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    ÓSCAR LUCIEN: La trampa sale



    “El CNE no abre los ojos ante
    un ventajismo alarmante…”

     

    1.- Dudo que exista en el planeta alguna institución que dedique más empeño a la promoción de sus supuestas virtudes y logros que el Consejo Nacional Electoral de Venezuela. Todo me hace pensar que en sus oficinas dominan enormes espejos en los cuales las rectoras se miran a diario y exclaman: ¡Qué grandes somos! Regimos el mejor sistema automatizado del planeta y no hay país en el mundo que nos iguale en adelantos tecnológicos. Y se retocan el peinado para salir a declarar.

    La interrogante de si los ciudadanos estamos o no satisfechos con el autoproclamado “mejor sistema del mundo” no se la plantean en el directorio, máxima instancia de la institución, y, por lo tanto, no hay respuesta a las múltiples exigencias y reclamos respecto a múltiples asuntos, entre ellos los esenciales: oportuna divulgación de los resultados definitivos de eventos electorales (referéndum, votos de los compatriotas que viven en el exterior) y en plataformas de fácil acceso para la contraloría ciudadana; promoción efectiva de la participación; motivación de miembros y testigos de mesa; formación adecuada. Pero en cada elección el CNE nos impone una nueva maquinita, que refuerza la propaganda y el bombo institucional, sin ningún esfuerzo en responder sentidas inquietudes de los electores sobre la misma conveniencia de tanta parafernalia técnica y, muy en particular, la imposición de la máquina captahuella que genera la preocupación (infundada o no) de que el Gobierno pueda vulnerar el secreto del voto.

    2.- Asistimos a una elección crucial. En términos de credibilidad, el CNE arranca con una pata coja.

    A contracorriente con la tradición que fijaba las elecciones presidenciales para el primer domingo de diciembre del año correspondiente, el “árbitro” electoral convocó las elecciones para el 7 de octubre y creó, potencialmente, la inconveniente situación de exponer al país a dos presidentes durante tres largos meses, situación que se agrava por los no santos antecedentes del Presidente en ejercicio. No hubo una explicación sobre el provecho de tal decisión y, por el contrario, no pocos venezolanos sospechan que tal convocatoria se realizó en beneficio del candidato del oficialismo, el Presidente en ejercicio. Pero lo que sí tenemos es una nueva maquinita, o la misma, ahora enchufada al dispositivo que acciona la máquina para votar que ha generado mucha inquietud en el votante. Nuevamente el CNE insiste en la parafernalia técnica, y no ha sido consecuente con una campaña, no de las virtudes del sistema, sino de las características y condiciones que garantizan el secreto del voto. Sin duda, la forma como se presenta el nuevo dispositivo de votación no hace descabellado pensar que los niveles de incertidumbre no son inocentes. Veremos si el CNE atiende los reclamos y produce alguna corrección en esta materia.

    3.- Frente a los temores y las prevenciones que circulan particularmente en correos electrónicos y en la plataforma 2.0, estoy convencido de que una votación mayoritaria y contundente a favor del candidato comprometido con los valores democráticos y la defensa de la Constitución disipará toda tentativa o coqueteo de trampear la voluntad soberana de una población harta de catorce años de ineficiencia, burocratismo y corrupción. Quiero llamar la atención, más bien, sobre las condiciones fraudulentas para la realización del proceso electoral, y entre ellas destacar el obsceno ventajismo del candidato del Gobierno y la complacencia del “árbitro” que no ejerce su poder para meterlo en cintura. La declaración de la rectora Lucena, a apenas dos días del inicio oficial de la campaña, dejó mucho que desear y activó todas las alarmas de lo que podemos esperar en esta campaña en materia de regulación y de control del ventajismo.

    La negativa del CNE a regular las abusivas cadenas presidenciales también es otro signo alarmante. En países tan cercanos como Colombia o Brasil, donde existe la reelección por un período, el organismo electoral impone una normativa precisa que coloca un contrapeso a la natural ventaja de un presidente en ejercicio. El CNE tiene un mandato constitucional, el artículo 293, que lo faculta plenamente para garantizar igualdad en el proceso, fuera de lo taxativamente expreso en artículos de la Ley contra la Corrupción. Pero cómo va a actuar el CNE, si su rectora presidente no ve ningún ventajismo. Esta semana se presentaron denuncias concretas que esperamos le abran los ojos, actúe y no quede tan mal parada ante la historia. Porque, hagan lo que hagan, la trampa sale y Capriles Radonski será el próximo presidente de Venezuela.


    Por: ÓSCAR LUCIEN
    @olucien
    Política | Opinión
    EL NACIONAL

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