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    THAYS PEÑALVER: Algo está pasando en el chavismo

    “Comienzan a inventar una
    teoría de conspiración”

     

    La verdad que al ver las fotos en Cuba y del arribo del Presidente, vi las caras demasiado felices de toda la familia, las hijas, nietas y más aún de la madre, cosa que me hace creer que no cuentan con la misma información de los analistas opositores, que lograron infiltrar el anillo más cercano de los Castro, operación que ni la CIA pudo hacer en 50 años. Así que comienzo con “otro” chiste. ¿En qué se parece el Presidente a una flota atunera irresponsable? En que ambos masacran a los “delfines”. Algo debió ver el Presidente (o Fidel le echó un pitazo) desde Cuba que no le gustó nada y reorganizó su entorno. Y como siempre ocurre, cuando las ciencias adivinatorias al servicio del análisis político no la pegan, comienzan a inventar una teoría de conspiración, obra de una mente genial que magistralmente logra planificaciones que ni la NASA podría hacer.

    Tengamos calma, no existe ningún complot porque todos sabemos que estos carrizos son incapaces siquiera de planificar una simple cosecha de caraotas, mucho menos diseñar semejantes estrategias. Yo, que solo me remito a lo que veo, porque soy una de las únicas venezolanas sin una fuente cercana a Raúl Castro, me atrevo a especular que la cosa es muy simple, sus delfines reaccionaron a la grave enfermedad. ¿Cómo debió sentirse un Diosdado cuando en plena memoria el Presidente advirtió que no lo quería como presidente de la Asamblea?: “Soto Rojas debería seguir allí” dijo a los suyos (Pág. 103). En clara demostración de dos cosas, la primera que lo quería como soldado raso y la segunda que después del cáncer, su opinión ya no es una orden.

    Hay detalles que nadie quiere ver, el Presidente es un hombre que no perdona aunque le tenga cariño a la gente. Al “muy querido” general Rincón no le perdonó jamás su celebre “la cual aceptó” y por más que nos vendieran lo de Carmona, este no fue nunca presidente. El que levantó su mano derecha como sucesor fue otro, el que sí fue juramentado constitucionalmente por el presidente de la Asamblea Nacional. Por eso a ese par los esperó en la bajadita y fueron separados del poder, mandándolos lejos para no volver.

    Algo vio el Presidente para decirle a uno de los delfines, ya no estarás en orden de sucesión, te vuelves al Ministerio de Agricultura y luego ve a ver si ganas la gobernación. Pero a los 10 días en plena memoria, frente a los suyos, le pidió al diputado opositor Hiram Gaviria, que esperaba “que siguieran siendo amigos” (Pág. 58), para finalmente implorarle su ayuda, algo que se le ocurrió convaleciente, nada menos que para “llevar a cabo la Misión Agroalimentaria” (Pág. 167). Millones lo vimos en cadena nacional.

    Lo que pasa es que todo es tan simple, que a veces uno duda de lo que ve. Para el enemigo la cárcel o el exilio, (vamos a estar claros Baduel no está preso por hurtar el caso de una cantina militar, algo estaba pasando). Y para los delfines hay tres cementerios: las embajadas, la Asamblea y las gobernaciones. Las primeras están diseñadas para los que no quiere ni en el país, son los que nunca recibirán el perdón. La Asamblea Nacional es para el Presidente, lo que el Seconasede era para Rafael Caldera, un gigantesco refrigerador. No ocupa ni un minuto del tiempo presidencial, no es parte del motor revolucionario, porque donde se legisla es en Miraflores. Y finalmente las gobernaciones, que no solo los mantiene lejos, sino bastante ocupaditos.

    Por eso insisto, algo vio desde Cuba que no le gustó al convaleciente Presidente, para llegar cortando rabo y oreja. Les mandó un mensajito, cuya traducción es más o menos: “¿De modo que les gusta la política, eh? Pues vayan a medirse con los opositores” siendo despojados de todo poder y desplazados en el período más delicado de la República, señal inequívoca de que, después del cáncer, algo está pasando en el chavismo.


    Por: THAYS PEÑALVER
    tpenalver@me.com
    @thayspenalver
    EL UNIVERSAL
    jueves 22 de marzo de 2012


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