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    VLADIMIR VILLEGAS: El Gobierno fue repudiado en Ferrominera



    Rubén González hizo su primera aparición pública, luego de su victoria sobre el oficialismo en las elecciones de Sintraferrominera, en la “carpa de la dignidad”.

    Tiempos de cambio

     

    Un perseguido político y sindical, enjuiciado para sacarlo de la calle y sobre todo de la empresa Ferrominera, pudo más que todo el poderío del Estado, que la presión ejercida contra los trabajadores para que no lo reeligieran al frente del sindicato, pudo más que una cúpula sindical roja rojita, envalentonada por el apoyo del patrono “revolucionario”.

    El triunfo de Rubén González y de su equipo en Ferrominera es sencillamente refrescante, porque implica la derrota de un modelo sindical gobiernero, autoritario, tramposo, y a la vez domesticado, supeditado bochornosamente a los designios del líder mesiánico que nos gobierna.

    Aunque se trate de una elección local, el caso de Rubén González es clave. Es imposible no recordar todo lo que en el pasado le hicieron a Andrés Velásquez para que el movimiento Matancero y la Causa R no ganaran el sindicato Sutiss.

    Trampas, golpizas, maniobras de todo tipo que no pudieron detener la voluntad de la masa obrera. Pues bien, todo el calvario que vivieron los matanceros en Guayana empalidece frente a la persecución de la cual ha sido víctima el hoy reelecto secretario general del Sindicato de Ferrominera. Apenas hace unos días, en plena campaña para las elecciones en la empresa, le fue reabierto el juicio a Rubén. Querían darles un mensaje a los trabajadores para que no votaran por él, pero se produjo el efecto contrario. No nos extrañe que persista la idea de llevarlo otra vez a la cárcel, por un nuevo “delito”: derrotar al modelo sindical del “socialismo del siglo XXI”.

    Los trabajadores de Guayana han dado una lección que debe ser leída por todo el país.

    Esa lección no es otra que la necesidad de derrotar el miedo, el abuso, el chantaje político, la amenaza y la prepotencia de quienes se creen ungidos por un ser superior para perpetuarse en el poder. La masa obrera de Ferrominera les pasó factura a los sindicalistas rojos rojitos que se prestaron para justificar la persecución contra Rubén González, un líder salido de las filas del chavismo que no aceptó órdenes de arriba para atentar contra los derechos de sus compañeros.

    Y esto fue una derrota no sólo para la plancha psuvista, sino también para la gerencia de Ferrominera, para el gobernador Francisco Rangel, para la Central Socialista de Trabajadores e incluso para el propio Gobierno. Todos participaron de esta fracasada cayapa política.

    Imagino que lo ocurrido en Ferrominera encendió las alarmas en todo el sindicalismo psuvista, sobre todo en el sector petrolero, donde los abusos de poder, el contubernio de la dirigencia de la Federación Unificada de Trabajadores con la directiva de Pdvsa, salvo honrosas excepciones como José Bodas, Iván Freites y el propio Orlando Chirinos, entre otros, se tradujeron en un contrato colectivo “discutido” a espaldas de los trabajadores, o más bien dictado, impuesto sin chistar por el ministro Rafael Ramírez.

    Ese modelo sindical derrotado en Guayana es hijo legítimo del modelo político que se ha instaurado en nuestro país, divorciado de la Constitución que nos dimos los venezolanos en 1999. Y miren las similitudes. En ese modelo sindical sólo caben los que creen en el “socialismo”. No son reconocidos los dirigentes sindicales elegidos por corrientes independientes o contrarias al Gobierno. El Poder Judicial es utilizado para sacar del juego a los dirigentes incómodos como Rubén González. No se acepta el derecho a huelga ni se respeta la contratación colectiva.

    Los trabajadores de Ferrominera marcaron una pauta.

    Señalaron un camino. Cualquier parecido con lo que puede ocurrir en Venezuela el próximo 7 de octubre no es pura coincidencia.


    Por: VLADIMIR VILLEGAS
    vvillegas@gmail.com
    Política | Opinión
    EL NACIONAL

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