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    PEDRO CAVIEDES: La puñalada económica



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    Da lástima ver como los socialistas
    juegan con el futuro del pueblo

     

    Países como Brasil o Perú, y muchos otros en Latinoamérica, han conseguido que muchos más logren tener esta clase de objetos, sin tener que incurrir en este tipo de robos forzados

    Hace mucho que la torpeza política no mostraba una contradicción más demostrativa que lo ocurrido en Venezuela esta semana con el saqueo legal ordenado por el presidente Nicolás Maduro, a las tiendas de electrodomésticos en Caracas. En esta segunda versión de la Revolución Bolivariana, este dictador disfrazado quiere que el pueblo posea uno de los emblemas, y logros, de la producción de ese sistema al que no se cansan de menospreciar él, sus colaboradores y sus colegas. Y el pueblo, ante el éxito de su llamado, corre a confirmarle que para ellos el consumo juega un papel muy importante en sus vidas, y las filas (entre algunos atracos) no tenían fin. Después, en lo que podría denominarse el colmo del absurdo, cuando alguien interrogó sobre esto al policía o militar encargado de llevar a cabo el autorizado robo masivo, éste se defendió, recordando las hileras que se forman en Estados Unido cuando sale un nuevo iPhone. ¿Así que Nicolás Maduro es el nuevo Steve Jobs?

    Pero a pesar de lo absurdo, lo peor para ese pueblo que quizá hoy está contento en sus casas con una televisión nueva, vendrá cuando, así como hoy existe un gran desabastecimiento de productos, lo habrá ya pronto de esos electrodomésticos, y los que quieran comprar, que se quedaron por fuera de esta repartición, no tendrán dónde. Sí, algunas amas de casa y padres de familia salían felices de las tiendas comentando que con su sueldo jamás hubieran podido comprar todo lo que se estaban llevando, pero no sé qué tan bien les caerá cuando se encuentren con filas peores para poder adquirir los alimentos que llenarán su nevera recién comprada, o cuando no haya trabajo, o cuando no queden muchos programas que ver, en esa anhelada pantalla que hoy luce en sus salas.

    Países como Brasil o Perú, y muchos otros en Latinoamérica, han conseguido que muchos más logren tener esta clase de objetos, sin tener que incurrir en este tipo de robos forzados, simplemente ampliando la inversión pública, promoviendo la empresa privada, reinvirtiendo en educación y en lo social, y creando así un número impresionante de puestos de trabajo, que han formado hoy por hoy una gran clase media con acceso al crédito. Y los supermercados siguen llenos.

    La verdad da lástima ver cómo juegan con el pueblo los políticos del Movimiento Bolivariano. Lo peor es que le han encontrado un bache a la democracia, en el que, para que dejen el poder, no se ve otra opción que la fuerza. Pero esa fuerza crearía entonces una dictadura, que es lo que hoy existe, pero como si fuera una presidencia investida de todos los pesos y contrapesos de la democracia. Toda una paradoja.

    Quizá si tiranos como los hermanos Castro hubiesen sabido de esta fórmula en la época de su revolución, actualmente seguirían en el poder, como ahora, pero sin las denuncias y el rechazo de todos los organismos internacionales que promueven la libertad y los derechos humanos, y con presencia diplomática y relaciones comerciales con todos los países del orbe. No existe un solo presidente, vivo, del Socialismo del Siglo XXI, que hasta ahora haya dejado el poder desde que lo obtuvo, ni ninguno que no haya alterado la Constitución de su país, para terminar gobernando a su antojo. El único que salió fue Manuel Zelaya, y recuerdo que en su momento se acusó a Micheletti y los demás miembros del Congreso que lo sacaron, aunque la orden provino de la Corte Suprema de Honduras, de llevar a cabo un golpe de estado. ¿No seguiría gobernando Zelaya, de no haberlo sacado?

    No creo que esas tiendas de electrodomésticos que ordenó saquear Maduro puedan resistir mucho tiempo funcionando después de esta puñalada. ¿Qué pasará con los dependientes, las cajeras, los supervisores y todas las demás personas que allí trabajaban? Pues simplemente engrosarán la fila de desempleados, y seguramente dentro de poco su presidente estará tomando alguna medida para contentarlos a corto plazo.

    Pero quién sabe hasta dónde le alcanzará el grifo al dolido suelo venezolano, para que estos tipos sigan derrochando de la peor manera, una fortuna que ha podido poner a ese país al lado de los que hoy se cuentan entre los que van acercándose a pasos agigantados, al ansiado desarrollo.

    *Pedro Caviedes, Escritor y columnista. Publica en El Nuevo Herald, Infobae, El País edición Américas, la revista Suburbano y Voces del Huffington Post.

    Miami, Florida · pedrocaviedes.com


    Por: Pedro Caviedes
    @PedroCaviedes
    Politica | Opinión
    El Nuevo Herald
    lunes 18 de noviembre, 2013





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