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    HomeCriticaFAUSTO MASÓ: Las medallas de los chinos y Chávez

    FAUSTO MASÓ: Las medallas de los chinos y Chávez



    China lo sabe bien y se está tragando a nuestra PDVSA con una voracidad de gigante, gracias a la traición de Chávez.

    El Método del Discurso

     

    Un atleta venezolano que no viva en el extranjero no llegará lejos, los que triunfan estudian en universidades norteamericanas, o como Limardo en Polonia o París. Los países pobres llevan las de perder en las Olimpiadas a menos que como Jamaica, Etiopía, Kenia, se especialicen en un deporte para el cual poseen ventajas naturales. La ciencia, los recursos, y pronto la genética, ponen en desventaja a los atletas de la periferia.

    China es el gran ganador de las Olimpiadas, aunque Estados Unidos supere al país asiático en medallas de oro. China trazó un plan para ganar medallas desde las últimas Olimpiadas y lo volvió un elemento de una estrategia de expansión política, se comportó como Estados Unidos y Rusia durante la Guerra Fría. De ser un país muy pobre, alcanzará a Estados Unidos aproximadamente en 2020. Todo esto lo ha logrado con decisiones políticas como asociarse con las multinacionales. Hoy empresas chinas compiten con ventaja frente a las occidentales. Solo necesitaron crear marcas propias, muchos de los productos de última tecnología se construyen en China: las multinacionales forjaron un verdadero Frankenstein.

    La estrategia ha sido diametralmente opuesta a la que sigue el chavismo: los chinos aprendieron de los que saben y después los derrotan en su propio juego, otorgan créditos multimillonarios a países africanos, latinoamericanos, asiáticos, en yuanes, para que los gasten en empresas chinas, o desarrollan en África grandes proyectos de infraestructura con trabajadores chinos. Han sido tan exitosos que en el propio Mercosur temen su competencia y no se entusiasman con un tratado de libre comercio con China. Se oponen a Estados Unidos sin hacer declaraciones estruendosas contra el imperialismo, respaldan a Irán y al Gobierno de Siria.

    Estados Unidos sabe que su verdadero rival es la nación asiática, afirman que el centro de su política exterior se desplazará hacia Asia, forjan alianzas con Vietnam, Filipinas, tratan de alejar a la India o Pakistán de China.

    Chávez con cierta ingenuidad sigue una política exterior que ayuda a China, país que busca objetivos económicos en Venezuela. A Chávez lo guía la ideología, los chinos saben que la economía manda en el mundo, Chávez confunde los recursos petroleros con la fortaleza económica, gasta y gasta pero no convertirá a Venezuela en una potencia mundial, ni siquiera local.

    Hay algo decadente en las promesas de Chávez cuando dependemos más que nunca del petróleo. Se anuncia la construcción de un ferrocarril al litoral, se abandona el que los italianos construían hacia el centro de Venezuela. En el intento de ganar las elecciones, Chávez les promete la luna a los electores, afirma que seremos un gran exportador de alimentos, habla de verdaderas industrias fantasmas y hasta en Aporrea critican esas exageraciones.

    China es un país autoritario, dirigido por una oligarquía exitosa. El chavismo representa un híbrido contranatural, un régimen que quiere electoralmente justificar sus credenciales de demócrata, lo cual es una verdadera contradicción porque para ganar elecciones Chávez regala, promete y se comporta como un político tradicional. Así no se llega lejos, todo lo contrario que China, cuyo ejemplo es la gran amenaza para el modelo democrático, por su éxito en sacar de la pobreza a cientos de millones de personas.

    A los chinos debe asombrarles nuestra incapacidad para defender nuestros intereses.


    Por: FAUSTO MASÓ
    Fausto.maso@gmail.com
    @FaustoMaso
    Política | Opinión
    EL NACIONAL

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