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    DUELO: “Dios, te entrego a mi hijo”



    Los compañeros de Bassil da Costa lo homenajearon con los cánticos del Deportivo Táchira.
    Los compañeros de Bassil da Costa lo homenajearon con los cánticos del Deportivo Táchira.

    El adiós a Bassil se
    hizo en el estadio


     

    Bassil Dacosta marchó por acompañar a sus primos.

    Una sentida manifestación de dolor durante el sepelio del joven Bassil Alejandro da Costa.

    Su madre, el Deportivo Táchira, la carpintería, el surf y el país movían a Bassil Alejandro da Costa.

    La madre de Bassil Alejandro da Costa lo encomendó al Señor entre exclamaciones de amor y solidaridad en Guatire. En La Guairita, en el sepelio de Roberto Redman, el padre prometió continuar la lucha por él.

    En su funeral, realizado en la funeraria Villa Heroica, en Guatire, hubo balones y banderas y en el camino al cementerio de El Rodeo hicieron una parada en el estadio Guido Blanco del sector Valle Arriba, donde jugaba, para rendirle un homenaje en dos tonos: en silencio y con los cánticos de los aurinegros, equipo del que era aficionado.

    El día de la marcha en la que falleció de un balazo en la cabeza no atendió el consejo de su madre Janeth Frías y se despidió con un “Te amo muchísimo, mami”. Ayer, Frías recordó los trabajos en madera que quedaron por hacer. “Él me hizo las puertas de la casa, pero la vida no le alcanzó para hacerme la cocina que siempre quiso para nosotros. Bassil era un hijo noble, excepcional, siempre estaba pendiente de mí. Pero no me hizo caso cuando le pedí que no fuera a esa marcha”, recordó. Era el único varón de tres hijos. “Hijo, esas cosas terminan mal”, le insistió, pero él le dijo que se quedara tranquila, que sólo era un rato.

    El último juego:

    Días antes de la marcha, Da Costa viajó a Puerto Ordaz para ver un juego del Deportivo Táchira, con su primo Neixer Arellano, estudiante de la Universidad Alejandro de Humboldt, quien recibió un balazo en la pierna en la misma marcha a la Fiscalía.

    “Como era tan fanático, nos fuimos a ver el juego entre el Deportivo y Tucanes de Amazonas. Luego surgió la idea de la marcha. Cuando íbamos en el autobús hacia la marcha, me dijo que quería tatuarse en un costado un poema para su mamá. Él vivía para quererla. Era buen hijo, buen primo, buen deportista. Ahora es un héroe”, narró el joven, quien pese a su herida caminó sin tropiezos con el féretro de su primo sobre los hombros.

    Su madre Janeth Frías: : Podría parecer un chiste, pero era la primera vez que mi hijo iba a una marcha".
    Su madre Janeth Frías: : Podría parecer un chiste, pero era la primera vez que mi hijo iba a una marcha”.

    Bassil Dacosta marchó con sus primos:

    Bassil Alejandro Dacosta Frías (23) nunca había asistido a una marcha y el miércoles vino desde Guatire, para acompañar a sus primos, Neixer Arellano (22), estudiante de Publicidad en la Humboldt y Yorman Valero (22), cursante de parasistema. Se criaron juntos, como hermanos, eran inseparables, surfistas, fanáticos del fútbol y pertenecían a las barras del Táchira, dijo su tío Juan Carlos Sierra.

    Con otros jóvenes estaban enfrentado a la policía en la avenida Universidad y ganaron terreno pasando de la esquina de Monroy a Tracabordo. Ellos con sus rostros cubiertos con las franelas arrojaban trozos de concreto, los uniformados aparentemente disparaban perdigones, pero a Bassil lo alcanzó una bala en el occipital y cayó de bruces frente al restaurante La Cocina de Francis. Sus compañeros lo llevaban cargado hacia la avenida Universidad, buscando una ayuda y a media cuadra lo acostaron en la acera frente a la Escuela de Derechos Humanos de la Fiscalía. Perdió mucha sangre. Su primo le presionaba el agujero por donde le entró el proyectil para taponearle el sangramiento. Un joven fornido se lo echó en los hombros y lo cargó varias cuadras hasta que un vehículo lo llevó al hospital Vargas, donde murió.

    Podría parecer un chiste, pero era la primera vez que mi hijo iba a una marcha, dijo su padre Alejandro Dacosta. Bassil era carpintero. “El iba vivo, respiraba, se mojaba los labios”. No entienden por qué se vino a Caracas, si iban a operar a su mamá. “Cosas del destino”. En la morgue le tocó el número 163.

    El Cicpc reconstruyó los hechos y colectó casquillos 9 mm. Arellano recibió un tiro en una pierna y Valero un perdigonazo en la espalda. Están de alta. Un hombre alto, moreno, robusto, de chaqueta negra y blue jean, del lado del cordón policial, les disparó. En la morgue habilitaron un patólogo y esa misma noche entregaron el cuerpo del PoliCaracas y colectivo Juan Montoya (50).
    Joven asesinado en Chacao había auxiliado a Dacosta

    Varias fotos demuestran que cinco jóvenes cargaron al manifestante Bassil Dacosta de la esquina de Monroy, en la que cayó herido, a la de Miguelacho, donde lo subieron a una patrulla policial. Uno de esos colaboradores espontáneos era Roberto Redman, el mismo que cinco horas más tarde fue asesinado en la avenida Uslar Pietri de Chacao.

    Redman, que en las gráficas aparece con su acostumbrada gorra negra y el tricolor nacional sobre el cuello, dejó testimonio por Twitter. “Me tocó cargar al chamo que murió, hasta hace poco tenía su sangre en mi brazo, pero ya llegué a la casa”, escribió en su cuenta @EscualidoReload a las 6:21 pm del miércoles. A los cuatro minutos, interpeló a sus más de 10 mil seguidores: “Hoy me pegaron una pedrada en la espalda, un cascazo por la nariz, tragué bomba lacrimógena, cargué al chamo que falleció, ¿y tú qué hiciste?”. A las 8:17 pm, en su último mensaje, contestó su localización: “en Chacao”. Al rato quedó tendido en la vía, aún con el cuello cubierto por la bandera.

    El piloto privado, montañista y maratonista (como se presentó en su biografía) había afirmado por la misma red social que los estudiantes no tenían armas con las cuales defenderse. No se explicaba cómo funcionarios de la Policía Nacional permitieron a colectivos chavistas “disparar como lo hicieron”.

    Roberto José Redman Orozco socorrió en La Candelaria al ya inconsciente Bassil Alejandro Dacosta Frías, que el 7 de mayo cumpliría 24 años. La otra víctima del 12-F, el oficial de PoliCaracas Juan Montoya, era integrante del colectivo José Leonardo Pirela en el 23 de Enero y vocero del Secretariado Revolucionario de Venezuela. En mayo de 2010 fue detenido por presuntamente colocar artefactos explosivos en cuatro puntos de Caracas durante 2008. En agosto de 2013 encabezó la entrega voluntaria de 100 armas de fuego al presidente Maduro, quien dijo conocerlo desde los 14 años.


    Por: Daniel Palacios Ybarra
    dpalacios@el-nacional.com
    Felícita Blanco / Daniel Pabón
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    Caracas, sábado 15 de febrero, 2014

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