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    THAYS PEÑALVER: Al Capone Aponte



    “La crueldad y la premeditación
    de sus terribles actos..”

     

    Debo confesar que no me impresionó la confirmación de que la justicia esté presa en una mazmorra del régimen, porque la verdad que quien no lo supiera, no vive en Venezuela. Tampoco me impresionó que a pocos les interesara realmente, porque a buena parte del país le importó un comino, así como muchas otras cosas más. Ya de esa cabuya tengo un rollo porque vivo en la Venezuela donde matan a 150 mil personas, se fugan 150 mil millones de dólares, se roban no se cuántos más, la inversión extranjera se fue junto con el turismo, cerraron 8 mil fábricas, vivimos de lo importado y al Presidente (en las encuestas) le aprueban la gestión con el 62%. Mientras a la oposición (que no tiene gestión) la desaprueba el 63% (Datanálisis). Vivo en un país en el que (hasta ahora) solo 3 millones damos la cara por un futuro digno y mientras al resto le importa un c…! (termínelo usted apreciado lector).

    De Aponte lo que me impresionó fue la malicia, sus ojos vacíos de toda emoción, ojos de serpiente. La maldad que se requiere para reunirse un día de la semana para arrancarles la vida a los adversarios. La crueldad de la premeditación de actos terribles, de sembrar pruebas falsas, de llevarse a padres y madres de familia inocentes a la media noche de sus casas, para meterlos en una mazmorra sin la luz del sol, sin juicio posible y obligarlos a recibir el cariño y aliento de sus hijos a través de los barrotes. La salvajada al negociar con sus banqueros amigos y llevarse presos a gente inocente o de poca importancia. La perversidad de señalar a supuestos guerrilleros para exiliar a opositores o encapuchar a un delincuente para acabar con un diputado opositor, maldad para darle libertad a un asesino como pago por sus “servicios prestados”. Reconozco que me desplomé porque venía expresando que en cualquier momento esta gente daría una patada a la mesa, sin darme cuenta que esa gente hace rato que pateó el tablero de juegos y Aponte terminó “poniendo la cochina” para trancarlo.

    Aponte está siendo acusado por el Gobierno de Venezuela de proveer de inmunidad al tráfico de drogas, es decir ser parte de esa banda de narcotráfico. Es muy delicado porque Aponte no solo fue la máxima autoridad del Poder Judicial en materia penal, sino que también fue la máxima de su ejecución. Ejerciendo esta autoridad es que el Poder Moral y ahora el Ministerio Público, lo están acusando e investigando por complicidad, es decir que el expresidente de la Sala Penal del Tribunal Supremo y el expresidente del Circuito Judicial Penal era presuntamente, parte de la mafia del narcotráfico. No sé si se dieron cuenta, pero al acusarlo (probablemente sea este el más grande error cometido por el Gobierno en todos estos años) el Estado venezolano lo convirtió en lo que los norteamericanos llaman un súper testigo, o los mafiosos súper rata. Aponte no necesita pues presentar pruebas porque él mismo, es la prueba.

    No entendieron que un súper testigo no es aquel que “anda echándose paja él mismo, porque todo lo que está diciendo, lo hizo en conciencia” (20/04). Sino que es una persona que siendo culpable (porque se declara culpable) habiendo actuado a conciencia, acusa a sus cómplices para ganar inmunidad. A estas alturas del gran desastre venezolano ese súper testigo, expresidente de la Sala de Casación Penal y el expresidente del Circuito Penal en los territorios más importantes de la República, está frente a un juez estadounidense, en un programa de protección de testigos rindiendo declaración nada menos que sobre “sus cómplices” en el narcotráfico.

    Mientras que el Presidente que sufre una enfermedad mortal, le pide a Dios un poco más de vida, Aponte, como si fuera el contador de Al Capone, está declarando bajo juramento que él y decenas de militares y políticos de los más poderosos de Venezuela forman parte de una inmensa red de narcotráfico, mientras los venezolanos (que vivimos de sobresalto en sobresalto) observamos como al mismo tiempo sicarios asesinan al exdirector de la policía política y al exsubdirector de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM). Hablamos pues de un juego no trancado, sino trancadísimo. Mientras que muchos piensan que eso es bueno y que finalmente viene el tan ansiado cambio, sin entender que después del perverso Lenin, quien llegó fue la maldad absoluta de Stalin.

    Al “chavismo político e inocente” (la gran mayoría) sea civil o militar hay que hacerle ver que las primeras víctimas “necesarias” del estalinismo que viene, serán ellos mismos. A los niníes llegó el momento de precisarlos en cada casa, en cada lugar de trabajo porque su indefinición a estas alturas raya en la vagabundería y en la complicidad. Es tiempo de altísima política para nuestros líderes, porque el futuro está secuestrado. Es buen momento para ejercerla hablándole muy claro al país y evitar caer en la equívoca práctica de hacer las cosas a nuestras espaldas. Recordemos pues lo que dijo Camus: Todas las desgracias de los hombres provienen de no hablar claro, deben convertirse pues en hábiles negociadores de ese secuestro para aislar a una minoría que lo que quiere es llevarnos al abismo. Si lo logran, que es posible, Venezuela será próspera y feliz.


    Por: THAYS PEÑALVER
    tpenalver@me.com
    @thayspenalver
    EL UNIVERSAL
    jueves 26 de abril de 2012


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