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    El Editorial: Los viernes de Jaua

    Justicia revolucionaria

     

    Las declaraciones preliminares concedidas a un canal de televisión extranjero por el coronel y ex magistrado del Tribunal Supremo de Justicia, ex presidente de la Sala Penal, Eladio Aponte Aponte, han causado tal impacto en los distintos sectores de la población venezolana que la gente no sale del asombro de ver y constatar el grado de degeneración a que han llegado prominentes figuras del régimen bolivariano, particularmente militares. Hablamos de “declaraciones preliminares” porque, en realidad, lo son.

    Si las afirmaciones del coronel y magistrado bastaron (en esta ocasión) para escandalizar a los ciudadanos, quienes ahora pretenden lavarse las manos repitiendo tonterías como esa de que “el magistrado se vendió a la DEA”, que es una “olla fabricada por el imperio”, o que “estaba en la nómina de Makled”, deben tener presente que el declarante apenas empieza a confesar todo lo que ha acumulado a través de trece años de gobierno revolucionario.

    Los funcionarios han declarado en medio de un gran desconcierto. ¡No saben qué decir! Y esto es fatal en quienes se cuidan de escupir para arriba. El coronel y magistrado fue uno de ellos, y no sólo eso, sino que fue el verdugo, el que dejaba caer el hacha sobre el cuello de los perseguidos, por “instrucciones superiores”.

    Fueron muy graves las declaraciones de Aponte Aponte, con el agravante de que pretende hablar como militar y como civil, representante de todo lo malo que existe en uno y otro sector.

    Presume de conocer por dentro a la Fuerza Armada, describió cómo en un cuartel se alojó un cargamento de drogas, y cómo el coronel recibió la gracia del Poder Judicial manejado desde Miraflores. A estas acusaciones de gravedad sin precedentes no se puede responder con la simple difamación del personaje. No se puede decir que esta fue una “operación encubierta” de la DEA.

    De modo que lo que está en cuestión no es un hombre, sino el sistema de gobierno que ha echado las bases de su control en la impunidad y en la falsa idea de que nunca tendrán que rendir cuentas porque no soltarán el poder. Los regímenes autocráticos están condenados a estos avatares porque la concentración del poder los hace perder todo sentido de realidad.

    Insólitas. Graves. Perturbadoras. Las declaraciones del coronel y magistrado aterraron y aterran a los venezolanos, y todo el mundo espera el desenlace y la difusión de pruebas que afirma poseer y que de seguro entregará a Estados Unidos, y las pondrá en manos de un gobierno extranjero cuando su deber era ofrecerlas en Venezuela. Pero, ¿quién le puede negar que aquí hubiera sido silenciado? El coronel y magistrado denunció “los viernes del vicepresidente Jaua”. Según Aponte Aponte, en la oficina del vicepresidente se reúnen semanalmente representantes de los poderes del Estado para dictar sentencias. Es pertinente oír la versión oficial sobre lo descrito como “justicia revolucionaria”. O sea, la guillotina.


    Por: Redacción

    Política | Opinión
    EL NACIONAL

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