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    HomeActualidadFALCÓN: 600.000 barriles ardieron en Amuay y contaminaron el ambiente

    FALCÓN: 600.000 barriles ardieron en Amuay y contaminaron el ambiente



    Poca gente se atreve a caminar por las calles cubiertas del líquido utilizado para apagar los incendios, temen contaminarse como muchas personas que tienen erupciones y problemas respiratorios, por los gases emanados.

    1.218 casas y 36 comercios
    dañó la explosión en Amuay

     

    En Amuay salen a la calle con tapabocas.

    Centro de Paraguaná registró 222 incidentes en 2011.

    Algunos usan tapabocas sin saber qué les afecta ojos, gargantas y pulmones.

    Exhortan al Intevep a hacer los estudios para determinar la presencia de partículas contaminantes en el aire.

    Hay ojos enrojecidos y rostros hinchados. La población cercana a la refinería se queja de la falta de diagnóstico por parte de los ministerios de Ambiente y Salud. También de la carencia de medicamentos.

    Juan Carlos Sánchez, ingeniero experto en seguridad ambiental, afirmó que se perdieron 9 tanques con un total de 600.000 barriles de naftas y advierte sobre la presencia de los elementos nocivos del humo.

    El ministro de Petróleo y Minería, Rafael Ramírez, dijo que actuarán especialistas de Pdvsa y un cuerpo de seguridad de la compañía y de la Fiscalía General de la República. No participarán expertos ajenos al Gobierno “porque las fuentes distintas no son nada transparentes”.

    El inventario inicial que arroja la explosión y el incendio en la refinería de Amuay es de 9 tanques con un volumen de 600.000 barriles de naftas, según el ingeniero Juan Carlos Sánchez, experto en seguridad ambiental. Advierte sobre la necesidad de agilizar los efectos de contaminación sobre el aire que generó el combustible y los materiales inflamables que se consumieron durante el siniestro.

    “Es importante que en menos de un mes se haga la investigación para determinar la presencia de partículas que dejó el humo que se vio durante el incendio porque puede contener elementos que afecten la salud de la población”, reiteró Sánchez. “El Intevep cuenta con los equipos para hacer el estudio y corresponde al Ministerio del Ambiente solicitar a Pdvsa que no demore la investigación”, dijo.

    Agregó que la investigación no está vinculada a la que debe realizarse para determinar las causas del siniestro, pero explicó que cualquier estudio debe incluir las cuatro razones por las cuales puede ocurrir una explosión como el de Amuay.

    Cita que hay hechos que se han dado por el diseño de la instalación. “No creo que eso sea la razón en el caso de Amuay, si tomamos los años que lleva operando, los escasos accidentes que tuvo en el pasado y el cuidado que siempre se tuvo en las ampliaciones”, expresó.

    Una segunda y tercera razón apunta a la falta de mantenimiento y la sustitución de equipos adecuados y a tiempo, respectivamente. En cuarto lugar, está el error humano. “La pregunta que debe responder cualquier investigación es si el incendio se debió a alguna de estas causas”, indicó Sánchez.

    Incidentes:

    Uno de los aspectos que reporta el informe de la compañía de seguros RJG Risk es el número de incidentes que registraron en el Centro de Refinación de Paraguaná: 222 en total, que incluyen desde la colisión de vehículos dentro de las instalaciones hasta pequeños incendios, fuga de gases e interrupciones del servicio eléctrico.

    De esta cantidad sólo 11 se dieron a conocer, 20 aún se encontraban bajo averiguación y 173 permanecían para revisión del comité designado de la investigación.

    En el documento se advierte sobre el hecho de que algunos de los equipos pudieran haber alcanzado la vida útil, en otros se señala el deterioro en los materiales al punto de que se detectaron niveles de corrosión y en otros hubo errores de operación.

    Recomiendan hacer la investigación en menos de un mes para determinar la presencia de partículas que pueden ser nocivas para la salud.

    El cerco militar:

    En la calle Victoria de La Pastora ruegan por seguridad. Opinan que la militarización de las zonas cercanas a la refinería no garantiza el pleno resguardo. Vecinos se levantaron ayer en la mañana contra un grupo de desconocidos que circulaba en un rústico. “Hace días cedimos una calle residencial a los camiones de carga pesada, pero comenzaron a pasar carros particulares y eso ha provocado el levantamiento de polvo. Entonces, decidimos cerrarlo y fuimos atacados con piedras por personas que viajaban en una camioneta”, contó Karem Ocando. Aunque aplauden el cese de los robos, exigen que se acentúe la supervisión. Denuncian que el ingreso de personas ajenas a la comunidad pudiera representar un peligro, pues muchas viviendas quedaron desguarnecidas debido al estallido del sábado en el Centro de Refinanciación de Paraguaná. “Hay casas que están sin techos o paredes.

    Eso da mucho miedo, ya que puede meterse cualquiera”, afirma Judith García.

    Comunidades afectadas por el siniestro de la refinería piden la presencia de los ministerios del Ambiente y de Salud.

    Hay rostros cubiertos y ojos enrojecidos:

    En La Pastora y Alí Primera, comunidades localizadas a pocas cuadras del Centro de Refinación de Paraguaná, algunas personas caminan por las calles con tapaboca. Dicen que cargan la mascarilla para evitar los efectos de la explosión del sábado.

    “A ciencia cierta no sabemos qué nos irrita los ojos, garganta y vías respiratorias. Pero tratamos de evitar que empeoren nuestros males. No soy la única que siente que le entra como cianuro en los ojos cuando camino por las vías cercanas a la refinería”, explicó Ana Pineda, afectada por el estallido.

    El mal llegó el miércoles:

    Daisy Álvarez, de 51 años de edad, fue una de las primeras en sentir fuertes ardores en la piel: “Se me enrojecieron distintas zonas del cuerpo, luego me empezaron a brotar como picaditas de zancudo que me mantienen hinchados los pies.

    También el riesgo de enfermarme con asma me ha obligado a usar tapabocas”.

    Las excoriaciones y males respiratorios se repiten en otros habitantes de La Pastora. Derwyn González, de 29 años de edad, tiene los brazos arañados a consecuencia del picor. “No he podido dejar de rascarme, la picazón es fuerte. Ya mi bebé y mi esposa comenzaron a tener los síntomas”, asegura.

    En la familia de González dice que la espuma y aguas drenadas por los camiones de Pdvsa ­utilizadas para apagar los incendios en el Centro de Refinación de Paraguaná­ son las culpables del malestar. “Se han presentado fiscales y esperamos a la gente del Ministerio del Ambiente. Ya nos han dicho que no hay riesgos, pero algunos vecinos tienen malestares. Sólo hay que mantener la calma, se está tramitando la ayuda”, indicaba ayer Edgar Betancourt, vocero de la comunidad y enlace con instituciones gubernamentales.

    Mientras llega la ayuda a la totalidad de las comunidades afectadas, un grupo de niños decidió ocupar una esquina del sector para jugar con la espuma. En la casa de Judith García, en un polvoriento callejón de La Pastora, se intentan proteger de las ruinas dejadas por el estallido: “Las paredes y techos agrietados, el aire con polvo y otras cosas pueden ser un peligro. Acá no ha llegado nadie para solucionar nuestros problemas, pero tenemos esperanzas de que lo hagan”.

    Luvianny Díaz, esposa de González, tiene una sensación de incertidumbre. Acudió a un ambulatorio médico y no obtuvo diagnóstico en relación con las afecciones de la piel: “Nos dieron una pomada sin explicar qué tenemos. Yo me preocupo por mi hija, que tiene cuatro meses y se siente mal por la picazón en la piel.

    Todavía quedan muchos niños en la zona”.

    Fallecimiento genera confusión en el hospital Coromoto:

    Ayer falleció Isbelia Rodríguez, quien ingresó el sábado pasado en el hospital Coromoto de Maracaibo con quemaduras en más del 70% del cuerpo. Su muerte generó confusión, porque mientras los doctores dicen que no fue por la explosión de Amuay, un allegado argumenta lo contrario.

    Los médicos señalaron que Rodríguez fue referida de Falcón debido a un accidente con una bombona de gas en su casa, a 60 kilómetros de la refinería. Un representante de un consejo comunal, que no quiso identificarse y que estaba con una sobrina de Rodríguez, aseguró que la sacó de los escombros cerca del complejo.

    Ya van tres muertes por quemaduras de personas que fueron ingresadas en el centro asistencial desde el sábado.

    Por otra parte, los médicos señalaron que ayer en la tarde les darían el alta a Ramón Antonio González y Pedro Gregorio Pire. Se recuperaron satisfactoriamente de los politraumatismos como consecuencia de la explosión.

    Atención:

    La Pastora fue uno de los lugares más afectados por la explosión ocurrida en la refinería. El impacto del estallido hizo tambalear más de 200 viviendas. En la urbanización Antonino fue convocada una rueda de prensa ayer en la tarde para insistir en que deben darles una indemnización. “Sabemos que estamos ante una crisis, pero necesitamos una respuesta concreta y segura. Por nuestras casas han pasado los bomberos y trabajadores de Desarrollo Social de Pdvsa y Fontur para censar y prometer arreglos. Sin embargo, creemos que la mayoría no quiere volver a vivir en esta zona”, aseguró Marina Mujica.

    Las inspecciones de Pdvsa y el Ministerio Público fueron recibidas con peticiones. En Alí Primera y La Pastora, por ejemplo, exigen presencia de funcionarios de los ministerios de Ambiente y Salud.

    Diosdado Cabello: No dije esas palabras:

    El presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, solicitó un derecho a réplica al diario para aclarar que la frase “no se puede asegurar que el humo que sale de Amuay es perjudicial para la salud” no es una declaración suya.

    La frase salió publicada el 29 de agosto en una nota de la periodista Maru Morales titulada “Voceros y contradicciones causan zozobra en la población”.

    Atendiendo al mandato expreso de la Constitución nacional y del Código de Ética del Periodista, se cumple con darle cabida a la aclaratoria del parlamentario, que en una comunicación al presidente editor Miguel Henrique Otero señala: “Desmiento rotundamente la afirmación realizada por la periodista Maru Morales en el diario El Nacional del día 29 de agosto del presente año, cuando afirma en un entrecomillas que el diputado Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional, expresó: `No se puede asegurar que el humo que sale de Amuay es perjudicial para la salud’ palabras nunca mencionadas por mi persona”.

    El fuego de Amuay nos grita:

    Cuando en una refinería se produce una explosión de la magnitud de la Amuay, estremece el entorno, pulveriza todo en derredor, arde en llamas, oscurece el sol con imponentes columnas de humo oscuro y caliente, causa muerte y desolación, desata terror y angustia. Esto no tenía por qué pasar. No ocurre en el resto del mundo. Tragedia humana, desastre ambiental, gigantesca pérdida económica y descrédito del país, son las principales consecuencias de esta nueva evidencia de mal manejo de la industria más costosa del país.

    Nuestras tecnologías de primer mundo en manos de un gobierno de quinta… categoría.

    Esas muertes, desaparecidos, heridos y traumas, pudieron evitarse, como se han evitado por décadas en países con refinerías. El desastre de Amuay es el evento catastrófico con mayor número de víctimas en la historia de las refinerías en el mundo, y su impacto ambiental está por evaluarse, cuando todavía es turbia la situación en las instalaciones de la segunda refinería del planeta.

    El siniestro en Amuay liberó gases tóxicos y otros contaminantes. De acuerdo con información extraoficial, los tanques que se incendiaron contenían olefinas, nafta y gasolina; los componentes de esos productos son más pesados que el aire, por tanto, su difusión vertical, su ascenso a la atmósfera, no ocurre a menos que sean empujados por el viento. Estos vapores tienden a mantenerse cerca de la superficie. Cuando esas sustancias (nafta, olefinas, gasolina) se queman en ausencia de suficiente oxígeno, como ocurrió en Amuay, se producen dióxido de carbono y monóxido de carbono, que no se ven a simple vista. Además, como productos de la combustión, hay emisiones de óxidos de azufre (gases ácidos) y vapores de hidrocarburos, incluidos compuestos orgánicos volátiles y partículas de carbón suspendidas que se ven, como el hollín. Los impactos de esas masivas emanaciones de gases en el efecto invernadero o sobre el ambiente global se verían a largo plazo. Pero, excepto por el dióxido de carbono, el resto de gases y partículas son irritantes y perjudiciales para los seres humanos y la biota. Los hidrocarburos son precursores de la formación de aldehídos en la atmósfera por la interacción de los compuestos orgánicos con el ozono y los óxidos de nitrógeno, y son muy irritantes del sistema respiratorio y los ojos.

    Los óxidos de azufre son gases ácidos responsables de formar “lluvia ácida”, que afecta suelos, cuerpos de agua, estructuras metálicas y de concreto, entre otros efectos degradantes. Es obvio que muchos productos y sustancias derramados en Amuay, en estado líquido y sólido, alcanzaron el mar (la refinería bordea la costa) lo que impacta la calidad de las aguas en esa zona. Todo ello requiere ser medido y evaluado.

    En el impacto ambiental de la refinación de petróleo destacan las emisiones gaseosas y efluentes líquidos y sólidos, ruido, calor y efectos sobre el paisaje. Los gases, y la combinación de emanaciones en procesos de refinerías, causan olores y efectos nocivos que, de no controlarse, afectan grandes áreas alrededor de las instalaciones. La exposición a sustancias químicas es nociva, y en ocasiones letal, o causante de alteraciones y mutaciones genéticas. Sus efectos no siempre son evidentes, y muchas veces se identifica el riesgo cuando es demasiado tarde y ya hay daños a las personas expuestas o al ambiente.

    Las complejas refinerías requieren severos controles y cuidados; previsión y mantenimiento permanente; alto desempeño profesional y técnico de quienes deben manejarlas con eficiencia, responsabilidad y disciplina. Todo ello basado en conocimientos científicos y técnicos, destrezas y competencias del personal que allí labora y de quien dirige y toma decisiones. Contaminación y eventos (mal llamados “accidentes”) como explosiones, incendios y fugas masivas de gases tóxicos no tienen por qué ocurrir. Esas catástrofes son, usualmente, resultado de desconocimiento, impericia, incompetencia o descuido de quienes están al mando de las operaciones allí y de sus jefes en niveles jerárquicos de gobierno, que no priorizan el funcionamiento óptimo de la refinería.

    Amuay nos recuerda, de la manera más dolorosa, que en tiempos de complejidad industrial un país necesita un gobierno competente, preparado, con personas idóneas.

    La explosión y sus llamaradas, las muertes y desapariciones, y el impacto ambiental que apenas comienza, nos dicen a gritos que en la era del conocimiento necesitamos sabiduría y expertos, humildad y respeto por la gente.

    *Ingeniero y planificador ambiental


    Por: SERGIO ANTILLANO A.*
    MAOLIS CASTRO
    macastro@el-nacional.com
    ANDRÉS ROJAS JIMÉNEZ
    arojas@el-nacional.com
    CIUDAD | FALCÓN
    POLÍTICA | OPINIÓN
    OFICIALISMO | PSUV
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    ENERGÍA | PDVSA
    EL NACIONAL
    VIERNES 31 DE AGOSTO DE 2012


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