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    VLADIMIR VILLEGAS: ¡Déjate ayudar, Iris Varela!



    Familiares y vecinos esperan que el desalojo de la cárcel no se haga de forma "brutal y arbitraria".

    Tiempos de cambio

     

    Hace casi un año el presidente Hugo Chávez designó a Iris Varela como ministra de Asuntos Penitenciarios, y con ocasión de ese nombramiento manifesté la necesidad de darle un voto de confianza a la ex parlamentaria, y dije que la clave de su éxito o su fracaso sería su capacidad o incapacidad para escuchar las opiniones más diversas y autorizadas en torno al tratamiento que debe dársele a la problemática carcelaria.

    Pues bien, ha pasado bastante tiempo desde el nombramiento, y lo que viene ocurriendo en La Planta, centro de reclusión que está ubicado en pleno corazón de la ciudad capital, nos revela que prácticamente nada ha cambiado con respecto a los principales problemas existentes en las cárceles venezolanas ni en la manera de afrontarlos por parte del Ejecutivo Nacional. Lo primero que salta a la vista es la incapacidad o la falta de disposición a trabajar conjuntamente con otros sectores que están involucrados con el tema y que pueden hacer aportes fundamentales, como, por ejemplo, el Observatorio Venezolano de Prisiones, dirigido por Humberto Prado, o la fundación Una Ventana a la Libertad, coordinada por Carlos Nieto.

    Y ni hablar de la descentralización carcelaria, mandato establecido en la carta magna que nos dimos los venezolanos en 1999, y que ha sido ignorado reiteradamente por el Gobierno nacional. Decía en mi artículo y lo repito, ahora con más elementos a favor de esa tesis, que el Gobierno central no está en capacidad de ganar en solitario esta batalla, y que los gobiernos regionales y municipales serían un valioso apoyo para lograr erradicar la violencia, el trato inhumano y la ausencia de justicia en nuestras cárceles. El video dado a conocer por los reos de La Planta es la mejor demostración de que toda la esperanza generada por ese nuevo ministerio y por su titular se ha desvanecido. Y los hechos violentos dentro y fuera de ese internado dejaron al desnudo el fracaso de esa gestión.

    Pero fíjense que, a diferencia de los presos, no le exijo la renuncia a Iris Varela. Eso sería lo más fácil para ella, aunque se trate de una guerrera que difícilmente dará su brazo a torcer. Y de esto último se trata, precisamente. Iris tiene que dar su brazo a torcer, pero no frente a peticiones inaceptables de la población reclusa, sino frente a la realidad que la rodea. Y dar su brazo a torcer significa aceptar que ella sola no puede con ese paquete, que el Gobierno solo tampoco. Que ha llegado la hora no de admitir sino de convocar a otros actores, y de enfrentar, sin vocinglería sino con voluntad la corrupción existente en el sistema penitenciario.

    Es increíble, por ejemplo, que en casi un año de gestión todavía las mafias mantengan prácticamente intacto el mercado de compra-venta de armas en las cárceles. Que no se conozca de la apertura de investigaciones a funcionarios civiles y militares involucrados en estos hechos, porque nadie va a convencerme de que una ametralladora y una caja de municiones pueden ser introducidas en un arroz con pollo por una madre o la esposa de un reo. Que no se haya avanzado con el Poder Judicial en la aceleración de los procesos, en la creación de tribunales itinerantes. Que el Estado siga sin garantizar la vida de siquiera un preso. Esa es la realidad invariable, 10 meses después de la juramentación de Iris Varela. En lugar de culpar al periodismo de lo que ocurre en La Planta o en otros centros, ábrele las puertas a la prensa para que el país conozca sin censura el infierno penitenciario.

    En lugar de pelear con los gobernadores opositores, llámalos. En lugar de amenazar a los familiares de los presos hazlos parte de la solución. Ponte dura con los civiles y militares que forman parte del problema.

    Déjate ayudar, Iris… No serás menos fosforito por eso… Todo lo contrario.


    Por: VLADIMIR VILLEGAS
    vvillegas@gmail.com
    Política | Opinión
    EL NACIONAL

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