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    CORRUPCIÓN: CVAL está en el centro de la atención por el caso Agropatria



    La corporación tiene el objetivo de apalancar el desarrollo agroindustrial en el país. Pero su desempeño ha sido deficiente.

    Un gran consorcio
    que alimenta poco

     

    La Corporación Venezolana de Alimentos, creada en 2001 por mandato de la Ley de Tierras de ese año, aglutinó en 10 años 11 grandes empresas que a su vez manejaban otras compañías. De ellas, hoy sólo sobreviven 5, porque el resto fue liquidado en 2010.

    Un recorrido en los anaqueles del abasto Bicentenario de La Urbina ­el más grande de la red estatal­ permite sacar cuentas rápidas. En una mañana de mayo sólo se consiguen dos productos sellados con la marca CVAL, siglas de la Corporación Venezolana de Alimentos, consorcio del Ministerio de Agricultura y Tierras que reúne 15 empresas públicas. Uno es el arroz Venezuela Socialista y el otro es el Café Venezuela. En la visita se observan otras 18 marcas de rubros estratégicos como leche, harina de maíz y azúcar, además de café y arroz.

    “Lo lamentable es que se le dé prioridad a la importación y se perjudique la agroindustria nacional y a los productores”

    El recorrido aporta una pista del desempeño de CVAL, consorcio que sustituyó en 2010 a la liquidada Corporación Venezolana Agraria, creada nueve años antes. Al cabo de una década, el modelo del gran consorcio público orientado a apalancar el desarrollo agroindustrial, a insertar la idea socialista en la cadena productiva y a garantizar la soberanía alimentaria está lejos de dar los resultados esperados por los consumidores y el Gobierno.

    La corporación del despacho de Agricultura ha sido considerada por el presidente Hugo Chávez como una “herramienta de batalla”. Sin embargo, las cifras de importaciones de alimentos pueden dar una idea de los desafíos que tiene pendiente: 6,3 millardos de dólares en alimentos se compraron en el exterior en 2011.

    La historia de CVAL ha estado signada no sólo por denuncias de burocratismo y corrupción, sino también por una decisión de 2010: la liquidación de CVA y un conjunto de empresas adscritas, cuya existencia el Ejecutivo dejó de considerar necesarias.

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    Prioridades fallidas:

    CVAL agrupa dos centros técnicos productivos, una empresa de azúcar, otra de insumos agrarios, siete compañías alimenticias registradas en sociedad con Cuba, tres fundos ganaderos expropiados y una procesadora de plátanos. El año pasado la corporación tuvo un presupuesto de 958 millones de bolívares (33% más que 2010) que fue orientado a tres compañías consideradas prioritarias: la Empresa Comercializadora de Insumos y Servicios Agrícolas, Ecisa; la Compañía de Mecanizado Agrícola y Transporte Pedro Camejo y CVA Azúcar. A los tres corresponde 11%, 7% y 2,6% del presupuesto ministerial, y un expediente de gestión que no ha dejado de ser conflictivo.

    La Pedro Camejo tiene la función de fabricar y ensamblar maquinaria y atender productores en la preparación de tierras. Hace una semana, el presidente Chávez señaló en Consejo de Ministros que el país necesita un promedio de entre 15.000 y 20.000 tractores al año para lograr los objetivos planteados. De ese total, la filial de CVAL debía alcanzar una meta en 2012: producir 2.000 unidades. Los datos oficiales no inspiran confianza con relación al objetivo. En la Memoria y Cuenta del Ministerio de Agricultura de 2010 se afirma que la compañía ensambló 198 tractores ese año.

    En el reporte del año siguiente no se presentó información al respecto.

    Un convenio con Argentina es uno de los grandes fundamentos de la iniciativa. El instrumento ha permitido importar tecnología de la empresa de tractores Pauny, que se ensamblan en una fábrica inaugurada en 2010 en Guárico, donde funciona la Pedro Camejo. El propio Chávez en su intervención de hace una semana reconoció que la compañía había tenido problemas, pero no explicó qué tipo de dificultades.

    El Gobierno para incrementar la producción nacional de tractores ha desarrollado otras alianzas con firmas iraníes y bielorrusas, que están adscritas al Ministerio de Ciencia y Tecnología.

    Otro caso lo representa Ecisa, que absorbió a Agropatria en 2010 luego de la expropiación de Agroisleña. Las denuncias del desabastecimiento de insumos agrícolas, contrabando de productos y paralización de las plantas de agroquímicos ha complicado la situación en el campo. El malestar motivó una investigación de los cuerpos policiales y la apertura de un caso por parte de la Fiscalía. El descontento también ha llegado a las mesas técnicas del despacho agrícola en diferentes estados del país y a la Asamblea Nacional.

    El último capítulo está en desarrollo: los diputados de la Comisión de Contraloría aprobaron por unanimidad interpelar a Yván Gil, presidente de la institución desde enero de 2012, para que explique la situación de la empresa, que recibió del Ejecutivo 330 millones de dólares para comprar insumos. El año pasado Ecisa tuvo un presupuesto de 472 millones de dólares.

    La CVA Azúcar ha sufrido con los obstáculos, a pesar de que este año cuenta con un presupuesto de 1.390 millones de bolívares, 30% más alto que el de su casa matriz CVAL. La empresa tiene a su cargo 6 centros productivos: el Algimiro Gabaldón, en Lara; Santa Clara, en Yaracuy; Santa Elena, en Portuguesa; el Venezuela, en Zulia, además de los centrales de Sucre y Trujillo.

    Esto dos últimos se conocían como centrales Cumanacoa y Cariaco, que apenas comenzaron operaciones en marzo pasado después de transcurridos aproximadamente 6 años de la expropiación de ambos. El rubro sirve de ejemplo para Alejandro Gutiérrez, especialista agroalimentario de la Universidad de los Andes.

    “En el caso del azúcar, sólo de Brasil importamos 867.000 toneladas de azúcar crudo el año pasado”. El académico admite que las compras en el exterior han servido para mejorar el consumo de alimentos por habitante. “Pero lo lamentable es que se le dé prioridad a la importación y se perjudique la agroindustria nacional y a los productores”.

    El Central Azucarero Ezequiel Zamora estuvo adscrito a la CVA hasta 2010. Sus siglas CAEZ son aún identificadas como un caso de corrupción: se inauguró en enero de 2012 con 9 años de retardo. Su ex presidente Antonio Albarrán fue sancionado por la Asamblea Nacional por malos manejos en el central. El funcionario incluso fue ministro de Agricultura y Tierras de Chávez.

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    Estrategia y control:

    “La visión de la CVA era gerenciar el parque industrial, pero luego se reinventó”, dijo Dionisio Rodríguez, ingeniero agrónomo de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado. Señaló que después del paro petrolero, el Gobierno tomó la decisión de controlar la cadena agroproductiva para evitar una nueva disrupción de suministros de alimentos, como argumentan que ocurrió entonces. “El Estado comprendió que con la CVA no sólo se dedicaría al fomento industrial, sino a propiciar la soberanía agroalimentaria”.

    Se abrió entonces el camino para la creación de once empresas dedicadas cada una a la producción e importación de rubros considerados estratégicos o al manejo de las fincas expropiadas a privados. Entre 2005 y 2007 se abrieron empresas específicas para rubros como carnes y pescados, lácteos, cereales y oleaginosas, café y hasta una que recibió el nombre de CVA Cultivos Varios, en la cual se agrupaban las que no estaban representadas por una compañía. La liquidación iniciada en 2010 sólo dejó vivas a un puñado de esas empresas.

    Según Rodríguez, se eliminaron por “problemas de manejo y coordinación política”. “Fue parte de la curva de aprendizaje para el Gobierno”, expresó.

    Todavía, sin embargo, quedan lecciones por aprender.

    Empresas liquidadas:

    La Corporación Venezolana de Alimentos, creada en 2001 por mandato de la Ley de Tierras de ese año, aglutinó en 10 años 11 grandes empresas que a su vez manejaban otras compañías. De ellas, hoy sólo sobreviven 5, porque el resto fue liquidado en 2010. 

    En el primer año se le adscribieron dos complejos agroindustriales azucareros: el Ezequiel Zamora y el Pío Tamayo. Luego, en 2003, nació Café Venezuela. 

    En 2005 se crearon las siguientes empresas: Agrícola Venchi, que ejecuta un acuerdo con China para impulsar las siembras de sisal y frutales; el Centro Técnico Productivo Socialista Florentino, antiguo hato La Marqueseña; CVA Azúcar, CVA Ecisa; CVA Lácteos y CVA Cereales y Oleaginosas. 

    En 2006 surge CVA Café; en 2007 Cacao Oderí y CVA Leander Carnes y Pescados; y en 2008 CVA Cultivos Varios. Algunas de ellas no pasaron el análisis administrativo que les hizo la Contraloría General entre 2006 y 2007 (Cereales y Oleaginosas; Ecisa y Azúcar). En el informe se indica que no se ajustaban a la normativa de la gestión pública y carecían, por ejemplo, de manuales para hacer rectificaciones presupuestarias. Las liquidadas fueron las filiales de lácteos, cereales y oleaginosas, café, carnes y pescados, y cultivos varios.


    Por: FABIOLA ZERPA
    FZERPA@EL-NACIONAL.COM
    DAVID GONZÁLEZ
    DGONZALEZ@EL-NACIONAL.COM
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    EL NACIONAL
    MIÉRCOLES 30 DE MAYO DE 2012


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