Las miserias de este régimen
y sus constantes mentiras
El apagón no fue más que una metáfora bastante clara de lo que ha sido el desgobierno del Ilegítimo: un grupo de incompetentes que no tienen ni siquiera la suficiente responsabilidad de afrontar que no sirven para los cargos que ocupan. Un ministro que el Municipio Sucre rechazó contundentemente hace ya casi 5 años, hoy evade su promesa luego de más de 100 días y se escuda tras el sabotaje.
La tesis del sabotaje ha sido una gran herencia del ex presidente. Es la eterna salida a la mala administración. Una excusa que cada vez les cuesta más vender. Y es que me permito hacer un análisis objetivo, y a mis lectores oficialistas les pido me respondan: ¿Qué se puede pensar de un “gobierno” que se deja sabotear tanto? Para mí ese “gobierno” no es tan fuerte como se vende, un régimen que permite que le saboteen la seguridad y maten a un venezolano cada 2 horas, no es el mayor motor de Latinoamérica. Tampoco lo es si permite que un grupo de saboteadores intervengan todo el aparato eléctrico del país y causen un apagón nacional, aun teniendo todos los complejos eléctricos “custodiados” por la Guardia Nacional. Definitivamente, no es algo de lo que yo me sentiría orgulloso.
Y es que en países como Colombia o Brasil, hasta en situaciones en las cuales podrían acusar a otros, asumen su ineficacia al permitir que otro saboteara. Aquí no, ellos (los enchufados sin luz) son perfectos y no se equivocan, y es que ni hablar de un “gobierno” que se deja sabotear por una iguana. Pero lo que debería preocuparnos de fondo es lo adaptables que nos hemos vuelto a las miserias de este régimen y a sus mentiras, a la ida de luz nos adaptamos y tan sólo esperamos que vuelva, y las mentiras las transformamos en chistes de pasillo.
Los 15 años de involución nos han dejado un egoísmo tremendo y una sensación de “las cosas podrían ser peores”. Si en La Urbina no hay luz pero en Sebucán sí, este último no se mueve ¡Qué indignación! Yo te digo, no sé hasta dónde vamos a llegar”. Déjeme responderle que llegaremos hasta donde sigamos permitiendo. Ante un robo de pelo en el Zulia, la caraqueña piensa: “Ojalá no me pase a mí”.
Si las causas nos movilizaran a todos, tal vez ese apagón le saldría más caro al Ilegítimo. Si para protestar por la inseguridad no esperáramos a ser víctimas, tal vez robar unas elecciones les sería más difícil a este régimen. Si comenzamos a pasar de la indignación a la acción y creamos redes de protesta que activen a los preocupados y los transformen en ocupados, entonces empezaremos a ver luz y podremos transitar un camino mucho más claro.
Como seres humanos hemos perdido la conexión entre hermanos, la polarización es la mayor evidencia de esto, pero el que no me importe que maten a un niño en Petare porque no es familia mía, es la más triste consecuencia. Para la construcción de ese país iluminado debemos cambiar nuestros compromisos y forzar a quienes lideran el país que no sean enchufados que nos dejen sin luz.
El compromiso de los políticos es darle mayor importancia a su responsabilidad que al poder que esta conlleva. El compromiso de los ciudadanos es comprender que para poder vivir con calidad y en paz, debemos velar por que tanto los nuestros como los que nos rodean gocen plenamente de todos sus derechos.
Por: DARÍO RAMÍREZ
dramirez9@gmail.com
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EL UNIVERSAL
lunes 9 de septiembre de 2013
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