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    Argentina: vinculan a hija de Chávez en escándalo de corrupción



    María Gabriela vinculada a negocio de importación de arroz con sobreprecio

    Más sospechas de corrupción en
    los negocios con Venezuela
    ..


     

    Las exportaciones de arroz se concentran en una dudosa empresa vinculada con el poder.

    Un joven empresario compró, Caisa SRL ahora vive con lujos y tiene caballos de carrera.

    La firma Bioart SA ya exportó 37.000 toneladas de arroz por valores muy superiores a los del mercado.

    La rosarina Bioart SA, cercana al ministro y apuntada por la venta de arroz, comercializó maíz un 80% más caro.

    Una empresa argentina desconocida bien relacionada políticamente exporta arroz al país caribeño a precios inflados.

    Buenos Aires.- María Gabriela Chávez, la hija del ex presidente venezolano Hugo Chávez, ha sido involucrada en un escándalo de corrupción relacionado con la venta a sobreprecio de arroz al país caribeño, un caso en el que también aparece el ministro de Planificación argentino Julio De Vido y otras autoridades, denunció el diario “Clarín”.

    De acuerdo con el medio argentino, el sector arrocero sabe que hay gato encerrado en ciertas exportaciones argentinas a Venezuela y dio aviso a las más altas autoridades del país, sin que nada cambie.

    “En los embarques de arroz dirigidos al país caribeño, la única beneficiada es una firma desconocida en el sector, que vende a precios muy inflados y cuyos dueños tienen trato directo con el ministro Julio De Vido, el embajador [en Venezuela] Carlos Cheppi, y hasta con María Gabriela Chávez, hija del fallecido líder venezolano”, señala “Clarín”.

    En mayo del 2013, Argentina y Venezuela firmaron un acuerdo bilateral para la exportación de 80.000 toneladas de arroz. El gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, había hecho el anuncio en la Casa Rosada, durante una visita al país de Nicolás Maduro. Urribarri informó que el negocio sería hecho por los propios arroceros, sin intermediarios.

    Sin embargo, una empresa desconocida llamada Bioart SA, fue la única en recibir los permisos para exportar ese grano a Venezuela. En total, dicha empresa hizo negocios por US$23 millones. Según la investigación de “Clarín“, Bioart realizó estas ventas con un impresionante sobreprecio cercano al 30%.

    La cara visible, Roberto Vignati, de 35 años:

    “Diversos testimonios recogidos por ‘Clarín‘ dan cuenta que Vignati ha tenido un notable progreso económico, que no disimula ni en su propio pueblo. En las redes sociales tampoco oculta tener profunda admiración por Néstor y Cristina Kirchner y por el fallecido Hugo Chávez. El joven viaja seguido a Venezuela y tiene muy buenos vínculos con la política local. Un mes antes de comenzar con los embarques de arroz, en febrero, estuvo con Cheppi y la hija de Chávez.

    A continuación los detalles:

    Lo usual es que los hechos de corrupción sean denunciados por una persona, o a lo sumo por una empresa. Este caso es inédito, porque todo un sector económico, el arrocero, sabe que hay gato encerrado en ciertas exportaciones argentinas a Venezuela y dio aviso a las más altas autoridades del país, sin que nada cambie. En los embarques de arroz dirigidos al país caribeño, la única beneficiada es una firma desconocida en el sector, que vende a precios muy inflados y cuyos dueños tienen trato directo con el ministro Julio De Vido, el embajador Carlos Cheppi, y hasta con María Gabriela Chávez, hija del fallecido líder venezolano.

    Los directivos de la Federación Nacional de Entidades Arroceras (Fedenar) olían algo raro hace rato. En octubre de 2013 alertaron sobre “la incursión de una nueva empresa en las negociaciones comerciales con Venezuela”. Antes, en mayo de 2013, se había firmado un acuerdo bilateral para la exportación de 80.000 toneladas de Arroz Paddy, como se denomina al grano sin procesar, todavía con cáscara. El gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, había hecho el anuncio en la Casa Rosada, durante una visita al país de Nicolás Maduro. Urribarri informó que el negocio sería hecho por los propios arroceros, sin intermediarios. Y agradeció con énfasis las gestiones de Cheppi y De Vido.

    Muy pronto los arroceros sabrían que no había nada que celebrar. Una ignota empresa santafesina llamada Bioart SA, fue la única en recibir los permisos para exportar ese grano a Venezuela. En marzo, ante la mirada atónita del sector, embarcó 10.247 toneladas. Y el 16 de junio salieron del puerto de San Pedro otras 27.500 toneladas de arroz con cáscara, por valor de 16.678.750 dólares. En total los negocios suman US$ 23 millones. Bioart SA realizó estas ventas a Venezuela con un impresionante sobreprecio, cercano al 30%.

    ¿Quién está detrás de Bioart SA? La empresa nació en 2009, pero recién en noviembre de 2013 se inscribió en la AFIP en el rubro “Venta al por mayor de cereales”. En los papeles sus titulares son María Isabel y María Eugenia Vignati, dos jóvenes hermanas de Arteaga, modesto pueblo ubicado a 110 kilómetros de Rosario. Pero la cara visible es la de Roberto Vignati, su hermano mayor. El empresario, de 35 años, viajó a Caracas en febrero de 2013 (meses antes del acuerdo) en una comitiva que acompañó a De Vido. En aquel momento ni soñaba con exportar arroz. Simplemente iba a ofrecer los silos de La Marisa SA, una fábrica de Arteaga vinculada a su familia materna.

    Diversos testimonios recogidos por Clarín dan cuenta que Vignati ha tenido un notable progreso económico, que no disimula ni en su propio pueblo. En las redes sociales tampoco oculta tener profunda admiración por Néstor y Cristina Kirchner y por el fallecido Hugo Chávez. El joven viaja seguido a Venezuela y tiene muy buenos vínculos con la política local. Un mes antes de comenzar con los embarques de arroz, en febrero, estuvo con Cheppi y la hija de Chávez.

    Los arroceros de verdad, mientras tanto, intentaron de todo para recuperar el negocio. A fin de enero, Fedenar planteó sus quejas ante el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela, que se hicieron los distraídos. También protestó sin resultado ante la Secretaría de Comercio Interior, que entregó los permisos de exportación. Su más decidido intento para torcer la historia fue recurrir, el 25 de enero, al gobernador Urribarri, quien compartía en ese momento un viaje a Cuba con Cristina Kirchner. El precandidato K prometió interceder ante la Presidenta. Luego de aquello hubo silencio de radio.

    “Estos negocios benefician a unos pocos empresarios y perjudican a muchos argentinos”, señaló hace pocos días un comunicado de la Cámara de Industriales Arroceros de Entre Ríos. Las dudosas exportaciones de arroz a Venezuela ya se habían concretado.

    La hija de Hugo Chávez, en el centro, compartió una foto con Cheppi y los Vignati, a su derecha.

    *La hija de Hugo Chávez, en el centro, compartió una foto con Cheppi y los Vignati, a su derecha.

    Un sobreprecio de 200 dólares:

    La industria arrocera real está furiosa. No solo porque una firma desconocida les birló el negocio para exportar 80.000 toneladas de arroz cáscara a Venezuela sino además porque, para conseguir ese volumen de arroz, Bioart SA ha venido ofreciendo precios más elevados a los productores, que distorsionan todo el mercado.

    Las agresivas operaciones de la extraña exportadora bendecida por el Gobierno solo han sido posibles porque los embarques de arroz a Venezuela se realizan a un valor increíble, que abre margen para todo tipo de suspicacias.

    Según los documentos aduaneros, la última carga de 27.500 toneladas se transó a un valor FOB (mercadería colocada en puerto) de 606,5 dólares por tonelada. Esto es unos 200 dólares o más por encima de lo que vale realmente la mercadería.

    O lo que es decir con un sobreprecio de 30%. En lo que va del año, Uruguay exportó el mismo tipo de arroz a Venezuela a un promedio de 377 dólares. Brasil lo hizo a 350 dólares. Y aquí ese mismo arroz se paga al productor a menos de 300 dólares.

    Lo más curioso es se trata de un negocio acordado por dos gobiernos. El acta compromiso fue firmada por el ex ministro de Agricultura, Norberto Yauhar, y el ministro para la Alimentación de Venezuela, Félix Osorio Guzmán.

    El joven empresario:

    “Este chico tiene un currículum bastante interesante, sobre todo por la velocidad para convertirse en millonario y ostentoso”, relató un vecino de Arteaga que conoce bien a Roberto Vignati. “El y sus hermanos se mueven muy fastuosamente en autos de lujo por el pueblo, no disimulan nada”, agregó.

    Ese rasgo fue confirmado por varias fuentes de esa localidad santafesina, donde Vignati ya maneja hasta el club deportivo local. Sus negocios tienen ramificaciones por toda la región. En la vecina Cruz Alta, el joven empresario compró una cotizada esquina donde funciona otra de sus empresas, Caisa SRL, que dice dedicarse a la venta de insumos para el agro. No es la única empresa en la que figura como socio. En abril pasado Vignati conformó una firma fabricante de silos y maquinaria, Inarg SA. Y el 10 de junio pasado creó Rosart desarrollos SA, para incursionar también en el rubro inmobiliario.

    Una de sus inversiones más preciadas se ubica en Bell Ville, donde montó un haras llamado Juan Antonio, que cuenta con más de 40 caballos pura sangre de carrera.

    Sus viajes al exterior comenzaron debido a su trabajo en la fábrica familiar de silos Marisa SA, donde su madre tiene participación accionaria minoritaria. Algunas fuentes indican que su padre había militado en la izquierda peronista en los setenta, y que esa fue la llave que utilizó Vignati para ganarse la simpatía del ministro de Planificación, Julio De Vido.

    Más sospechas de corrupción:

    Bioart SA, la sospechosa empresa rosarina que tiene vínculos con el ministro Julio De Vido, no sólo exportó arroz a Venezuela con elevados sobreprecios. Este año también lleva vendidas más de 40 mil toneladas de maíz hacia el país caribeño. Esos negocios se pactaron a valores que son casi 80% superiores a los del mercado y sumaron unos 16 millones de dólares.

    Los propietarios de la ignota firma exportadora son los hermanos Vignati, oriundos de la localidad santafesina de Arteaga. Realizaron su primer embarque de maíz a Venezuela el 28 de febrero pasado, apenas quince días después de haber visitado la embajada argentina en Caracas y reunirse allí con María Gabriela Chávez, la hija de Hugo, el difunto líder venezolano. Ese primer cargamento fue de 13.501,38 toneladas. El valor FOB declarado ante la Aduana era de 391,5 dólares por tonelada.

    El 15 de abril Bioart SA realizó un segundo envío de maíz que quedó registrado en la Aduana de Rosario. En este caso fue de 27.499,67 toneladas, también a un valor FOB de 391,5 dólares. Así, la extraña compañía acumuló embarques por 41.000 toneladas (casi 15% del total de ventas argentinas de ese cereal a Venezuela en lo que va del año) y cobró por ellos 16.593.496,52 dólares FOB.

    Según publicó Clarín, el problema es que ese maíz no valía lo que declaró la empresa sino muchísimo menos. De acuerdo con el precio FOB oficial fijado por el Ministerio de Agricultura para ambos momentos, el valor real de la mercadería era de unos 220 dólares por tonelada. Puede establecerse así que Bioart SA comercializó su maíz a Venezuela con un sobreprecio aproximado de 170 dólares. Es decir que el negocio se pactó unos 7 millones de dólares por encima de lo que correspondía.

    Estos insólitos sobreprecios en los negocios con Venezuela llamaron la atención de otras compañías exportadoras de granos, tal como sucedió con el sector productor de arroz. En ese caso, Bioart SA no sólo acaparó la totalidad del cupo de exportación de “arroz Paddy” pactado entre los gobiernos de Argentina y Venezuela en mayo de 2013.

    También facturó con elevados sobreprecios. Colocó 37.700 toneladas de arroz a 606,5 dólares por tonelada, cuando el valor real de mercado oscilaba entre los 350 y 380 dólares.

    En el caso del arroz, los molinos tradicionales del sector hicieron llegar sus quejas a un sinfín de áreas de Gobierno. En diversas reuniones, supieron delas andanzas de Bioart el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich; el ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela; y el secretario de Comercio Interior, Augusto Costa, responsable de extenderle los permisos de exportación. También el gobernador Sergio Urribarri comentó el caso ante la presidenta Cristina Kirchner en un viaje que compartieron a Cuba.

    Pero nadie intervino. “Las autoridades han sido debidamente y formalmente informadas de esta operatoria y a pesar de eso, la situación no sólo ha continuado, sino que acentuando la convalidación de estos espurios negocios”, se lamentó la Cámara de Industriales Arroceros de Entre Ríos.

    Según diversos testimonios, los Vignati registran un notable crecimiento patrimonial en los últimos años. Roberto, de 35 años y el mayor de los hermanos, conoce a De Vido desde la primera exportación de maquinaria agrícola a Venezuela, varios años atrás. Quien coordinó ese plan fue el ex titular del INTA y actual embajador en Caracas, Carlos Cheppi. Vignati participó a través de Talleres Marisa SA, la fábrica familiar de silos que se ubica en Arteaga.


    Por: Matías Longoni
    @matiaslongoni
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    Argentina, lunes 07 de julio, 2014

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