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    ZENAIR BRITO: Es mas fácil comenzar a andar si nos apoyamos entre todos



    “No es nada fácil empezar de nuevo..”

     

    Las dos facetas más olvidadas del concepto holístico de salud son: la salud mental y la salud social. Resulta difícil imaginar un estado de completo bienestar físico, sin un adecuado equilibrio emocional o unas condiciones socioeconómicas estables.

    Como en el aspecto físico, la atención de la salud mental y social consta de tareas preventivas, de promoción de la salud y rehabilitadoras tras la enfermedad. A diferencia de la faceta asistencial, aquí somos nosotros los principales agentes sanadores, y tenemos en nuestra mano cuidarnos y ayudar a cuidar a los que nos rodean.

    Quizá lo que más sorprende de la crisis actual es el estado generalizado de miedo que se respira. El que tuvo o el que no tuvo, el que tiene poco o el que tiene mucho, todos hacen suyo el refrán ‘mientras el hacha va y viene, el palo descansa’. Poco importa lo que nos azoten los mercados financieros, las cifras de desempleo galopantes o los recortes sociales; la única felicidad posible parece ser la que hay entre golpe y golpe.

    Es difícil encontrar el ánimo necesario para emprender un proceso de cambio desde este ambiente opresivo. Los problemas que nos asfixian son reales, individuales, personales. Deudas, enfermedades, precariedad laboral… o hambre. Son niveles demasiado elementales de la pirámide de necesidades de Maslow, pues afectan el núcleo de la seguridad del individuo.

    Crear situaciones de necesidad extrema es la mejor forma de conseguir que el individuo no tenga tiempo para descubrir por sí mismo como salir de su propia depresión vital. Sin embargo, aun en estas circunstancias es posible encontrar un motivo para sonreír, y una sonrisa es el mejor punto de partida hacia un nuevo futuro.

    Si por un momento dejamos de atender el huracán que ruge sobre nuestras cabezas, y bajamos la vista hacia nuestro alrededor, veremos un nuevo ángulo de la situación. Uno, dos, diez… decenas de personas asustadas como nosotros, abrazadas a sus más allegados, mirando arriba esperando que amaine el temporal, tan cercanas físicamente como alejadas mentalmente; tan aterrados por sus miedos individuales como anestesiados a los miedos ajenos; tan conscientes de su propia debilidad como ignorantes de la fuerza que tienen en conjunto. Mientras arriba ruge la tormenta, junto a nosotros gime un semejante. Y uno de los dos sonidos puede tener consuelo por nuestra parte. No es ahí fuera donde está la solución a nuestros problemas, sino a nuestro alrededor. Los bonos petroleros no vendrán a comprarle la barra de pan a nuestro vecino, ni la balanza de pagos le hará un descuento para los libros de sus hijos.

    No será el teniente coronel socialista-comunista el que nos sonría cada mañana, ni sus besos los que nos dirán ‘buenas noches’ antes de dormir. No son ellos, sino nosotros, los que levantaremos de nuevo este mundo extraño que compartimos.

    No serán ellos, sino nosotros, los que uniremos nuestro tenue soplido al de los que nos rodean para crear el vendaval que disipe este ambiente ominoso que nos abruma. Y esta vez les demostraremos que se puede hacer una Venezuela mejor, más humana, más solidaria.

    No es nada fácil empezar de nuevo. Pero nada que merezca la pena lo es ¿no? Desde conquistar lo que amamos, hasta labrarnos un futuro o criar a nuestros hijos, pasando por tratar de alcanzar los hermosos lugares que aparecen en nuestros sueños.

    En este difícil momento que vive nuestra Venezuela es más fácil comenzar a andar si nos apoyamos entre nosotros. Todos tenemos algo que ofrecer, pequeño, pero único; algo que los demás aprecian, y que los anima a emprender sus propios caminos. Haciendo pan, conduciendo un autobús escolar o limpiando alcantarillas podemos crear ese momento de alegría que alguien necesita para emprender algo grande que nos beneficiará a todos.

    Hay un camino EL DEL PROGRESO.


    Por: Zenair Brito Caballero
    britozenair@gmail.com
    @zenairbrito

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