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    Gral. Carlos Julio Peñaloza: La historia del 11 de abril (versión final)

    El regreso de Chávez restableció la
    ley pero no la paz en Venezuela

     

    *** José Vicente Rangel tuvo conocimiento con anticipación de la conspiración movida por Isaac Pérez Recao e informó a Chávez. Fidel Castro actuando como agente provocador recomendó dejarla andar y convertirla en una gran trampa en la cual cayeran los militares golpistas. El plan de Fidel estuvo a punto de fracasar cuando el general Rosendo se negó a poner en marcha el Plan Ávila y García Carneiro no detuvo a los generales implicados, pero se reactivó cuando Carmona excluyó del nuevo gobierno al Ejército, lo cual le hizo perder la adhesión de los generales Vásquez Velasco y Baduel. A continuación presento un fragmento del capítulo correspondiente al 11 de Abril que forma parte de un libro que publicaré pronto. ***

    Tradicionalmente los golpes son dados por un pequeño grupo de militares y civiles conspiradores que tratan de derribar al presidente en ejercicio, mediante el uso de la fuerza. Sin embargo, el uso de la fuerza no es la característica obligada ni definitoria de un coupd’état. Hay formas más sutiles. Estas técnicas van más allá de las elementales planteadas por CurzioMalaparte. Los golpes secos son una especie de golpismo avanzado. Por Ej. Hugo Chávez tiene 13 años dando un golpe seco contra la Constitución Nacional, en cámara lenta. Paso a paso se ha ido apoderando ilegalmente de todos los poderes del Estado, sin usar la violencia. Si se mantiene como Jefe de Estado más allá de este año tendrá más poder que Juan Vicente Gómez. Él será la Constitución, controlará todos los poderes y se convertirá en el dueño de Venezuela. Mediante este acto de prestidigitación Venezuela se hará un país comunista sin que en la Constitución aparezcan las palabras socialismo ni comunismo.

    El 11 de abril del 2002 se inició una cadena de eventos que fueron eslabones de un golpe seco diseñado para sacar a Chávez del poder. Los golpistas respondieron a una provocación creada aviesamente por Chávez para terminar de barrer con los generales y otros oficiales que lo adversaban. Este golpe supuestamente dirigido por Pedro Carmona Estanga, fue derrotado fácilmente. Digo supuestamente porque Carmona el presidente de Fedecámaras fue el mascarón de proa de fuerzas que manejaban los hilos tras bastidores. El golpe logró un objetivo contrario al deseado por sus promotores. La derrota de la conspiración fortaleció el liderazgo de Chávez y le permitió acelerar el proceso revolucionario.

    Un Joven Rambo:

    La tentativa fue aparentemente liderada por Isaac Pérez Recao, quien a la sazón tenía apenas 32 años. Este acaudalado empresario ha estudiado en WhartonSchool of Business, Harvard, Stamford, Yale y Oxford. Extrañamente, es además un hombre de acción, un personaje de extrema derecha experto en arnas, artes marciales e inteligencia, piloto de aviones y helicópteros y anticomunista acérrimo. Entre sus empresas estaba la petrolera VENOCO, más una empresa de venta de armas y una compañía de seguridad con centenares de hombres dotados con armas de fuego, dirigida por ex miembros del MOSAD.

    Pérez Recao apoyó a Chávez para las elecciones de 1998. Su contacto con Chávez fue Vinicio De Sola, quien había sido cadete en los años sesenta y era el “Cicerón” el informante de José Vicente Rangel. Vinicio estuvo siempre en la cuerda floja infiltrando a militares conspiradores y reportando al Gobierno. Como Pérez Recao, era “perros de la guerra”.

    En el 2002 se daban las condiciones para hacerse con el poder. Pérez Recao tenía una plan brillante para forzar la renuncia de Chávez. En ese tablero de ajedrez él seria el rey tras el telón. Su reina era Pedro Carmona. Sus torres, alfiles y caballos serían los poderosos que lo apoyaban. Los peones eran los generales. Se rodeó de un pequeño círculo de generales y coroneles sin mando de unidades, aunque dentro de los oficiales involucrados en el pronunciamiento había comandantes de tropa.

    La idea era hacer renunciar al presidente mediante un vacío de poder. Técnicamente un vacío de poder no es un golpe. Adicionalmente está el proverbial artículo 350 que autoriza la rebelión ante violaciones de la Constitución, el mismo argumento que utilizó Chávez en el 92.

    A sabiendas que era un joven desconocido, Pérez Recao decidió mantenerse en el trasfondo como organizador y financista, cerca del centro de la acción sirviendo de intermediario entre Carmona –quien era su empleado- y los “pesados” que financiaron la operación. Probablemente recibió apoyo de actores más poderosos.

    A comienzos de abril del 2002 el Gobierno había infiltrado el movimiento. El ministro de la Defensa, José Vicente Rangel estaba enterado. Los planes incluían la convocatoria a una huelga general que culminaría en una gran marcha hacia Miraflores. Esa manifestación provocaría un desconocimiento de los jefes militares a Chávez, a quien exigirían la renuncia.

    Fidel Castro vio en este plan de la oposición la oportunidad de montar una colosal trampa para apoderarse de PDVSA, purgar a los antichavistas de la Fuerza Armada, dejar fuera de juego a la CTV y dominar la calle. Para minimizar los riesgos algunos de los conspiradores más peligrosos del Ejército habían sido enviados por José Vicente Rangel al exterior, a cargos de escritorio o a sus casas. Entre los principales confabulados estaba el general de división Enrique Medina Gómez, quien había estaba en Washington. El general Rommel Fuenmayor fue designado en CAVIM y el general Ovidio Poggioli fue nombrado director del Aeropuerto de Maiquetía. Estas acciones aislaron a Pérez Recao del Ejército y lo obligaron a apoyarse en la Marina de Guerra. Su contacto era el contra almirante retirado Carlos Molina Tamayo. Este logró incorporar a la conjura al vice almirante Héctor Ramírez Pérez, Inspector General de la Armada. Los conspiradores estaban a la espera de un momento propicio. Fidel decidió brindarles la oportunidad conduciéndolos a una emboscada para aniquilarlos.

    El plan de Fidel no se limitaba a abortar el golpe, sino sacarle el máximo provecho. El objetivo era apoderarse de PDVSA, detener a todos los generales y coroneles antichavistas que iban a quedar en evidencia. Era una jugada arriesgada, pero su ejecución le daría a Fidel el control total de PDVSA, la Fuerza Armada y la calle. Fidel creía contar con el general Manuel Rosendo, Jefe del Comando Unificado, para activar el Plan Ávila. Esta operación militar está diseñada para enfrentar disturbios graves del orden público en Caracas. En caso que algo fallara, con el Plan Ávila el presidente Chávez podría recuperar el control tenía otras cartas en la manga. Contaba con las tropas de la 3a División de Infantería acantonada en Fuerte Tiuna, cuyo comandante era el general García Carneiro. También controlaba a la Guardia Nacional por intermedio del general Belisario Landis. Ambos eran hombres de su mayor confianza. Era un riesgo calculado, pero Chávez confiaba en la infalibilidad de Fidel.

    Hierve la olla:

    En las semanas precedentes al golpe la temperatura política de Venezuela había entrado en ebullición. Algunas decisiones de Chávez mostraban que tenía una clara intención de dar un violento giro hacia la izquierda. La promulgación de 49 leyes habilitantes y el despido por televisión de la gerencia de PDVSA fueron los catalizadores de un estallido popular en su contra. La necesidad de la salida del Chávez se convirtió en un tema público. Sin tapujos en la prensa y la radio se hablaba de la renuncia del primer mandatario. Varios generales, incluyendo a Guaicaipuro Lameda, Ovidio Poggioli y Carlos Molina Tamayo, pidieron abiertamente por TV que el presidente dimitiera.

    La palabra golpe en Venezuela se había convertido en una grosería. Casi cuatro décadas de democracia habían creado rechazo a los golpes en un país de naturaleza golpista. Este escrúpulo hacía que una mayoría se opusiera a esta práctica, pero este era un golpe seco basado en un vacío de poder.

    El 6 de abril, un reporte de inteligencia secreta norteamericano titulado “Se están dando las condiciones para un golpe en Venezuela” señala que facciones militares contrarias a Chávez están organizando un golpe contra el Presidente Chavez, posiblemente en ese mes. El plan contempla el arresto de Chávez y diez altos funcionarios. Para provocar la acción militar los conspiradores tratarán de aprovechar las manifestaciones que hará la Oposición. Este documento fue publicado recientemente por Wikileaks.

    Fidel mueve los hilos:

    El plan de Fidel se inicia el 7 de abril del 2002. Ese día en el programa Aló presidente Chávez pitó offside para expulsar a los empleados rebeldes de PDVSA. Fue el detonador utilizado por Pérez Recao. Ese mismo día se decidió que Fedecámaras convocara a una huelga general que culminaría con una gran marcha. Pedro Carmona, presidente de Fedecámaras, estaba de visita en España y hubo que esperar su regreso el 9 de abril. Durante su visita a Madrid, Carmona tuvo tiempo de ordenar una banda presidencial para su toma de posesión.

    La gran marcha conduciría a la batalla final el 11 de abril. Al final de la marcha con la gente frente a Miraflores el cuerpo de generales exigiría la renuncia del presidente. La fuerza solo se emplearía si Chávez se negaba a entregar el poder, lo cual sería prácticamente imposible dadas las circunstancias.

    El 8 de abril Allan Brewer Carias, abogado de Pérez Recao, le presenta a Jorge Olavarría un borrador de los decretos que se pondrían en práctica luego de la renuncia del presidente. Olavarría cáusticamente opino que el documento era un bodrio. El coordinador de los asuntos legales de Pérez Recao era otro empleado suyo, el abogado Daniel Romero, quien había sido secretario privado de Carlos Andrés Pérez.

    El Gobierno empezó a desarrollar su contragolpe. Ese mismo domingo Chávez, después de expulsar a la gente de PDVSA, reunió al Gabinete Ejecutivo y al Alto Mando Militar para oír una exposición sobre el Plan Ávila. Esa reunión fue seguida por un cónclave secreto de dirigentes chavistas duros incluyendo a José Nicolás Maduro, Cilia Flores, Ronald Blanco La Cruz e Isaías Rodríguez. El objetivo de esta reunión era planificar la defensa de los alrededores de Miraflores. Inicialmente la marcha sería enfrentada a varias cuadras de Miraflores por grupos armados civiles integrados por miembros de los círculos bolivarianos. Si seguían avanzando entrarían en acción los paramilitares al mando del alcalde Bernal. Finalmente las fuerzas del Plan Ávila entrarían a la avenida Urdaneta para dispersar y perseguir a los marchistas. Posteriormente el general García Carneiro recibió instrucciones para que con sus tropas apresara a los generales conspiradores que se iban a reunir el 11 de abril en la Comandancia General de Ejército para presentar un pronunciamiento pidiendo la renuncia de Chávez.

    Tanto el plan de Pérez Recao como el de Fidel Castro, por diferentes razones contemplaban que el 11 de abril la marcha iría a Miraflores. Para Pérez Recao esa manifestación sería una medida disuasiva para obligar a Chávez a renunciar. Fidel estaba seguro que la marcha no tenía posibilidades de llegar a Miraflores porque tenía planes para aterrorizar a los marchistas con los círculos bolivarianos y francotiradores y luego rematar la tarea con la Guardia Nacional. El cubano necesitaba una confrontación que hiciera salir de sus cuevas a los jefes golpistas para agarrarlos infraganti. Además quería darle una lección a los marchistas para que no volvieran a manifestar más nunca.

    Paralelamente se produce un confuso incidente relatado por Otto Neustadt, un corresponsal de CNN en Venezuela. Según él, antes de la marcha alguien le dijo “La marcha irá a Miraflores, habrá muertos y 25 generales desconocerán hoy el gobierno de Chávez y pedirán su renuncia”. Ese día Neustadt dice que fue convocado a grabar un pronunciamiento del vice almirante Ramírez Pérez antes de iniciarse los disparos en la Avenida Urdaneta. En el pronunciamiento grabado Ramírez dice que “Durante la marcha francotiradores estaban masacrando inocentes y seis personas han sido asesinadas y docenas heridas”. Según Neustadt el almirante le pidió que este anuncio debía hacerse más tarde, cuando la marcha estuviera llegando a Miraflores. Este testimonio de Neustadt fue considerado como una prueba de que el asesinatos de los marchistas había sido programado con anticipación. Posteriormente CNN revisó las grabaciones de Neustadt y confirmó que a la hora en que se realizó la grabación ya se había iniciado el enfrentamiento en la Avenida Urdaneta. Ante esta evidencia, Neustadt se vio obligado a desmentir su declaración.

    Cuando FEDECAMARAS pide permiso para realizar la marcha el 11 de abril, se le concede de inmediato teniendo como punto de partida en Parque Cristal y terminando en PDVSA Chuao. Cuando empezó a verse el entusiasmo que estaba generando la marcha y ante las expectativas de que asistiría una gran multitud, el Comandante General del Ejército, general de división Efraín Vázquez Velazco, estableció contacto con algunos oficiales del Ejército que estaban en la conjura. El general Vásquez Velazco había estado renuente a unirse a la conspiración porque tenía información según la cual, si renunciaba el Presidente, el Alto Mando Militar seria destituido, incluyéndolo a él. Además sabía que el vice almirante Ramírez, quien era menos antiguo que él, era el candidato a Ministro de la Defensa. Finalmente se logró que el Comandante General del Ejërcito se plegara al movimiento.

    Ese día desde la mañana un destacamento armado de la Guardia Nacional bloqueó las vías de salida del final de la marcha hacia el centro de la ciudad. Esas tropas estaban allí desde antes de iniciarse la marcha. En ese sitio la muchedumbre fue arengada desde un tribuna por Pedro Carmona, Carlos Ortega, el general Guaicaipuro Lameda _ex presidente de PDVSA- y el almirante retirado Carlos Molina Tamayo. Todos pidieron la restitución de la gerencia de PDVSA y la renuncia de Chávez. Para entonces ya el presidente tenía en su poder la renuncia de la Directiva de PDVSA encabezada por Gastón Parra Luzardo. Si él hubiera anunciado este hecho en ese momento la marcha no se hubiera dirigido a Miraflores. Pero el plan de Fidel necesitaba una confrontación para hacer salir a la luz pública a los generales conspiradores y detenerlos. Pronto se empezaron a oír voces entre el público: A Miraflores! A Miraflores!. Es factible que algunos de los que incitaban a ir a Miraflores hayan sido agentes de Fidel. Este coro se convirtió en una barahúnda y en ese momento el oficial que comandaba el puesto de bloqueo de la GNB recibió orden de levantarlo para dar paso al rio humano. Esa orden no salió del Comando de Operaciones de la Guardia. El general de división Alfonso Martínez, quien estaba al frente de esa institución dado que el Comandante General Landis había desaparecido, no la emitió. Esta disposición no vino por los canales de la línea de mando, sino por la “red alterna” de Tiburón (Chávez). Para Fidel la marcha debería acercarse a Miraflores donde él tenía preparada una sorpresa. Esta orden fue una invitación a los marchistas para dirigirse al centro de la ciudad. Ante el entusiasmo de la multitud y viéndose desbordado, Carlos Ortega, el presidente de la CTV, desde la tribuna también dijo ¡Vamos a Miraflores! Los demás líderes y la multitud lo siguieron enardecidos. El plan de Fidel estaba en marcha.

    Cuando la gigantesca marcha empieza a desplazarse hacia el centro, Chávez ordena al Jefe del Comando Unificado, su gran amigo el general Manuel Rosendo, para que active el plan Ávila. Posteriormente Rosendo declaró haberle respondido al Presidente que no estaban dadas las condiciones para ejecutar el plan. A esto Chávez insistió diciendo “Vamos a echarles plomo a quienes quieren quitarme esa revolución que me ha costado tanto”. Rosendo enmudeció y Chávez cortó la comunicación pensando que su orden sería cumplida.

    Cuando la marcha tomó rumbo a Miraflores los conspiradores se reunieron en la oficina de Reinaldo Cervini, cerca del Centro Lido, a grabar un pronunciamiento desconociendo al gobierno de Chávez. La idea era poner este video en el aire una vez que la marcha llegara a Miraflores. Posteriormente los generales le presentarían un ultimátum a Chávez desde la Comandancia General del Ejército en Fuerte Tiuna.

    Antes de hacerse la grabación ya habían comenzado los disparos en los alrededores de Miraflores y había reportes de muertos y heridos. Por este motivo el coronel Julio Rodríguez Salas, quien estaba encargado de redactar el manifiesto, incluyó esta información en el texto que luego leyó Ramírez Pérez. A la grabación no fue invitado Vázquez Velazco porque Molina Tamayo había convencido a Pérez Recao que el Ministro de la Defensa fuera el vice almirante Ramírez. A Vázquez Velazco, como oficial más antiguo en el movimiento, le faltó carácter para reclamar el mando. Es elemental que para tomar el poder es indispensable el Ejército y siendo el Comandante de esa fuerza el oficial más antiguo, debía ser el Ministro de La Defensa. Este desaire fue crucial.
    Cervini era un empresario de tendencia izquierdista, gran amigo del Ministro de la Defensa José Vicente Rangel. Es muy probable que Cervini haya informado a JVR que esta grabación se estaba realizando, pero el Gobierno no detuvo a estos oficiales a la espera de que se reuniera el grupo completo esa noche en la Comandancia del Ejército, para apresarlos a todos.

    Rebelión de Rosendo:

    El plan de Fidel empezó a naufragar cuando el general Rosendo se niega a ordenar la ejecución del Plan Ávila. Cuando la marcha se acerca al Puente Llaguno los círculos bolivarianos inician el combate disparando armas cortas. Pronto el fuego es respondido por el lado contrario mientras que una multitud indefensa queda en medio del fuego cruzado. Entran en acción francotiradores y la mortandad empieza a aumentar.

    Viendo que Rosendo no ejecuta el Plan Ávila, Chávez activa la red “Tiburón”. Esta es una red de radio VHF paralela no oficial que enlaza a los jefes militares chavistas con el presidente. Por esa vía el presidente (Tiburón 1) había ordenado al general Belisario Landis que levantara la barrera en PDVSA-Chuao para permitir que la marcha siguiera hacia el centro. Más tarde por ese canal da instrucciones a García Carneiro para movilizar tropas para proteger al palacio de Miraflores. García Carneiro ordena la salida del Batallón de vehículos blindados Ayala, pero solo una compañía obedece. Poco después esa unidad regresa al Fuerte Tiuna cumpliendo órdenes de su jefe directo. García Carneiro había sido desconocido y solo la Guardia Nacional pudo acudir en auxilio del presidente, logrando dispersar la manifestación.

    Pese a que la paz volvió a la avenida Urdaneta, Chávez quedó expuesto en Miraflores donde solo contaba con el regimiento de la Guardia de Honor y con Jose Vicente Rangel y Lucas Rincon. Al caer la noche empezaron a llegar a Miraflores los mensajes de los generales que desconocían a Chavez en Fuerte Tiuna, los cuales se estaban concentrando en el Ministerio de la Defensa. En este grupo el oficial más antiguo era el vicealmirante Hector Rafael Ramírez Pérez, quien era Inspector de la Armada. Todos los demás generales presentes eran generales de brigada y contra almirantes. Los comandantes de Fuerza se habían mantenido leales al presidente, salvo el del Ejército, Efrain Vázquez Velazco, quien se mantenía neutral, molesto por la exigencia de los insubordinados de que el Presidente al renunciar destituyera a todo el Alto Mando Militar, incluyéndolo a él.

    Chávez se mantuvo en el palacio siguiendo el consejo de JVR que no renunciara para forzar el golpe y a la espera que algunas unidades leales se opusieran al golpe, pero ninguna se manifiesta. La jugada propuesta por Fidel había fallado. Entretanto los generales no toman acciones para capturarlo, esperando por su renuncia que daría pie al vacío de poder.

    Despues de las 11 de la noche Chavezenvia al Ministerio de la Defensa al general en Jefe Lucas Rincón Romero, para tratar de mediar con los generales insubordinados, siendo desconocido. Al no ser obedecido se comunicó con Chávez en Miraflores informando lo que sucedía. Chávez llama a Fidel y este le dice que no se inmole y que está enviando un avión a recogerlo. Luego de esta conversación el caudillo empieza a negociar su renuncia pidiendo que se le garantice su seguridad física y se le permita salir del país. Después de medianoche envía vía FAX desde Miraflores los borradores de dos documentos de renuncia para que fueran considerados por los insurrectos. Los generales proponen que se integren estos dos documentos en uno solo. Chávez acepta la propuesta y pide el envío de un documento original para la firma. En ese momento se le exige a Lucas Rincón que anuncie por TV la renuncia, lo cual hace después de medianoche. Alli lee la famosa frase “Se le solicitó al señor presidente la renuncia de su cargo, la cual aceptó”. Chávez estaba listo para viajar a Cuba y planeaba irse de directamente desde Miraflores a Maiquetía. Entretanto, Pérez Recao, en Fuerte Tiuna, tenía otra idea.

    Aparece Pérez Recao:

    Luego del anuncio de Lucas Rincón, el grupo de generales que había hecho el pronunciamiento se desplaza desde el Ministerio de la Defensa hacia la Comandancia General del Ejército, que queda en el mismo Fuerte Tiuna.
    Como Chávez no llegaba se decide presentarle un ultimátum. Al efecto, después de media noche va a Miraflores una delegación de generales encabezados por el general de división Rafael Damiani Bustillos, de la Guardia Nacional, llevando una copia del documento final de renuncia. Este documento fue preparado por el coronel y abogado Julio Rodríguez Salas en la Comandancia del Ejército. Ese documento contemplaba la dimisión del presidente luego de destituir al vicepresidente y el gabinete ministerial. El general Damiani le hace ver al Presidente que era perentorio que firmara la renuncia y entregara su cargo ante el cuerpo de generales en la Comandancia General del Ejército.

    Simultáneamente se hace saber al general Rosendo, quien se encontraba en Miraflores en una situación ambigua, que informara al Presidente que si no se presentaba en Fuerte Tiuna de inmediato, el palacio presidencial seria bombardeado y que ya había un avión cubano en la rampa 4 de Maiquetía esperando por él, su familia y sus funcionarios más allegados. Esta fue una medida de presión y no una amenaza física real. En ningún momento los generales insubordinados pensaron asesinar al Presidente, tal como lo atestigua su comportamiento en los días subsiguientes.

    Desde antes de la llegada del presidente a Fuerte Tiuna, estaban reunidos a puertas cerradas en el despacho del Comandante General del Ejército general Vázquez Velazco el alto mando de los confabulados incluyendo al Dr. Pedro Carmona Estanga, Isaac Pérez Recao, Daniel Romero, el vice almirante Ramírez Pérez, los generales de división Medina Gómez, Rommel Fuenmayor, González González y García Ordoñez. Además estaban el general retirado Ovidio Poggioli y el contra almirante retirado Molina Tamayo. Es probable que en ese momento o antes de la reunión se haya discutido el tema de quien sería el futuro Ministro de La Defensa. La destitución del Alto Mando Militar había sido descartada, pero solo quedaría en su cargo el Comandante del Ejército.

    En este cónclave secreto se decidió que Chávez debía ser detenido luego de firmar la renuncia. La voz cantante la llevó Daniel Romero cumpliendo instrucciones de Pérez Recao. Al final se comisionó a Vázquez Velasco para que anunciara al Presidente que quedaba bajo custodia de las Fuerzas Armadas. Al llegar Chávez a Fuerte Tiuna, Pérez Recao y Romero salieron del despacho del Comandante General y se integraron al grupo que venía del Ministerio de la Defensa. Estos oficiales fueron conducidos al salón de reuniones del Estado Mayor del Ejército. Entre ellos estaban los generales Rommel Fuenmayor, González González, Alfonso Martínez, Damiani Bustillos, Felipe Rodríguez, Bolívar Ramírez, García Ordoñez, etc. Al grupo se integró sigilosamente el general de división Jorge García Carneiro manifestando públicamente ser opositor a Chávez. Había además algunos militares retirados incluyendo el general de brigada Guaicaipuro Lameda y el teniente coronel retirado Francisco Arias Cárdenas.

    Chávez en Fuerte Tiuna:

    Al llegar Chávez uniformado, acompañado por el Jefe de la Casa Militar -general de Brigada Vietri Pietri-, fue conducido a la sala de reuniones del Jefe del Estado Mayor. Alli habían unos veinticinco generales, pero además estaban presentes varios oficiales de menor rango incluyendo suboficiales. En esta tumultuosa Asamblea había unas 50 personas incluidos miembros del clero. Mientras esperaban la llegada del general Vázquez Velasco, Chávez aprovechó para dirigir unas palabras a la pequeña audiencia. Durante este periodo el Presidente fue tratado con respeto y consideración. Allí habló durante varios minutos hasta que hizo su entrada Vázquez Velasco. Carmona permaneció oculto en el despacho de Vásquez Velazco.

    Vázquez Velazco planteó de inmediato que se había decidido “retener” al Presidente en lugar de dejarlo ir a Cuba como se había negociado previamente. Ante esta nueva situación Chávez decidió no firmar su renuncia ni la destitución del Vice Presidente y otros altos funcionarios, y empezó a hablar para explicar sus razones. Le salió al paso el general González González, quien le prohibió que siguiera exponiendo y le conminó a que se quitara el uniforme. En ropa civil fue conducido, casi al amanecer, por el coronel Julio Rodríguez Salas, a la Policía Militar en Fuerte Tiuna.

    Al retirarse Chávez, Vázquez Velasco anuncio que Carmona sería el nuevo Presidente. En la mañana del 12 empezó la persecución contra los dirigentes chavistas en una forma reminiscente de las operaciones ordenadas por Pinochet en Chile. La embajada cubana fue rodeada por una turba que obligó al embajador a pedir ayuda al alcalde Enrique CaprilesRadonski quien se apersonó en el lugar pero no logró aplacar a los exaltados. El odio chavista había generado un odio antichavista.

    Errores de Carmona:

    Las primeras acciones de Carmona como Presidente no fueron conciliatorias. De un solo manotón eliminó todas las instituciones democráticas existentes creando una dictadura de derecha. Ese día por decreto se derogó la Constitución Nacional y fueron eliminadas la Corte Suprema, la Asamblea Nacional, las gobernaciones de los estados el CNE, etc. Es cierto que esas instituciones estaban ilegalmente en manos de chavistas, pero el procedimiento utilizado no fue el conveniente. Extrañamente, ni el general Vázquez Velasco ni Carlos Ortega el Presidente de la CTV recibieron cargos. Estos hechos alejaron a Ortega y a Vázquez. Con sus acciones dictatoriales Carmona hecho por tierra el golpe.

    Esa misma tarde fue enviadoChavez en helicóptero a Turiamo donde pernoctó y envió un mensaje anunciando que no había renunciado. Al otro día fue llevado a La Orchila, pero el mensaje de la no renuncia llegó a manos del general Raúl Baduel en Maracay.

    Ese mismo sábado 13 Carmona desayunó en el Palacio de Miraflores con el embajador norteamericano Charles Shapiro. Luego que este se marchó llegaron los grandes magnates de los medios incluyendo a Gustavo Cisneros de Venevision, Marcel Granier de Radio Caracas, Alberto Ravel de Globovision, Omar Camero de Televen, Miguel Henrique Otero de El Nacional y Andrés Mata de El Universal.

    Esa noche Chávez redactó y firmó el documento reconociendo el abandono de su cargo en La Orchila. Este acto confirmó para algunos el vacío de poder, pero se había hecho estando el Presidente bajo custodia. Si lo hubiera firmado dentro de su libre albedrío esta renuncia formal hubiera confirmado el anuncio hecho por Lucas Rincón.

    Al día siguiente, el país se dio cuenta de que se estaba instalando una dictadura de extrema derecha. Carmona pensó erradamente que los soldados lo apoyaban. Esto le dejó el campo libre a los leales a Chávez para reorganizarse, facilitándoles la recuperación del poder.

    Esa tarde el general Baduel, en Maracay, al saber que Chávez no había renunciado, desconoció a Carmona, y el Comandante del Ejército, Vázquez Velasco, dio un giro de 180 grados. Fue el comienzo del fin de la tragicomedia del 11 de abril. El coronel Jesús Morao Cardona, de la Guardia de Honor de Chávez, había sido dejado ingenuamente en su cargo por el almirante Molina Tamayo. Cuando este se dio cuenta del error cometido apenas tuvo tiempo de alertar a los visitantes de Miraflores que evacuaran la sede del gobierno porque no podía garantizar su seguridad. Al final de esa mañana las tropas de Morao tomaron el Palacio de Miraflores sin hacer un disparo. La gente de Carmona tuvo que huir ignominiosamente. Entretanto en Maracay, Baduel organizaba una operación de rescate antes de que Chávez fuese enviado al extranjero. El rescate fue exitoso y Chávez fue llevado a Caracas donde llegó en la madrugada del 14 de abril.

    El regreso de Chávez restableció la Constitución pero no la paz en Venezuela. El odio ya no tuvo muros de contención. El intento de golpe le permitió acelerar su revolución generando fisuras más profundas en el país. Pronto quedo en evidencia que el Presidente sabia con mucha anterioridad que el golpe estaba en marcha y lo dejó correr. A partir de ese momento Chavez se convirtio en la constitución.


    Por: Gral. Carlos Peñaloza
    Gmail genpenaloza@gmail.com
    Twitter http://twitter.com/GenPenaloza
    Blog www.puestodecombate.org
    martes 16 Abril, 2011





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