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    TEÓDULO LÓPEZ MELÉNDEZ: La campaña electoral de los fantasmas



    El fantasma de Chávez

    “La situación del país
    es fantasmagórica..”

     

    El improperio contra el “paquetazo neoliberal” suena estridente en el discurso transmitido por los medio oficiales. Se ataca a alguien, no se sabe muy bien a quién, pero se ataca no se sabe a que “paquetazo”. Las “cuñas” de televisión muestran al presidente y sus bondades, como si el presidente se estuviese reeligiendo. Se entremezclan las publicidades y uno no sabe, ignorante como es, de qué campaña se trata y menos de que candidato.

    Se anuncia que se recorrerá el país y se proclama se ha “raspao” a dos vicepresidentes. Se anuncian reuniones, se manifiestan preferencias sin manifestar preferencias, se asoman aspirantes sin asomar aspirantes. Se juega al lenguaje fuerte, como si el lenguaje fuerte produjese votos y no la comprensión del país existente.

    Se anuncia como tranquilizante que no habrá ruptura, que la mesa no perderá una pata, que quien sea el elegido contará con todos. Ese tranquilizante huele a podrido, esa reiteración sólo quiere dejar claro que el ungido de ayer no es el ungido de hoy. Estar a estas alturas tranquilizando con esa banalidad de que habrá candidato único es un tranquilizante banal de hoy.

    Se asegura que la oligarquía prepara un golpe. Se reitera en los alrededores del 27 de febrero, la fecha trágica del “caracazo”. Se inventan conspiraciones, se advierte que no se puede estar reposando mientras la derecha maquina en las profundidades oscuras de su tumba. Se abre una cacería para tener opciones a la hora de meter a alguien preso y reiterar que no se cede, que no habrá debilidades soltando presos, que la fortaleza recae, como siempre, en la amenaza y en la ejecución de algunas de ellas.

    Hay una campaña electoral fantasma. Los fantasmas están en campaña electoral. Los candidatos son fantasmas. La situación del país es fantasmagórica. La política venezolana es un asunto de fantasmas. Aquí se baila una danza de fantasmas.

    Esto es fantasmilandia. Nadie tiene la menor idea de cuando esta campaña fantasmal será real, de cuando será la fecha real de la campaña, de cuando procederán los dueños del poder a someternos a otra elección, esto es, de cuando esta campaña fantasma ratificará su condición de fantasmal.

    En el mundo de los fantasmas no hay tiempo que apremie. Los fantasmas suelen ser burlones, irreverentes, gozones. Entre los fantasmas siempre es tiempo de campaña electoral. Las revoluciones deben estar siempre en permanente agitación, desafiando enemigos, amenazando con procesos judiciales, y si no existen se inventan porque la revolución necesita de un enemigo.

    Los adversarios de la revolución viven de elecciones. Requieren de una elección para advertirnos que el candidato será único y para que algunos candidatos declaren que no aspiran ser candidatos. Sin elecciones dejarían de ser fantasmas. No tienen otro tema de que ocuparse sino de las elecciones. A un país de fantasmas lo único que le interesa son las elecciones fantasmales. Arguyen precaución para sumirse en la elección fantasmal, pero lo hacen repitiendo lo mismo de anteriores elecciones fantasmales. No se ocupan de un proyecto de país, de una concepción nacional, de una oferta competitiva. No, se ocupan de señalarse las fallas cometidas en la elección fantasmal anterior, porque todo se reduce a práctica electoral fantasmal.

    Los muestreos de opinión se ocupan de la elección fantasmal. Esa es su especialidad y ejercen su función, algunos con seriedad y otros con evidente falsedad. Algunos muestran cifras impresionantes de cuáles serán los resultados, porque en elecciones fantasmales no hay mucho a dilucidar y menos si se entiende la verdad del país, pero automáticamente aparece el payaso -entre los fantasmas también hay payasos- a alegar a favor de alguno de los aspirantes y calificarlo como ‘sobrao”, no sabemos si para buscar rima con vicepresidentes “raspaos”.

    Este país es una fiesta de fantasmas. Aquí sabemos que hay fiesta de fantasmas porque los fantasmas suelen ser ruidosos, ocultar bajo su manto transparente fechas y estados de salud, intríngulis y maniobrillas, mientras se lanzan en la campaña fantasmal contra adversarios fantasmas.

    Este país es irreal. Asiste a la fiesta de los fantasmas y se hace  fantasmilandia.


    Por: Teódulo López Meléndez*
    teodulolopezm@yahoo.com
    @TeoduloLopezM
    CARACAS, miercoles 27 de febrero, 2013

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