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    CANCILLERÍA: El chavismo pierde peso en campo diplomatico



    Esa indiferencia quedó en evidencia  durante la reunión anual de OEA, donde los países del ALBA pretendían desmantelar a la CIDH.
    Esa indiferencia quedó en evidencia durante la reunión anual de OEA, donde los países del ALBA pretendían desmantelar a la CIDH.

    “Una derrota muy difícil de prever
    hace poco tiempo atrás…”

     

    Pese a haber gastado miles de millones en su política exterior, el chavismo ya no infunde el mismo grado de respeto en el campo diplomático, con algunos de sus aliados mostrándose incómodos y arrastrando los pies a la hora de apoyar al Socialismo del Siglo XXI.

    Y es que apoyar al régimen bajo el mando de su nuevo líder, Nicolás Maduro, no es lo mismo que hacerlo cuando el presidente Hugo Chávez se mantenía con vida, en parte debido a su falta de carisma y los cuestionamientos de su legitimidad y en parte debido a que la crisis económica que atraviesa la república sudamericana le ha dejado con menos recursos para su “diplomacia de chequera”, dijeron analistas.

    “Los países de América Latina, ya no tienen el entusiasmo de seguir apoyando al Socialismo del Siglo XXI, hay una especie de indiferencia. Ya los países comienzan a sentirse un poco cansados porque se dan cuenta de la ilegitimidad de Maduro y no tienen ganas de seguir apoyándolo”, comentó Guillermo Lousteau, presidente del Interamerican Institute for Democracy.

    “De un apoyo que podrían haber tenido hace un año, hoy tiene una indiferencia que quizás sea cómplice –porque le permite a Venezuela seguir manejando asociaciones, como el Mercosur– pero que muestra una situación diferente en el trato que se le está dando hacia Venezuela y hacia el socialismo del Siglo XXI”, sostuvo Lousteau.

    Esa indiferencia quedó en evidencia el mes pasado durante la reunión anual de ministros de relaciones exteriores de la Organización de Estados Americanos (OEA), donde los países del ALBA pretendían desmantelar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Relatoría de Libertad de Expresión de la organización multilateral.

    La iniciativa, promovida personalmente por el presidente ecuatoriano Rafael Correa, fue rechazada en voto secreto, pese a que su aprobación era ampliamente esperada debido a los enormes subsidios petroleros brindados por Venezuela a las naciones del Caribe.

    Esa derrota hubiera sido algo muy difícil de prever hace poco tiempo atrás, dijo Lousteau. Pero también está la disposición de algunos países latinoamericanos en recibir a dirigentes de la oposición, en sus giras por la región emprendidas para denunciar que Maduro se robó las elecciones presidenciales de abril.

    El propio candidato presidencial de la oposición, Henrique Capriles fue recibido por el presidente colombiano Juan Manuel Santos, pese a las amenazas del régimen de Maduro. Ahora el presidente de Chile, Sebastián Piñera, está expresando su disposición a hacer lo mismo.

    Luis Lauredo, ex embajador de Estados Unidos ante la OEA, dijo que la influencia de Venezuela y el apoyo que los países de la región le brindaban al Socialismo del Siglo XXI tienen una relación directa con la cantidad de recursos que Venezuela gastaba en el exterior.

    Nunca se trató de un respaldo por afinidad ideológica, dijo.

    “Lo que le daba viabilidad a esta atención infantil [hacia el Socialismo del Siglo XXI] es que Chávez andaba con el patrimonio nacional de los ciudadanos venezolanos, con toda la pobreza que hay, por el continente con una chequera”, dijo Lauredo.

    “En realidad todos estos países sabían que el tema del Socialismo del Siglo XXI era una tontería, y todo esto obtuvo aceptación porque Chávez andaba regalando dinero. La llamada revolución en el fondo era vista como la revolución de la chequera”, agregó.

    Y ahora que el chavismo atraviesa por grandes problemas económicos internos, con proyecciones de que el escenario solo empeorará en los próximos años de no producirse un radical cambio de modelo, apoyar al chavismo genera la efusividad de un matrimonio obligado.

    “Se acabó la piñata”, insistió Lauredo, al resaltar que la influencia del chavismo es solo tan sólida como su capacidad de brindar regalos.

    “Esto es como cuando se va a una fiesta, todo el mundo se divierte en ella, pero nadie se quiere quedar para limpiar una vez que se acaba”, sentenció.


    Por: Antonio Maria Delgado
    adelgado@elnuevoherald.com
    @DelgadoAntonioM
    Politica | Opinión
    El Nuevo Herald




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