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    HomeMundo & America LatinaColette Capriles: "La inercia es nuestro peor enemigo"

    Colette Capriles: “La inercia es nuestro peor enemigo”



    “Hay que conocer al otro”

     

    Psicóloga social y profesora de la USB, Colette Capriles está convencida de que este gobierno podría ser el campeón de la incompetencia, pero admite que ha desarrollado una red institucional que funciona para efectos de la cosecha del voto. Lamenta que mucha gente vote por la opción democrática llena de fervor, pero reducen su participación política al voto, y se quejan luego de los resultados, denigrando de la dirigencia y hablando pestes de los partidos, “porque el voto mismo parece a veces concebido como una solución mágica y automática, cuando no lo es”

    ­Olvidada la pesadilla del 7-O y curadas algunas heridas, queda la reflexión. Aparte de las trampas innegables, ¿qué pasó para que los ciudadanos le dieran un sólido respaldo a quien, para muchos, lo ha hecho mal como gobernante? ­Hay que preguntarse, más bien, por qué una mayoría de los votantes no estima que se trate de un mal gobernante.

    A los venezolanos que están preparando sus maletas que.. ¡no se vayan sin votar!

    El punto es que el criterio de lo que es buen gobierno pareciera no ser compartido por la sociedad venezolana. Esto toca lo que a mi modo de ver es esencial en la interpretación del 7-O: la profunda, inconmensurable división que se ha operado entre nosotros. Creo que el foco de la reflexión debe orientarse a ello: ¿cuáles han sido los operadores de esa escisión? ¿Qué tan poderosos son? Hay unos de tipo institucional: un Estado convertido en instrumento de una voluntad de poder; pero hay otros discursivos y políticos que han convertido a una parte de la población en rehén de la necesidad, mientras otra parte encuentra en lo ideológico una justificación suficiente de ello, por la vía de la exaltación del populismo autoritario presuntamente de izquierda.

    –­Algunos, para explicar el triunfo de Chávez, se arrinconan en el argumento del terror contra los funcionarios públicos y los beneficios de las misiones. ¿Habrá otro elemento que la oposición no haya podido detectar en sus radares? ­

    -Ambos elementos son importantísimos pero sólo porque están articulados en una red institucional que ­otro hallazgo del 7-O­ funciona muy bien para efectos de la cosecha del voto. Es decir, no explican nada por sí mismos sino en la medida en que forman parte de un sistema muy complejo en el que interviene un conjunto de operaciones que como dije, incluyen la narrativa de la necesidad, la identidad política del chavismo, un flujo gigantesco de dinero sin control, un aparato partidista con disciplina política, y sobre todo, una poderosa vigilancia “biopolítica” (es decir, control de poblaciones clave a través del sistema asistencialista). También, una oposición política comparativamente débil, menos organizada, sin un discurso político con la misma densidad y fundamentada más en el entusiasmo que en la acción política cotidiana.

    ­–Para Diosdado Cabello resultó ofensivo que ciertos articulistas destacaran el elemento clientelar en la estrategia electoral chavista porque, a su juicio, ello implica degradar al pueblo necesitado de atención.

    ­-La verdad es que quien ha degradado la acción del Estado de bienestar es el chavismo al convertirlo en un instrumento de reducción de la autonomía y dignidad de las personas. No es la atención que el Estado pueda ofrecer lo que se cuestiona, sino la construcción de ese sujeto “necesitado” al que nunca se le ofrece la posibilidad de liberarse de la necesidad. La atención precaria que ofrece el Estado chavista es una mala caricatura de lo que debería ser la acción pública, que debería orientarse a fortalecer capacidades a través de la educación y el trabajo.

    ­–Lo raro es que tras el triunfo presidencial, la misma gente afectada por los malos servicios destroza una estación de tren en Cúa y toma un hospital en La Victoria para exigir atención.

    ­-Un adelanto de lo que viene, y un síntoma de que la reelección del Presidente no obedece a la convicción de que su proyecto mejorará la calidad de vida, sino que por el contrario, se fortalece la lógica del “reclamo” que ha presidido la acción pública. Hay como un doble chantaje extremadamente perverso: por una parte, el Estado chantajea a su público amenazándolo con volverlo a sumir en la pobreza (perder las “misiones”) si no lo apoya; por otra, el “cliente” tiene que exigir, con violencia cada vez más acendrada, el cumplimiento, siempre deficitario, de la oferta.

    Curiosa forma de “empoderamiento”, dicho sea de paso.

    ­–Hay quienes sostienen que Chávez juega al caos para sacarle provecho, en la medida en que esas explosiones de ira colectiva lo fortalecen. ¿Podría explicarnos esa extraña teoría? ­

    -En esa lógica de “fortalecer las demandas populares” podría tener algún sentido que se haya establecido esa dinámica tan perversa. Pero por el contrario, creo que el gran fantasma para el gobierno, su Némesis absoluta, es la posibilidad de la iracundia popular generalizada que obligue a ejercer una represión abierta.

    La idea de que el Caracazo desmoronó a la democracia (una idea que a mi modo de ver es equivocada, aunque se la haya usado eficazmente para construir la mitología de los orígenes del chavismo) parece muy arraigada entre la oligarquía que nos gobierna. Quizás tengan razón. Pero no diría que el caos fortalece al chavismo, y más bien cada vez lo perjudica más.

    ­–Este paroxismo nos lleva a otra obsesión: la enfermedad presidencial como factor de salvación nacional. O como dicen por Twitter, nos queda apelar al horóscopo (por eso del signo de cáncer). ¿Estamos tan desesperados que no vemos salidas políticas, como el nuevo reto del 16-D? ­

    Los regímenes autocráticos del siglo XXI necesitan, a diferencia de los del siglo XX, una constante legitimación electoral.

    Han sustituido represión militar por coerción institucional. Precisamente por eso, la vía electoral es el camino para deslegitimarlo. Pero la vía electoral no consiste solamente en organizarse para participar en elecciones (bajo las condiciones de ventajismo y coerción que todo el mundo reconoce) sino hacer efectivamente un trabajo político cotidiano y agotador. Mucha gente vota por la opción democrática llena de fervor, pero reducen su participación política al voto. Se quejan luego de los resultados, denigran de la dirigencia y hablan pestes de los partidos, pero no parecen querer dedicar esfuerzos a la organización, a la militancia, a la reforma de los partidos, a contribuir económicamente, a la defensa de las pocas libertades que aún nos quedan. La inercia es el peor enemigo que tenemos. Tan es así que incluso el voto mismo parece a veces que es concebido como una solución mágica y automática, que no lo es.

    –­Visto desde afuera, la gente acudió a votar y decidió darle 6 años más de mandato a Hugo Chávez. ¿Hay algo en la psiquis colectiva del país que no estamos tomando en cuenta?

    -­La verdad es que no creo en una psiquis “colectiva”. Pero ciertamente hay muchas cosas que no se han tomado en cuenta y de nuevo, la más importante es considerar que hay dos universos paralelos coexistiendo sin encontrarse en este país. Hay que conocer al otro. Ese es el mandato que aparece después del 7-O.

    Por supuesto, el régimen puede seguir fundando su mundo y su país a su medida, continuando con la exclusión de la otra mitad (o cuasi-mitad) de los habitantes, ignorándolos y denigrando de ellos, construyéndolos como la encarnación del mal. Pero los excluidos, en cambio, debemos mirar por encima del muro y ver qué hay allá adentro, qué lógicas políticas y sociales funcionan allí.

    ­–Vista esta sucesión de imágenes postelectorales donde parece que nada hubiera cambiado, ¿qué aconseja a los venezolanos que están preparando sus maletas en espera de tiempos mejores? ­

    -Que, pensando en los que se quedan, ¡no se vayan sin votar! No, en serio, creo que lo más importante es pensar en que el país sigue, que hay espacios para el cambio, que el cambio político no es espontáneo y que exige más trabajo. Que hay grandes aprendizajes de la campaña, que entre los partidos políticos y la MUD, y también en el espíritu ciudadano en general, hay una voluntad de corregir errores y generar una nueva visión política que dará sus frutos pronto. A pesar de que parece que todo sigue igual, pienso que el gobierno se enfrenta ahora a una situación menos cómoda que en los años previos.

    Hay decisiones económicas difíciles que hay que tomar; lo de la destrucción comunal del “Estado burgués” no es algo tan sencillo.


    POR: ELIZABETH ARAUJO
    Oposición | MUD
    Politica | Opinión
    Ciudad | Caracas
    Diario Tal Cual
    sábado, 27 de octubre de 2012


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