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    CÚCUTA: Alta tensión por la devaluación del bolívar



    Uno de los primeros efectos de la devaluación será la pérdida de capacidad de compra de los venezolanos.
    Uno de los primeros efectos de la devaluación será la pérdida de capacidad de compra de los venezolanos.

    Luces y sombras
    de la devaluación

     
    Un peso colombiano equivale a 12,5 bolívares.

    Colombianos pasan frontera para comprar en Táchira.

    La caída de la moneda venezolana animaría a colombianos a comprar en el vecino país.

    La devaluación abaratará los productos nacionales, que escasean en la zona. Por ejemplo, por el precio de un kilo de harina en Colombia en Venezuela se compran seis.

    Hay preocupación entre los habitantes de los municipios de la frontera venezolano-colombiana a causa del aumento del dólar a 6,30 bolívares, que entrará en vigencia el miércoles, pues se espera un incremento del contrabando de productos de la cesta básica hacia el país vecino.

    “Aumentará el contrabando de alimentos hacia Colombia y eso afectará a los que vivimos del lado venezolano. Las autoridades nacionales aplican muchos controles a la entrada de productos de la cesta básica y mercadería a los municipios fronterizos, por lo que es urgente impedir el contrabando. Ahora al desabastecimiento, que es alarmante, y a la nula producción nacional, se le sumará el gran número de compradores colombianos. Debemos prepararnos para esta coyuntura y exigirle varias medidas al Gobierno nacional”, dijo Alexis Balza, habitante de San Antonio del Táchira y dirigente político.

    Luego de la devaluación del bolívar anunciada por el Gobierno nacional, se pagan 0,08 pesos colombianos por bolívar. Balza recordó que en 1980 un bolívar valía 17 pesos colombianos.

    “Hoy es todo lo contrario. Con el cambio a 0,08 nuestra moneda no vale absolutamente nada; el peso colombiano vale 12 veces más. En ese contexto los compradores de Cúcuta buscarán beneficiarse cruzando la frontera para adquirir combustible y alimentos a precios más económicos”, explicó.

    Señaló que esa situación provocará un mayor desabastecimiento del que se registra actualmente en las zonas cercanas a la frontera.

    En Colombia 1 kilo de harina precocida cuesta 2.900 pesos, pero si el consumidor cruza la frontera hacia Venezuela por esa cantidad de dinero puede adquirir 6 kilos del mismo producto. Igualmente, en el territorio nacional 1 kilo de azúcar vale 6,11 bolívares, mientras que en el país vecino la misma cantidad y presentación cuesta 2.630 pesos. En el caso del café molido, el empaque de 500 gramos tiene un precio en Venezuela de 23,29 bolívares; mientras que en Colombia supera los 2.630 pesos.

    “Hacemos un llamado para que se tomen medidas, entre las que se encontraría dejar pasar los productos normalmente a San Antonio y Ureña, sin que exista ese bloqueo de parte de las autoridades. Por supuesto, hay que crear un mecanismo, a través de Indepabis o del Ministerio de Comercio, que permita certificar que los habitantes de las poblaciones venezolanas puedan comprar para satisfacer sus necesidades, sobre todo los alimentos de primera necesidad”, señaló.

    Añadió que hay corrupción en los programas de subsidio de alimentos como Pdval y Mercal, pues cuando organizan mercados en los municipios fronterizos del país sólo venden un tercio de lo que dispuesto para esas jornadas.

    Balza aseguró que el resto de los productos es trasladado a Colombia.

    “Los productos son trasladados por los mismos funcionarios venezolanos a Colombia, y los venden allá. Eso lo conoce todo el mundo. Uno va a Colombia y ve esos productos expuestos en los comercios”, dijo.

    ElTiempo (Bogota):

    A la expectativa están comerciantes, gobernantes y habitantes de Cúcuta y su área metropolitana tras la caída del bolívar en esta zona de frontera, que este viernes cerró a 90 pesos por bolívar fuerte.

    Aunque la baja no está directamente relacionada con la devaluación de la moneda venezolana frente al dólar -que entrará en vigencia en los próximos días-, sí genera tensión en el sector comercial, que viene siendo golpeado por esta dinámica cambiaria.

    Carlos Eduardo Luna Romero, presidente de la Asociación de Profesionales del Cambio, Asocambios, en Norte de Santander, dijo que el mayor impacto del valor del bolívar en la zona de frontera corresponde a un tema de oferta y demanda. La baja permite que los productos venezolanos abunden en el comercio local, en su gran mayoría, de forma ilegal.

    “Estamos en el peor de los mundos. Los compradores venezolanos no volvieron porque les sale muy caro comprar en Colombia, y los colombianos se fueron a comprar a Venezuela”, aseguró Luna Romero, quien agregó que esta situación tiene mal a muchos negociantes formales.

    Con él coincide Gladys Navarro, directora ejecutiva de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco), seccional Norte de Santander, quien manifestó que la situación tiende a empeorar.

    Para este sábado se ha previsto una reunión entre gremios y autoridades locales para ahondar en el documento sobre inversión pública que se presentará ante el Gobierno Nacional, con el fin de revertir la situación.

    Efecto temporal en ventas:

    Poca o ninguna sorpresa causó en Colombia el anuncio de la devaluación del bolívar oficial. La situación cambiaria en Venezuela era insostenible, indicó el presidente de Analdex (gremio de los exportadores colombianos), Javier Díaz, porque mientras la tasa oficial era de 4,3 bolívares, en el mercado paralelo ya se estaba negociando a 28 bolívares por dólar.

    No hay duda, agregó, de que los productos que importa el vecino país resultarán más costosos para los compradores venezolanos, opinión con la cual coincide su colega de la Cámara Colombo-Venezolana, Magdalena Pardo.

    Esa situación, expresó Díaz, acentuará la que se vive en Colombia con la revaluación del peso, que encarece la producción local para compradores del exterior. No obstante, “también creo que (la medida) sincera el valor de la moneda venezolana, y uno esperaría que las exportaciones asimilen rápidamente eso”.

    Tradicionalmente, cuando Venezuela ha devaluado su moneda rápidamente se asimila ese hecho porque la inflación allí sigue siendo muy alta y también “rápidamente se come la devaluación”, apuntó el presidente de Analdex.

    Magdalena Pardo precisó que la decisión venezolana solo deja como sistema al Cadivi y elimina el Sitme, al tiempo que crea un nuevo organismo que definirá qué es lo que se importa a Venezuela. El Cadivi, dijo, seguramente va a tener un poco más de liquidez.

    Luces y sombras:

    Según coinciden los analistas, el destino inmediato de la devaluación del bolívar frente al dólar estará marcado por una nueva baja en la cotización de la moneda venezolana frente al peso, con todo lo que ello conlleva en la prolongación de esa constante disminución de compradores venezolanos en Cúcuta y la subsiguiente caída en los ingresos del comercio.

    Las consecuencias de la determinación adoptada por el Banco Central de Venezuela de elevar el precio del dólar de 4,30 a 6,30 bolívares confirman, en ese sentido, que una nueva baja en el precio del bolívar a esta altura de la frontera fomentará aún más el éxodo de compradores colombianos hacia Venezuela, lo que inducirá sustanciales caídas en la inflación que reporta Cúcuta por efecto de la contracción de la demanda.

    No es esto, en absoluto, una buena noticia, pese a cuán atractivo pueda resultar la imantada imagen de gangas en San Antonio, Ureña o San Cristóbal. En efecto, pese a la popularidad de inflaciones bajas, estos fenómenos son casi siempre síntomas de recesión que jalonan la destrucción del empleo, y no solo el generado por el comercio, lo que pone de presente el fracaso de los esfuerzos que se requieren para dar vida a ese clamor de desvenezolanización de nuestra economía.

    Sin empleo no hay ingreso ni forma de elevar el consumo que requiere la creación de una economía propia, si asumimos, como debemos hacerlo, que la dependencia de la región respecto de la economía venezolana nos hace vulnerables a una política de estricto control cambiario que coexiste con la volatilidad del mercado paralelo de divisas.

    Pero frente a ello es poco lo que hay que hacer. La devaluación ha sido, de tiempo atrás, una estrategia aplicada por las economías latinoamericanas, que buscan fomentar así las exportaciones gracias a ese mayor número de unidades en moneda local que se recibe por cada dólar con que son pagados los productos que se venden al exterior.

    Bajo este escenario, es obvio que PDVSA, la petrolera estatal, está llamada a obtener un aumento considerable en sus ingresos, lo que puede ayudar a reducir el abultado déficit fiscal venezolano. Colombia no ha sido la excepción y la revaluación a cuenta gotas del peso han estado en el epicentro de decisiones que hoy toma nuestro vecino.

    El encarecimiento del dólar está llamado a afectar también la rentabilidad de las remesas enviadas por los venezolanos a sus parientes colombianos, tanto las legales como los llamados autogiros que son ya una forma de vida en la frontera; así como es de esperar que, contrario a lo que opina el Gobierno de Venezuela, la devaluación del bolívar aumentará los costos de importación.

    Este último impacto no puede subestimarse, si se tiene en cuenta la necesidad importadora de Venezuela, lo que hará inevitable el aumento de la inflación en el vecino país, una situación que, pese a todo, no será suficiente para desestimular la presencia de compradores colombianos.

    Es claro entonces que la devaluación de la moneda venezolana incrementa aún más la génesis de las complicaciones económicas de nuestra región.

    Por lo pronto, además de esta legítima preocupación de los comerciantes por conocer el precio que las leyes de la oferta y la demanda le darán al bolívar este miércoles, una vez concluya el feriado bancario de los carnavales, la invitación en la frontera es a repensar fórmulas que permitan darle a nuestra región una economía propia o, al menos, un contexto menos vulnerable a las oscilaciones derivadas de la soberanía cambiaria y monetaria del vecino país.

    Otro tema que da para polemizar, lo constituye el hecho de que hayan devaluado al parecer según sus voceros, por instrucciones de Chávez, sin esperar a su regreso. ¿Qué interpretación se le puede dar a esto sobre el tema de la salud del Presidente?

    Ganadores y perdedores (La opinión-Cúcuta):

    La medida adoptada por Venezuela para inyectarle más dinero al país y ajustar su creciente déficit fiscal, que hoy llega a 16 por ciento, tiene más efectos negativos que positivos, tanto para los venezolanos como para los habitantes del área metropolitana de Cúcuta.

    Aunque el gobierno venezolano insiste en que la devaluación del bolívar frente al dólar es una medida anti-inflacionaria, los analistas opinan lo contrario porque el costo de vida se encarecerá en la misma proporción en que la moneda de ese país perdió su valor.

    Los residentes en los municipios fronterizos de San Cristóbal, San Antonio y Ureña experimentarán un debilitamiento en su capacidad de compra y un incremento en el costo de los productos que adquirían en Cúcuta por cuenta de la escasez de alimentos.

    Según Giovanni Reyes Ortiz, economista y profesor investigador de la Universidad del Rosario, Venezuela se está convirtiendo en una economía de puerto, que se especializa en uno o dos productos y el resto lo compra en el exterior.

    “Cuando Hugo Chávez llegó a la presidencia en 1999, las importaciones costaban 18.000 millones de dólares, hoy valen 68.000 millones de dólares (…) ese país está importando inflación, haciendo que el poder adquisitivo de los venezolanos en el mercado interno disminuya”, dice el experto.

    Con el nuevo tipo de cambio, que a partir del miércoles pasará de 4,30 a 6,30 bolívares por dólar, el sueldo mínimo de los venezolanos estará en desventaja con el salario que se paga en Colombia, por lo que se estimulará el ausentismo laboral de la mano de obra colombiana, necesaria en la industria del vecino país.

    José Rozo, expresidente de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras), señala que también se producirá un desplazamiento de mano de obra calificada hacia Colombia, que en los últimos años se ha intensificado por la escasez de productos básicos, la alta inflación y el férreo control de capitales.

    “La devaluación incrementará la informalidad y la deserción del trabajo formal para buscar en la ilegalidad mejores ingresos. Ya que las personas dedicadas al contrabando de combustibles, bienes e insumos tendrán un mejor margen de ganancia por la pérdida de valor del bolívar frente al peso”, asegura el exdirigente gremial.

    Comercio local:

    La caída del consumo que se viene registrando desde el último trimestre de 2012 por la devaluación del bolívar por efecto de la oferta y la demanda en la zona de frontera, se acentuará con la medida adoptada la semana pasada por el Ministerio de Planificación y Finanzas de Venezuela.

    Según expertos consultados, a diferencia de la pérdida de capacidad de compra de los venezolanos, los colombianos tendrán un alto poder adquisitivo en el país vecino, por lo que se trasladarán en masa a comprar productos de primera necesidad hasta un 50 por ciento más baratos.

    Muestra de ello es que durante enero de 2012, el costo de vida en el área metropolitana de Cúcuta creció 0,15 por ciento, inferior al 0,52 por ciento del mismo mes de 2012. A nivel nacional, el dato local se ubicó por debajo de la cifra país, que fue de 0,30 por ciento.

    Si la moneda venezolana llega a cotizarse por debajo de los $80, los establecimientos comerciales comenzarían a recortar personal por el bajo movimiento de inventarios de los últimos meses, que de prolongarse, en el peor de los casos, los obligaría a liquidar sus existencias y cerrar locales.

    Los comerciantes afirman que la devaluación anunciada no los toma por sorpresa porque desde hace rato se viene sintiendo en la ciudad con las bajas ventas reportadas en noviembre y diciembre, meses en los que se esperaba un buen comportamiento por los Juegos Nacionales y la temporada de Navidad.

    Esta compleja situación obligó el pasado sábado a la dirigencia gremial y la clase política a pedirle al Gobierno Nacional la declaratoria de emergencia económica para revertir este panorama y avanzar en el desarrollo de la región con inversión pública e incentivos tributarios.

    Carlos Luna Romero, presidente de Asocambios, considera que el precio de bolívar no tendrá un efecto proporcional al porcentaje de la devaluación anunciada por Venezuela (46,5%), porque su valor se fija por el mercado de la oferta y la demanda.

    “Creo que hay mucha expectativa por parte de los cucuteños con respecto a las devaluaciones pasadas (1983), pero en este momento el bolívar recuperó valor y terminó el fin de semana en $92 para la venta. Esperemos que pasa el miércoles, pero repito, no hay una relación directa con la devaluación y el precio del bolívar en Cúcuta”.

    Impacto sobre las remesas:

    Según el expresidente de Fedecámaras, José Rozo, las remesas desde Venezuela no tendrán un impacto significativo sobre los ingresos de los colombianos, pues el bolívar se ha ido devaluando frente al peso en el último año y la moneda colombiana ha ganado valor ante el dólar ($1.790). “Si tuviéramos un dólar de $1.900, si tendría un efecto”.

    Explicó que si Colombia devalúa el peso, una de las metas del Ministerio de Hacienda y Crédito Público, “eso sí podría afectar o reducir los márgenes de ganancias por remesa. Hoy no porque el bolívar se ha ido depreciando, a medida que se devalúa, se aminora el impacto. Lo que sí podría afectar sería una devaluación del peso y una recuperación del bolívar frente al peso”.

    Se estima que el flujo de remesas en 2004 fue de 2 millones de dólares y creció en los últimos años a 9 millones de dólares. “Este incremento se ha generado por la forma como utilizan a personas humildes de uno u otro lado por parte de organizaciones que financian estas actividades y al final se quedan con el grueso del negocio”, dijo Rozo.


    Por: ELEONORA DELGADO
    eldelgado@el-nacional.com
    Ciudad |SAN CRISTÓBAL
    René Mora Vicuña
    rene.mora@laopinion.com.co
    Politica | Opinión
    Ciudad | Bogota
    Ciudad | Cúcuta
    El Tiempo/ La opinión
    EL NACIONAL
    LUNES 11 DE FEBRERO DE 2013

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    1 COMMENT

    1. El gran problema es que con el boom de cadivi en los años 2007, 2008 y 2009, mucha gente en Cucuta penso que eso iba a ser eterno, e invirtieron en locales que ahora estan vacios.

      El otro problema es depender de Venezuela (yo soy de venezuela) casi completamente, por que no fomentar otras areas? Cadivi no puede ser la solucion eterna.

      Entiendo la situacion porque una ex novia vive en Cucuta.
      Veo dificil la cosa para el 2013 y 2014, en Venezuela, y por lo tanto, por ahi, sea el presidente que salga

      Un saludo
      Jon

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