“Los hay para la paz
y para la guerra…”
El mismo instrumento sirve para ambas cosas. Su sonido -de acuerdo al repique- nos indica si debemos prepararnos para enfrentar al enemigo por la fuerza, acomodarnos para bailar su ritmo en las festividades o elevar al cielo su son para venerar el amor divino de la santidad. El sonido del tambor siempre deja un recuerdo, porque estremece el espíritu.
Sin embargo, hay personas que escuchan sonar los tambores y piensan que por lo elevado del sonido, son signos de guerra, son tambores que avecinan una amenaza. Mi padre me cuenta que en su niñez, había un señor llamado Alfredo Vale que era vecino de ellos en las montañas de Las Virtudes de Santa Ana de Trujillo y en los tiempos de las fiestas patronales de los pueblos que estaban montaña abajo, se escuchaban arriba los estallidos de las bombas pirotécnicas, y él decía: “Estalló la guerra”. Ese anuncio ponía nervioso a todos los niños.
Ahora sucede igual con el oficialismo. Cualquier movimiento de la oposición, es un plan conspirativo, es una amenaza para la estabilidad de su Gobierno, son signos de guerra y alertan hasta las fuerzas armadas y a sus seguidores, para que le pongan oído a esos “tambores de guerra”. Son parecidas a las suposiciones del recordado campesino. La idea ahora es atemorizar para intentar frenar la avalancha de una campaña electoral que oficialmente se iniciará el 1 de julio y que va a abrir el telón para que se vean las actuaciones que han tenido los principales actores de la tragedia que ha vivido Venezuela en los últimos años.
Los tambores van a sonar sin temor de ningún tipo. ¡Eso si!, la oposición deberá ser creativa, deberá buscar alternativas comunicacionales, porque el 80 por ciento de los medios de comunicación audiovisual están atrapados en manos del oficialismo. En esta materia será necesario redoblar el repique de tambores, porque la importancia de llevar el mensaje es fundamental. Sin embargo; dicen los expertos, que el mejor canal es la comunicación de persona a persona y sabemos que la oposición tiene tres millones de voceros para cumplir esa tarea. El contacto en vivo nos acerca y nos compromete en la palabra.
Recuerdo la pasada campaña electoral para la Asamblea Nacional. En aquel entonces el diputado indígena Arcadio Montiel, visitó pueblo por pueblo como candidato indígena de los estados Zulia, Mérida y Trujillo, con un tambor colgado al hombro y al terminar su intervención tocaba el instrumento y decía: “ustedes no me van a recordar por mi nombre, pero si por el hombre del tamborcito”. Todos votaron por él y hoy no sólo es el diputado indígena, sino el coordinador nacional de los indígenas con Henrique Capriles. Por cierto, sus ancestros durante muchos años han tocado el tambor de la guerra, pero ahora considera que los tambores sonarán para despertar al espíritu de la felicidad.
Coincidencialmente, el sonar de los tambores para venerar la divinidad que nos da la paz espiritual, comenzarán una semana antes de la campaña electoral. En todo el Litoral Central, en la tierra de Henrique Capriles, repicarán los tambores para la fiesta de San Juan el domingo 24 de junio. “.. San Juan todo lo tiene, San Juan todo lo da”. San Juan anunció la presencia entre nosotros de Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios. Pongámosle oído al sonar de los tambores de San Juan y seguro que por su anuncio habrá alegría en nuestro corazón, porque él es el santo que anuncia la buena noticia.
¡Que suenen los tambores!
Por: Lenín Valero
(Periodista)
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@valeromarquez
