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    Teodoro Petkoff: El pitcher entró al Mercosur



    Mercosur tiene una significación
    sólo política “por ahora”

     

    Finalmente se concretó el ingreso de nuestro país al Mercosur. Chacumbele, siempre fiel a su explicación fabulada de las cosas, lo presentó como un triunfo de la diplomacia venezolana.

    Pamplinas. Entramos por carambola, debido la suspensión de Paraguay, a raíz del peculiar golpe de Estado “constitucional” que sacó al presidente Lugo, lo cual permitió meter a Venezuela por la ventana, tras la cual la esperaban tres mercados ansiosos de vendernos de todo y que sin muchos miramientos procedimentales jalaron a nuestro país hacia adentro y sacaron a Paraguay. Venezuela simplemente se ganó ese quintico de la lotería suramericana. Ese modo chimbo de integrarnos, sin embargo, podría continuar sembrando semillas para futuros problemas políticos en un Mercosur que hoy mismo está cruzado por tal clase de contradicciones que hasta hacen temer por su futura viabilidad.

    Pero, lo cierto es que estamos adentro, y eso, que en abstracto, saludamos, no debe hacer olvidar que para el ejercicio pleno de nuestra presencia en el acuerdo integrado habrá que tomarse muy en serio la actual incompatibilidad de nuestra economía y nuestra política económica con las de Mercosur.
    Falta un trabajo muy duro por hacer, en el cual, si Venezuela quiere en serio permanecer en el grupo, deberá ajustar nuestras condiciones económicas a las reglas de Mercosur, para lo cual tenemos todavía cuatro años por delante. Pero además tendrá que respetar las normas democráticas del pacto, justamente aquellas que esgrimió el Senado paraguayo para bloquear nuestra incorporación.

    De modo que por ahora nuestra pertenencia a Mercosur tiene una significación sólo política. De hecho, Chacumbele, fantasioso como siempre, no más le dieron la palabra se largó a proponerle a los socios “un cambio en el modelo político”. Sus primeras palabras fueron para proponer, pues, que los países de Mercosur adopten el “socialismo del siglo XXI” como modelo político-económico. Se dirá que son meras palabras y que a la hora de freír los huevos, Venezuela aterrizará en la realidad, pasando por la dura prueba de discutir item por item, producto por producto: para cuáles puede eliminar aranceles de inmediato, para cuáles necesita un proceso un poco más prolongado y cuáles serían objeto de protección indefinida; además tiene que ajustarse al arancel común de Mercosur frente a terceros, lo cual es una complicación bastante seria. Veremos, pues. Lo grave es que entramos justo cuando el modelo económico venezolano es un cruce de morrocoy con gallo; un verdadero caos. Chacumbele ha destruido no sólo buena parte del aparato industrial privado sino que se ha echado al pico casi todo el aparato industrial público. De modo que para ajustarnos a las reglas de Mercosur y tener algo que exportar, además de petróleo, tendremos primero que poner la casa en orden, reconstruyendo de Pdvsa para abajo hasta toda Guayana, revitalizando el sector privado e implementando una política macroeconómica que abata la inflación y se acople a la macroeconomía común.

    Falta pues, mucho camino por recorrer y tocará a Capriles Radonski perfeccionar nuestra pertenencia en ese club tan asimétrico.


    Por: Teodoro Petkoff
    jueves, 2 de agosto de 2012


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