré que soy una revolucionaria a carta cabal, consecuente con el proceso, que es lo que me interesa. No podrán decir nunca que me tembló el pulso para amedrentar a los medios…

    – La política es una cosa y el manejo de la justicia es otra. Vive tus 15 minutos de gloria con el presidente, pero no creo que hayas parado esa inmensa bola de nieve que parece convertirse en una avalancha. Ahora te tienen de guasa por Globovisión y la queja por la calidad del agua se mantiene

    -Tu sabes muy bien Parachoques, que si hago una cosa diferente, lo mas seguro es que me apedrearan como al Gato Briceño y me dijeran de tripas azules para arriba y hasta me expulsan del PSUV.

    -Pero quedaste como una cebra ante el mundo jurídico, camarada-le dijo Parachoques-.


    Por: Luis ALFREDO RAPOZO
    luisrapozo@yahoo.es
    @luisrapozo

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